Este artículo se publicó hace 11 años.
Una esperanza en el fútbol para los parados mayores de 55 años
Fernando Vázquez, de 58 años, llevaba seis parado, y aceptó una oportunidad que parecía un suicidio en el Deportivo. "Quería que la gente viera que sigo vivo", afirma
Hace dos meses, Fernando Vázquez Pena era una de las 530.700 personas mayores de 55 años en paro, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística. Una cifra que no pasaba de las 131.000 personas en 2007 , pero precisamente ese fue el año en el que Vázquez entrenó al Celta, su último equipo. Desde entonces, se había convertido en un hombre demasiado mayor para encontrar un trabajo y demasiado joven para jubilarse. Llevaba seis años parado, había encontrado refugio en la bicicleta ("pensaba participar en un triatlón de distancia olímpica esta primavera"), pero aun así sus tres hijos, dos de los cuales estudian en Madrid, le decían que le veían "un poco muerto".
El propio Vázquez reconocía que llevaban razón, porque "yo no estaba del todo bien". Y lo que es peor, se le estaba acabando el dinero, "porque el dinero se gasta y se acaba" y, entre las opciones que manejaba, comenzaba a cobrar fuerza la de volver a la enseñanza como profesor de instituto. Él es funcionario y, desde que comenzó su carrera de entrenador, tiene la excedencia indefinida. Pero no hubo que llegar a ese extremo.
Fernando Vázquez cumplirá 59 años en octubre y dista de ser aquel hombre joven y desconocido para el gran público al que Caneda dio su primera oportunidad como entrenador del Compostela en la década de los noventa. Después, recorrió media España como entrenador. Tuvo una época en la que nunca le faltaba trabajo. "Cuando vas de un sitio a otro, en realidad, no valoras lo difícil que es. Crees que va a ser siempre así hasta que pasan los años y ves que no sale nada", afirma.
En estos últimos seis años en paro tuvo una pequeña oportunidad de marchar a Australia, pero aquella idea no fraguó, "porque si no es por mucho dinero, y no lo era, no tiene sentido", señala. Así que su máxima relación con el fútbol se limitó en esos seis años a sus colaboraciones con la televisión gallega en los partidos de la Champions. Pero, naturalmente, eso era poco para un hombre que, a pesar de vivir en Santiago, a unos 50 kilómetros de A Coruña, jamás iba a Riazor. "No quería que me viese la gente y pensase que me estaba ofreciendo. Yo nunca fui así", aclara.
El pasado 24 de octubre, Fernando Vázquez cumplió 58 años, pero no fue un día demasiado feliz. Cumplía un año más y a esas edades cada dígito de más en el DNI parece reducir las posibilidades de regreso al mercado laboral. Los datos de la EPA lo demuestran, pero hace casi dos meses Vázquez saltó esas barreras. Recibía la llamada de Lendoiro para hacerse cargo de un Deportivo moribundo.
"Quería que la gente viese que sigo vivo"En realidad, le ofrecía un contrato temporal que no llegaba a los seis meses, un sueldo muy discreto y unas opciones tan escasas que todavía hay motivo para preguntarle si alguna vez en toda la historia de Galicia se encargó a un hombre una misión más difícil que ésa. Vázquez, primero, sonríe: "Es una pregunta simpática, pero realista". Y después quiere suponer que sí, "porque la historia es muy amplia", pero sí es verdad que esto de ahora no parecía nada fácil de solucionar. "Cuando llegué, siempre dije que mi fracaso no sería no mantener al Depor en Primera. Me puse metas más fáciles. Mi fracaso hubiera sido no ser capaz de cambiar al equipo, y acerca de las posibilidades de salvación nunca pensé que tuviésemos más de un 25 o 30%, pero imposible... No, de imposible no hay nada en el fútbol", asegura.
"Volví para volver a la actualidad. No sé si era lo más aconsejable, pero era lo que me ofrecían"
En cualquier caso, esto de ahora demuestra que siempre hay una esperanza por la que levantarse, incluso para las personas mayores de 55 años que hoy ven imposible volver al mercado laboral. Vázquez podría ser el ejemplo de todas ellas. Pero, a cambio, hay que saber advertir la oportunidad y hasta rebajar el caché: "Yo no volví por dinero", explica. "Volví para volver a la actualidad. No sé si era lo más aconsejable, pero era lo que me ofrecían. Aunque pareciese absurdo, era una oportunidad. Quería que la gente viese que sigo vivo, que aún soy valido para esto". Y ahora mismo existe gente como el legendario Valerón que, en sus 37 años de vida, promete que jamás ha visto a "un entrenador tan entusiasta como Vázquez", lo que demuestra que la edad es sólo un prejuicio más del mercado laboral.
Vázquez imagina que ya no es como aquel hombre que celebraba los goles del Compostela corriendo como un poseso por la banda y que tuvo la valentía de contestar al presidente Caneda, cuando bajó irritadísimo al vestuario, tras aquel mítico gol que les hizo el brasileño Ronaldo: "Presidente, ese gol hará eterno al Compostela". De hecho, Vázquez hoy recuerda que él llevaba razón. "Siempre que aparece por televisión se recuerda que el rival fuimos nosotros", señala. Pero aquello fue en 1996, cuando Vázquez tenía 42 años y parecía un intelectual recién llegado al fútbol de elite. Hoy, ya quizá sea distinto. "La gente me dice que me ve más tranquilo, más relajado", declara, aunque esta experiencia en el Deportivo se está volviendo tan intensa que ya cualquiera sabe. Valerón insiste que "lo de Vázquez es lo más llamativo que he visto en mi vida. Está como loco".
Su primer triatlón, por supuesto, tuvo que esperar. Debido a una oportunidad que parecía un suicidio, Fernando Vázquez Pena ha vuelto a ser el que fue.
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