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La leyenda olímpica David Cal pone en un aprieto a su entrenador

Suso Morlán tiene ofertas del extranjero a las que debe contestar ya, pero el quintúple medallista olímpico le ha pedido que siga con él. El problema es que aún no tiene financiación para volver a entrenar

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Hoy ya no están en el canal Eaton Doney de Londres, en el que el piragüista David Cal consiguió lo que ningún deportista español: su quinta medalla olímpica. Pero eran tiempos más felices. Hoy, ya hace frío en Pontevedra, donde David continúa de vacaciones hasta el 3 de enero. Son unas vacaciones largas que arrancaron el 8 de agosto, cuando su entrenador Suso Morlán le pidió que volviese a vivir: "Aprovecha para hacer todo lo que no has hecho en el último año".

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Pero no quedaba otro remedio después de un año de interminables concentraciones, en el que no se podía quedar con David Cal ni para tomar un café. El desafío mereció la pena. "Ahora, a raíz de la quinta medalla, David nota más respeto, más cariño, más admiración", sostiene su entrenador Suso Morlán, un hombre que acaba de publicar un libro, Cien jornadas de historias olímpicas, en las que ha pasado más horas en Word, corrigiendo y editando cada página, que en toda su vida. "Y no hay derecho a eso", ironiza. "Lo mío es Excel".

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Pero eso ya forma parte de un pasado que no se parece al presente. Suso Morlán se marcha mañana de vacaciones a Colombia, con su niña de 16 meses, pero en su interior respira una enorme inquietud que no favorece la paz. En teoría, podría ser un hombre libre y con mejores horizontes. Tiene dos ofertas del extranjero, "y en una de ellas me doblan lo que cobro aquí", que no le van a esperar eternamente.

Hasta ahora, ha aplazado su respuesta, porque no sabía si David quería seguir o no hasta los Juegos de Río 2016. Suso Morlán le concedió tiempo para pensarlo en el canal de Eaton Doney. "Nos vemos el 3 de enero y me dices, ¿ok?" Pero la semana pasada, nada más subirse al coche, camino de Santiago, el piragüista, el quintúple medallista olímpico, el hombre que acaba de cumplir 30 años, se anticipó a los próximos cuatro años, a los 14.000 kilómetros en el agua y a las 3.500 horas de inhumano trabajo, que le esperan. "Suso", le dijo David, "he decidido que vamos a seguir".

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Hoy, el entrenador, en la soledad de una tarde otoñal, recapacita aquel momento. "Él sabe que yo tengo una oferta, porque la escuchó en Londres mientras se tomaba una Coca Cola, pero el otro día él me dijo, 'oye, Suso, yo quiero seguir', no me dijo ni por un momento 'tú, si quieres vete'. No, yo no escuché eso y, como no hay dinero en el mundo que pueda cambiar esas palabras, yo no le voy a hacer esa putada".

"Si dejo tirado a David ahora, me sacan a bofetadas de Galicia"

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Suso nunca olvidará ese momento al que, por si acaso, ya se había anticipado. "No todo es el dinero en la vida". Todavía sigue pensando que el corazón importa más. Y le parecería inconcebible actuar ahora como "un mercenario" y arruinar a la conciencia que dura doce años. Y, además, si lo piensa egoístamente, existe otro problema: "Si dejo tirado a David ahora, me sacan a bofetadas de Galicia". Y Galicia es la tierra en la que Suso Morlán llegó casi por casualidad al alto rendimiento cuando no era más que un profesor anónimo y, eso sí, vocacional.

"Yo estudié Magisterio. Pero la vida tiene estos guiños. Conocí a David y llevamos doce años en el alto nivel". Por eso se niega a que el dinero pueda destrozar esta historia que colecciona 20 medallas entre Europeos, Mundiales y Olimpiadas y que, bueno o malo, merece un final compartido. "Tenemos que terminar juntos lo que empezamos juntos. En realidad, como amigo, persona y tutor suyo, no lo concibo de otra manera". Así que la duda ahora hermana nuevamente a los dos, entrenador y piragüista, porque hay una pregunta que nadie sigue sin contestar: ¿hay recursos económicos para que David Cal pueda continuar? Han pasado cuatro meses desde aquella maravillosa fotografía en el canal de Eaton Doney, entonces soleado.

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Sin querer, Cal le acaba de poner en un compromiso a su entrenador. "Sí, mi encrucijada es bestial", acepta Suso Morlán, "porque, en realidad, no sabemos si vamos a contar con los medios suficientes para continuar. Sólo falta un mes para el tres de enero, cuando debemos reiniciar los entrenamientos, y no sabemos nada".

Aunque parezca mentira, la crisis también amenaza con mayúsculas a un quintúple campeón olímpico. "El entrenamiento no está en función de la economía, pero sí puede interferir. Si hacemos una concentración es porque la necesitamos, no porque queramos, y si no va a haber dinero para realizarla ¿cómo vamos a continuar?" Suso no quiere enfrentarse a lo imposible. "Sé que no vamos a tener ni un euro más de financiación de lo que había, que ya era muy poco, pero lo que pedimos es que ese poco se mantenga".

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Las cinco medallas tampoco han hecho millonario a David Cal. "¿Quieres saber cuáles son sus ingresos?", pregunta el entrenador, "48.500 € que le dio el COE por la plata olímpica, y 50.000 de la beca ADO. Al margen de eso, dos sponsors pequeños que ahora, como no se sabe lo que va a pasar, ya ni están". Los ingresos de Suso Morlán no se acercan ni de lejos a esas cifras ("¡qué dices!", exclama), pero tampoco las pide. "Ahora bien, lo que no puedo es bajarme el sueldo ni un céntimo". Pero lo cierto es que en la condición actual ni se atreve a pronosticar nada. "¿Has visto los recortes que hay?", pregunta.

"Si David Cal está así, no quiero ni pensar como estarán otros deportistas de menor nivel"

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La vida es tan dura que la otra noche recibió la llamada de Luis Villanueva, el director técnico de la Federación Española de Natación, que le dejó de piedra. "Que te venga un hombre así, que había dejado su plaza de funcionario, que te diga que en su empresa hay un ERE y que se va a trabajar a Nueva Zelanda te hace pensar".

Viendo eso, Suso Morlán es realista, no hace falta el pesimismo. "La situación es la que es. Si esto sigue así, España se va a quedar sin entrenadores como pasa con los investigadores en las universidades que se van al extranjero". Su lectura puede ser más amplia. "Si David Cal está así, no quiero ni pensar como estarán otros deportistas de menor nivel, muertos de miedo, imagino".

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Pero la crisis es así: no perdona, ni siquiera a tipos con biografía de leyenda como David Cal con 30 años recién cumplidos. "No tiene Formación, pero algo le saldrá", explica Suso. "No de portavoz del Gobierno, pero sí en una escuela gallega o algo parecido". Aunque antes de que llegue ese momento, el entrenador pide una respuesta, un compromiso antes de que sea tarde: "Si no puede ser, que nos lo digan ahora y no que luego nos dejen tirados a mitad de camino". Sobre todo, porque entonces él ya habrá renunciado a sus ofertas en el extranjero y David Cal no merecería un final así con el que, por cierto, ni cuenta Alejandro Blanco, presidente del COE (Comité Olímpico Español). Suso Morlán no se olvida de lo que les dijo la semana pasada: "Si no hay dinero para tí, David, sobramos todos". Pero la realidad va más lenta y en la Federación Española de Piragüismo, antes de aprobar nada, todavía hay que elegir presidente. La espera cada día se hace más tensa.

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