Infierno de valientes
El Villarreal remonta ante un exigente Nápoles con goles de Nilmar y Rossi
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Gran partido en El Madrigal. Se adelantó el Nápoles, superior en el tramo inicial, pero reaccionó el Villarreal para remontar al filo del descanso. Luego tocó sufrir, sobre todo cuando salió Cavani, un dolor de muelas. Los italianos pusieron contra las cuerdas a los castellonenses, que aguantaron con la soga al cuello. Intenso intercambio de golpes en el infierno de El Madrigal, partido no apto para cobardes.
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El Nápoles pareció que iba a comerse muy pronto al Villarreal. Salió como perro de presa y enseguida puso el partido de cara, cayendo cruz para los amarillos. Lavezzi, demoledor, centró para que se adelantara Hamsik. Tuvieron los italianos noqueados al conjunto castellonense durante muchos minutos, pero no desesperó el equipo de Garrido, que supo aguardar la llegada de Nilmar y Rossi para después competir con su rival a la hora de cerrar filas. Fue al filo del descanso, cayendo como una pesada losa, cuando Nilmar sacó el piquete y abrió un agujero en la tupida red celeste. Agujero que Rossi agrandó con otro tanto seguido. El Madrigal vivía montada en una noria.
Nadie hubiera pensado, visto el arranque, que el Villarreal llegaría vivito y coleando al descanso. Desde muy pronto se vio la dificultad que entrañaría doblegar a los italianos. El Nápoles salió a cara de perro, con las mandíbulas afiladas y una presión agobiante. Cada vez que cogían el balón Valero y Bruno, aparecían hasta tres jugadores celestes para cerrar cualquier vía de pase. Gargano y Yebda eran dos lapas en el poblado y elástico centro del campo italiano. Y el mazazo llegó pasado el cuarto de hora. Lavezzi, que ya había dado muestras de su poderío en ataque, centró a pierna cambiada desde la derecha para que Hamsik rematara en plancha y a placer. Mazazo y, según las trazas, una losa para el Villarreal.
Lo peor no fue que tocara remontar, sino que el Nápoles parecía una montaña difícil de escalar. El Villarreal así lo sintió, incapaz de trenzar su juego, y dejando que fuera Borja Valero quien lo intentara con disparos desde fuera del área. Lavezzi pudo sentenciar al plantarse solo ante Diego López, que rompió con su salida el finiquito. Cada contragolpe italiano escocía. Fue entonces cuando apareció la magia de Borja Valero, el que más y mejor intentó hurgar en la roca napolitana. Su pase entre líneas fue providencial, lo mismo que el disparo cruzado de Nilmar. El brasileño cambió con su gol el decorado. Si todo era de color celeste hasta el borde del descanso, de pronto brilló el amarillo como si el sol despuntara tras la cima. Rossi culminó la remontada en cinco minutos de locura.
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Mazzarri sacó luego a Cavani y el partido se electrificó, aumentando el voltaje y abriéndose el partido como un melón. Un melón sin duda jugoso porque ambos sacaron lo mejor de sí. El Nápoles buscó el empate con intensidad, a punto de lograrlo Cavani que estrelló su disparó contra el poste. No hubo tregua hasta el final. El Villarreal aguantó y deshizo la roca napolitana.
Villarreal: Diego López; Mario, Gonzalo, Musacchio, Capdevila; Cani (Marcos Gullón, m. 80), Valero, Bruno, Cazorla (Catalá, m. 78); Rossi (Marco Rubén, m. 89) y Nimar.
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Nápoles: De Sanctis; Zúñiga, Campagnaro, Cribari (Mascara, m. 82), Ruiz; Sosa (Cavani, m. 53), Gargano, Yebda (Pazienza, m. 64), Dossena; Hamsik y Lavezzi.
Goles: 0-1. M. 17. Hamsik remata en plancha un centro desde la derecha a pierna cambiada de Lavezzi. 1-1. M. 42. Nilmar cruza con la derecha un pase entre líneas de Borja Valero. 2-1. M. 45. Valero cede a Rossi, se adentra en el área, dispara y el balón se cuela por encima de De Sanctis, tras pegar en Zúñiga.
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Árbitro: Cüneyt Çakir (TUR). Amonestó a Musacchio, De Sanctis, Cazorla, Campagnaro, Capdevila, Nilmar, Hamsik.
El Madrigal: 22.000 espectadores. Clasificado el Villarreal por un global de 2-1.