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¿Deben mezclarse deporte y política?, el viejo debate que resurge cuando los futbolistas toman la palabra

Mientras Mbappé llama a movilizarse contra la ultraderecha, Unai Simón asegura que los deportistas no deben opinar sobre política. Aunque no es lo habitual, hay varios futbolistas que no dudan en mostrar su compromiso.

Kylian Mbappé
Kylian Mbappé en una imagen del pasado 7 de junio en un partido amistoso con la selección francesa. Caroline Blumberg / EFE

El llamamiento de Kylian Mbappé a votar contra la ultraderecha en las próximas elecciones legislativas francesas convocadas de forma anticipada para el 30 de junio y el 7 de julio, ha puesto en el foco la lucha de los deportistas franceses contra el partido de Marine Le Pen: casi 200 de ellos han alzado su voz en un manifiesto que se hizo público este domingo en el diario L'Équipe en el que piden el voto "contra la extrema derecha". Entre ellos se encuentran Thierry Henry, seleccionador francés sub 21, y otras estrellas de la selección francesa de fútbol como Ousmane Dembelé y Marcus Thuram, pero también otros que triunfaron en otras disciplinas como es el caso de Yannick Noah, François Gabart, Marie-José Pérec, Marion Bartoli o Yohann Diniz.

"No podemos resignarnos a ver a la extrema derecha tomar el poder en nuestro país teniendo en cuenta que está en oposición profunda con la construcción de una sociedad democrática, tolerante y digna", señalan los firmantes del manifiesto.

El Gobierno de Francia ve con muy buenos ojos que los deportistas rechacen a la extrema derecha. Amélie Oudéa-Castéra, ministra francesa de deportes, lo celebró este lunes: "Sin obligar a nadie a hacerlo, doy la bienvenida a quienes se han pronunciado en los últimos días", señaló en declaraciones a la prensa durante un ensayo de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024.

Lo cierto es que las declaraciones de Mbappé han provocado una reacción en cadena en el mundo del fútbol. Han sido muchos los periodistas que han preguntado a otros futbolistas que participan en la Eurocopa por las palabras del jugador francés del Real Madrid. Al no ser franceses, muchos de estos futbolistas han esquivado el bulto aduciendo que no se debe mezclar fútbol con política.

Unai Simón, portero de la selección española, ha sido categórico en este sentido y se ha negado a hablar del asunto en una rueda de prensa celebrada este lunes. "Tenemos muchas veces la tendencia a opinar demasiado de ciertos temas cuando no sé si deberíamos opinar o hacer esas cosas porque yo aquí soy jugador, me dedico al fútbol y soy profesional del balón. Lo único que debería hablar en estos momentos es de temas deportivos y temas políticos dejarlos a otras personas o entidades", afirmó Unai Simón.

Los jugadores italianos también consideran que deban mezclarse fútbol y política. "Nosotros no hablamos de política, hablemos de fútbol, por favor. Eso es una situación que afecta a Francia y nosotros no hemos hablado nunca de política", dijo el responsable de comunicación de la selección italiana cuando Davide Frattesi fue preguntado este lunes por la situación.

Esta postura reabre un viejo debate: el de si el mundo del deporte  deben hacerse pronunciamientos políticos e implicarse en causas como la lucha contra el racismo o la pobreza. Lo cierto es que el caso de Mbappé no ha sido el primero ni tampoco el único. Hace unos meses, en una entrevista con Virginia P. Alonso, directora de Público, Héctor Bellerín, futbolista del Betis, ponía el dedo en la llaga: "En el fútbol hay mucho miedo a cambiar y eso provoca esta hipermasculinización tóxica", afirmaba el jugador del Betis.

Otros casos de futbolistas comprometidos

Ahí está, por ejemplo, el caso de Marcus Rashford, jugador inglés del Manchester United, conocido por ser un defensor activo contra la pobreza infantil en el Reino Unido. Durante la pandemia, lideró una campaña que obligó al Gobierno británico a proporcionar comidas gratuitas a niños de familias necesitadas durante las vacaciones escolares. Rashford también ha establecido una fuerza de trabajo para erradicar la pobreza infantil.

Tampoco hay que olvidar a la exfutbolista estadounidense Megan Rapinoe. La antigua estrella del equipo nacional femenino de Estados Unidos ha sido siempre una firme defensora de los derechos del colectivo LGBTQ+, el feminismo y la igualdad salarial en el deporte. Su lucha llevó a un acuerdo histórico para igualar la compensación entre los equipos nacionales masculino y femenino de Estados Unidos.

El caso de Juan Mata, el jugador español que cofundó la iniciativa Common Goal, también es paradigmático porque moviliza a la industria del fútbol para que done el 1% de sus ingresos a proyectos que luchan contra la pobreza extrema en el tercer mundo. Más de 160 jugadores se han unido a esta causa y ya donan el 1% de sus altos salarios.

Otros promueven la lucha contra el racismo. Es el caso de Troy Deeney y Wes Morgan: ambos jugadores han liderado esta causa en el fútbol inglés. Ellos fueron los impulsores de un gesto que triunfó: que todos los equipos se arrodillaran antes de los partidos como muestra de solidaridad contra el racismo y la brutalidad policial.

También destaca el caso de Didier Drogba. El exfutbolista marfileño ha promovido la paz y la educación en su país natal, Costa de Marfil, a través de la fundación que lleva su nombre. Ha distribuido suministros escolares y regalos navideños a niños huérfanos y vulnerables, y ha invertido en infraestructura y deportes para apoyar el desarrollo en África.

En España no es habitual la implicación de los jugadores en causas políticas o solidarias. Prima la idea de que no hay que mezclar deporte y política y quien lo ha hecho ha sido diana de críticas. Ocurrió con Gerard Piqué, por entonces jugador del Barcelona, cuando apoyó públicamente la celebración de un referéndum sobre la independencia de Catalunya.

En España se pueden contar con los dedos de una mano los jugadores que aprovechan su privilegiada posición para expresar su opinión política: Borja Iglesias o Héctor Bellerín, dos jugadores del Betis, fueron casi los únicos jugadores masculinos que se solidarizaron con Jennifer Hermoso cuando se produjo el beso no consentido de Luis Rubiales a la jugadora de la selección española. Los dos jugadores también fueron de los pocos que se mojaron en las elecciones generales de julio de 2023 pidiendo el voto a favor del progreso y contra el fascismo.

Casi siempre se ha dicho que no se debe mezclar deporte y política. Pero, ¿por qué tiene que ser así? El debate al respecto siempre ha sido muy intenso. La ministra francesa de deportes reflejó muy bien este lunes la situación: "Hay que respetar las diferentes posturas. Algunos deportistas sienten la necesidad de pronunciarse públicamente sobre la situación política del país, pero otros prefieren expresar sus opiniones en círculos más privados o mantenerse al margen, aunque esto no les impide estar comprometidos".

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