Este artículo se publicó hace 14 años.
Por España y por el fútbol
Hoy se hace el silencio para que hable sólo el fútbol. Esta noche la vida de todos nosotros quedará en suspenso durante 90 minutos, pendientes del resultado de un partido. Estamos ante la expresión máxima de la grandeza del deporte, la magia capaz de hacer vibrar a millones de personas a la vez ante un mismo acontecimiento. Todos nos sentimos parte de una misma energía colectiva donde se integran de manera armoniosa y fructífera quienes hasta hace poco eran rivales enconados.
De forma natural, sin complicaciones ni artificios, madridistas y culés hemos celebrado con el mismo entusiasmo los pases mágicos de Xavi, el cabezazo histórico de Puyol, las carreras de Sergio Ramos o los increíbles paradones de Casillas. Esta noche volverá a suceder: unos se pintarán la cara y saldrán a vivirlo a la calle, otros nos quedaremos en casa, pero todos estaremos unidos detrás del equipo que a todos nos representa.
¡Y qué orgullo que nos represente un equipo tan sensacional! La España que nuestra selección presenta al mundo es una España joven, moderna, desinhibida y eficaz. Una España que inspira confianza y optimismo. Este domingo 11 julio ya está señalado como una fecha imborrable en el imaginario de cada uno de nosotros. Pase lo que pase esta noche, los integrantes de esta selección ya han hecho historia.
La España que la selección representa es joven, moderna, desinhibida y eficaz
Cada vez que España participe en un Mundial de fútbol lo hará sin urgencias históricas. Los jugadores de hoy han marcado el camino de nuevos y mayores éxitos para el futuro. Eso ya está ganado y nadie podrá arrebatarnos la satisfacción, la alegría y el orgullo que esta selección nos ha deparado durante el campeonato.
Vicente del Bosque y los suyos llegan a la final con los deberes hechos, han cumplido más allá de las expectativas: han enterrado los tópicos, jubilado los fatalismos y superado los complejos para escribir una página memorable de nuestro deporte.
Son un equipo ganador y no por casualidad o por una extraordinaria conjunción astral, sino por el trabajo bien hecho y mantenido en el tiempo; porque la calidad de cada uno de los jugadores se ha puesto al servicio del proyecto común y no está habiendo más protagonismo que el del equipo. Los jugadores demostraron que forman una selección fuerte porque nunca renunciaron a su personalidad. Consiguieron mantener en todo momento la concentración y la confianza necesarias para sobreponerse a las dificultades.
Han tenido cabeza y corazón. Han demostrado que la furia española es mucho más eficaz cuando va a acompañada por la paciencia, la perseverancia y el control. Por todo ello constituyen un ejemplo impagable... y no sólo en términos deportivos. Nuestros jugadores han llevado a Suráfrica la alegría del fútbol, la precisión, la imaginación y el control de ese descontrolado balón del campeonato. Sólo les han faltado los goles, y esos vendrán esta noche.
Los españoles han sido los grandes defensores del fútbol a lo largo de este Mundial y en justa correspondencia, esta noche hablará el fútbol, el universal, para agradecer la entrega de los nuestros con la gloria del campeonato.
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