Este artículo se publicó hace 13 años.
Para hacérselo mirar
En otro partido confuso, La Roja vuelve a sufrir 'el mal de los amistosos' y sólo evita la derrota in extremis ante Costa Rica con un gol de Villa. Casillas deslució su récord con una pifia de las que no se le recuerdan
Enrique Marín
Desde que el debate de “Raúl, selección” quedó definitivamente cerrado, la figura de Casillas no ha dejado de crecer y crecer al frente de La Roja. El capitán es desde anoche más internacional que nadie en “mi equipo”, como Iker llama a la selección. Sin embargo, más que celebrar su récord el guardameta pareció querer homenajear anoche a su antecesor, Zubizarreta, famoso por sus esporádicas cantadas. No se le recuerdan a Casillas pifias como la que cometió. En lugar de dar un pelotazo ante la imposibilidad de coger el balón con la mano, Iker intentó jugarlo y se trastabilló con él. Brenes, muy atento, resolvió con maestría y adelantó a Costa Rica ante la incredulidad de todos. A partir de ahí, todo el partido fue una confusión para España, que sólo evitó la derrota in extremis. Para hacérselo mirar.
Tras la abolladura de Wembley, La Roja necesitaba lamerse la estrella. Sacarle brillo, incluso. Del Bosque habló de no cegarse en una forma de jugar, lo cual se podía interpretar como que dudaba del estilo. Sin embargo, el seleccionador no fue del dicho al hecho y anoche sorprendió con sólo cuatro cambios con respecto a Londres. Sin Busquets. Con Xabi Alonso entre Xavi e Iniesta. Y con Cesc por delante, flanqueado por Mata y Villa. De nuevo la fórmula del 9 mentiroso que Guardiola ha implantado en el Barça, pero con Messi y para Messi. Y de nuevo con Ramos de central, a quien Mourinho se vio obligado a recolocar en el Madrid por la lesión de Carvalho y ahí se ha quedado también en La Roja.
España salió con la caraja y le costó acostumbrarse a un campo irregular
En seguida se vio que a España no le iba a resultar fácil sacudirse la presión de una correosa Costa Rica, para quien su enfrentamiento con la campeona del mundo era una fiesta nacional. Entre la caraja colectiva, posiblemente debida al jet-lag, y que el campo se fue poco a poco levantando hasta convertirse en un patatal, el caso es que La Roja no lograba hilvanar tres pases seguidos. Después de un par de avisos de los costarricentes, llegó el descosido de Casillas y el gol de Brenes. La reacción de España fue más impulsiva que convincente y se acercó a la portería de Navas, aunque a trompicones, con hasta tres ocasiones más o menos francas de Cesc en boca de gol. Campbell, que demostró por qué le ha fichado Wenger para el Arsenal, se sacó de la manga un zurdazo que sorprendió a Casillas.
Como era de esperar, en el descanso Del Bosque introdujo cambios. Entraron Busquets, Jesús Navas y Cazorla, además de Valdés por Casillas. Se acabó el 9 de mentira, pues Cesc retrasó su posición, y Villa se colocó en punta. A lomos de Iniesta, España apretó y apretó, pero Costa Rica supo administrar su ventaja. El seleccionador siguió experimentando y dio entrada a Torres por Monreal. Villa buscó el gol, pero quien lo encontró primero fue Silva. Después, ya en tiempo de prolongación, llegó, esta vez sí, el empate de Villa. España salvó el honor, pero volvió a dejar dudas. Demasiadas.
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