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Ferrer hace tambalear el número uno de Nadal

El alicantino vence al balear en semifinales de París por 6-3, 7-5 y se enfrentará en la final a Djokovic. Si el serbio vence, la lucha por el numero uno mundial quedará reabierta

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El español David Ferrer alcanzó hoy la final del Másters 1.000 de Bercy, que ganó el año pasado, tras derrotar a su compatriota Rafael Nadal, número uno del mundo, por 6-3, 7-5, por lo que se medirá contra el serbio Novak Djokovic.

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Visiblemente incómodo, el mallorquín no pudo con el de Jávea, que demostró que en la pista cubierta parisiense se siente como en casa y donde sólo precisó de una hora y 38 minutos.

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Para revalidar el título de Bercy, el único Masters 1.000 que figura en sus vitrinas, Ferrer deberá vencer a un Djokovic al que no gana desde 2011. En el balance total, el serbio se ha impuesto en 10 de los 15 duelos, incluidos los cuatro últimos. Pero el levantino ha demostrado que en esta pista es capaz de cosas extraordinarias, como vencer al número uno del mundo al que no ganaba desde los cuartos de final del Abierto de Australia de 2011.

En busca de su segundo Masters, Ferrer ha privado a Bercy de su final soñada, entre los dos mejores del circuito, algo que sólo ha sucedido una vez en su historia, en 1990. Con su derrota, Nadal ve debilitado su puesto de número uno del mundo, que podrá caer del lado del serbio si mañana derrota a Ferrer en la final.

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Ferrer saltó como un huracán, deseoso de volver a jugar, como el año pasado, la final en el recinto donde conquistó el primer Masters 1.000 de su carrera. El de Jávea rompió el servicio de Nadal en su segundo saque y no dio al mallorquín opción de inquietarle. Sólo en el séptimo juego tuvo una bola para igualar la desventaja, pero Ferrer no se vino abajo y la remontó.

En el siguiente, fue Nadal el que retrasó el final del set al levantar un 0-40, pero en el noveno, con su servicio, Ferrer cerró la manga fácil. La segunda tampoco cambió la dinámica del partido, con un Nadal fallón ante un impecable Ferrer. La presión del mallorquín fue superior, pero el de Jávea no perdió la calma. En el segundo juego remontó cuatro bolas de rotura y, al siguiente, arrebató el servicio a su rival.

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Lo mantuvo hasta que en el décimo sacaba para gana. Ahí le vino el vértigo de la victoria y dejó escapar su saque. El partido recobraba vida, pero Nadal no parecía en condiciones de mantener el duelo. Al siguiente volvió a dejar escapar su servicio. En la segunda oportunidad que tuvo para cerrar el encuentro Ferrer no falló.

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