Por una halterofilia sin tramposos
Reasignación de medallas
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El mayor veneno de la historia del deporte es, sin lugar a dudas, el dopaje. Son innumerables los casos que han manchado su imagen y han dejado muy mermada su salud. Con el paso de los años, no se ha encontrado el antídoto perfecto, y los tramposos continúan incrustados en las arterias de muchas disciplinas deportivas, cierto es que algunas están más infectadas que otras. Es el caso de la halterofilia, que probablemente está viviendo su peor momento. Desde los Juegos Olímpicos de Pekín, y quizá porque no se ha investigado en profundidad con anterioridad, no da pie con bola. Escándalo tras escándalo llenan los espacios de los medios informativos. No se habla de deporte, y la gran mayoría ha explotado, ha levantado su voz y ha dicho ¡basta!
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Juegos Olímpicos de Pekín. Año 2008. Finaliza la competición en la categoría de 75 kilos y el podio lo componen Leia Cao (oro), Alla Vazhenina (plata) y Nadezhda Evstyukhina (bronce). Lidia Valentín finaliza quinta en su debut en una cita olímpica y aguarda en la trastienda a la ceremonia de entrega de premios. Suena el himno chino, ovación del respetable a las tres medallistas, sonrisas y besos por doquier… ¡Todo falso! Ocho años después, el Comité Olímpico Internacional (COI) y la Federación Internacional de Halterofilia (IWF) confirman los positivos de dos de ellas: la china Cao y la rusa Evstyukhina. Pero no sólo eso, sino que la cuarta clasificada, la bielorrusa Iryna Kulesha, también es pillada in fraganti. Hormonas, anabolizantes… Una barra libre que provoca, a falta de confirmación definitiva, que la española pueda ser la subcampeona olímpica de 2008.
Reasignación de medallas
¿Cómo se les queda el cuerpo después de todo esto? Quizá dejen de creer en el deporte, o en esta disciplina en concreto. Y nadie les culpa, es la sensación que tienen los propios protagonistas. “Necesitamos justicia. La gente se tiene que enterar. El dopaje debe estar súper perseguido”. Éstas eran las palabras de Lidia Valentín en la previa a la competición de los Juegos de Río del pasado verano. No es para menos, a la española le habían arrebatado dos medallas, una de ellas ya recuperada y otra que probablemente le sea concedida toda vez que se resuelvan todos los trámites burocráticos entre COI y IWF. Pero lo que nunca podrán devolverle es el momento de gloria sobre el podio de ambas citas olímpicas. “Eso nunca podré revivirlo, y es una pena”, comentaba la española en una conversación con Revista Elite Sport en la Residencia Blume.
La injusticia no es sólo para Lidia
Ahora bien, por patriotismo nos hemos centrado sólo en una categoría (femenina) y en un peso (75 kg), pero es extensible al conjunto de uno de los deportes más antiguos que se conocen. Hasta nueve deportistas dieron positivo en Pekín, y otros tantos en Londres. El pasado verano en Río, tan sólo uno. Algo parece haber mejorado, pero lo que queda claro es que la halterofilia ha vivido infectada durante demasiado tiempo. Andrés Mata, uno de nuestros representantes en Río y que conquistó diploma, lo comentaba a este medio tras los Juegos: “Es una lástima saber qué compites con gente que no está en las mismas condiciones que tú. Necesitamos una revolución y limpiar todo esto, porque nuestro deporte merece mucho la pena”.