El gimnasta español que luchó por competir en un mundo de mujeres
Mucho por hacer
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Nueve campeonatos nacionales y sólo ha valorado de verdad el último.
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Probablemente no se acuerda de la faena que le hicieron en 2009, ya con veintidós años, cuando iba a competir con toda la ilusión en un campeonato nacional, después de varias temporadas haciéndolo en categoría open. Dos meses antes, le dijeron que no podía, tirando por la borda tanto trabajo, tantos sueños. La Federación ordenó que cada Comunidad regulara el torneo a nivel autonómico. La suya, la valenciana, también lo rechazó. “Sentí muchísima frustración, lo pasé muy mal. Y la única manera de pelear en aquel momento era hacerlo público, que llegara a la sociedad”.
“Hay muchos hombres y mujeres que no lo ven bien. Durante décadas, la mujer ha buscado el hueco que le pertenece y ahora somos nosotros los perjudicados, cuando hay espacio para todos. Entiendo que los cambios no son fáciles y que visualmente pueda ser chocante, pero siempre hay que darle la posibilidad a cada persona de que sea feliz y de que pueda cumplir sus sueños”, asegura.
Mucho por hacer
Hoy muchas cosas han cambiado, aunque queda tanto por hacer. Han pasado de ser tres participantes varones en 2005 o cinco en 2009 a quince en la última edición. Y a tener competidores en todas las edades. “Los niños de infantil son diez veces mejores de lo que era yo a su edad”, revela con cierto orgullo. O a disponer de tres horas y media, toda una tarde, para su prueba, cuando antes apenas les daban cuarenta minutos. O a tener algún tipo de ayuda, de empresas privadas, eso sí. Ninguna subvención pública.
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“Desde pequeño, me he encontrado con una sucesión de puertas cerradas por todas partes"
Pero aún resta mucho desarrollo. Por ejemplo, todavía no hay mundiales o europeos, sólo pequeños torneos a nivel internacional. Además, siguen compitiendo en todo el mundo bajo las reglas de la disciplina femenina. “Imagino que con el tiempo habrá más modificaciones porque es necesario, porque los cuerpos y las cualidades son diferentes”. En otros países están peor. Hay gimnastas de Francia o de México que vienen a competir a España porque en sus países la modalidad masculina no está regulada. Y Rubén, que por las tardes ejerce de entrenador de un equipo de chicas, quiere hablar con sus federaciones para ayudarles.