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Cristiano, ¿héroe o villano?

El vestuario blanco defiende al astro portugués después de que parte de la grada del Bernabéu le silbara ante el Barça

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"Nunca me cansaré de ganar hasta que me retire". En la biografía de Cristiano figura esa declaración. También un perpetuo desafío a la ambición: "La vida se construye de dificultades". Por eso aprendió en Manchester que "el talento no lo es todo". De ahí esa arrogancia que tampoco le molesta. "Que me piten me motiva aún más". Sin embargo, la noche del sábado sucedió algo extraño para Cristiano. Aprendió que el Bernabéu ya no lo tolera todo. Su partido victimista agotó la paciencia de la hinchada. Y fue la primera vez que escuchó los silbidos de Chamartín. No hizo caso de Casillas. "El Barça no puede ser una obsesión". Su desobediencia, en todo caso, no impidió que el capitán lo defendiese: "Cristiano nos da títulos y goles".

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La grada, sin embargo, no compartió esa idea. Cuando pitó a Cristiano, el delantero ya había aceptado su incapacidad frente al gol. Primero, abandonó la idea de pasar el balón del 2-0 a Di María. Luego, menospreció el empate a dos con un cabezazo sin venganza. Y después ya no volvió más. Si ese es o no balance suficiente para responsabilizarle ya es cosa de Mourinho. Pero en la noche del sábado hubo algún sector de la grada que le retiró su confianza. Fue duro y real. Los silbidos no se olvidaron en la madrugada. Sergio Ramos, que los escuchó, prefirió ahorrarse la sentencia. "No hay que ponerse tan negativo contestó. El fútbol sigue y la Liga no se ha acabado".

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La leyenda negra de CR7 ante los azulgranas enfada a la masa madridista

Sin embargo, hay detalles que tampoco pasa nada por recordar. En julio de 2009, Cristiano llenaba el estadio en su presentación. Los 80.000 espectadores que acudieron al Bernabéu superaron a los 50.000 que recibieron a Maradona en Nápoles en 1984.

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Cristiano no sólo era un futbolista. Era el signo de una nueva época para batallar frente al Barça de Guardiola, que acababa de ganar 2-6. Cristiano sólo pidió tiempo. "Hay que ser firmes, pero sensatos". 17 meses después, la estadística no aprecia su trabajo: no ha ganado un solo partido de Liga al Barça, no ha logrado ningún gol en jugada, no ha contestado la hegemonía de Messi ¿Acaso es suficiente para invitar a la esperanza? ¿Dónde está la lógica en un futbolista acostumbrado a golpear récords? ¿Por qué siempre le pasa ante el Barça?

La pregunta no fue posible para Cristiano, que no apareció el sábado ante la prensa. Era la noche ideal, la primera vez que lo pitaban en Chamartín. Mourinho dice que no se enteró. "Estoy en el banquillo reaccionó ante los periodistas y no tengo tiempo para disfrutarlo o verlo como vosotros". Pero la realidad es invulnerable y Cristiano vivió una noche traidora. La decisión del Bernabéu fue extraña con uno de sus símbolos. El pasado no recuerda reproche alguno a Juanito, Butragueño o Raúl. Pero en ninguna otra época el Barça ganaba con tanta facilidad en Madrid. De hecho, Casillas ya es el portero del Madrid más goleado (49) frente al eterno gran rival.

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Y eso no es culpa de Cristiano. Existe una leyenda negra, la suya frente al Barça, que enfada a su público y que nació en la final de la Champions2009. Jugaba con el Manches-ter y se obcecó cientos de veces ante Piqué, Puyol o Valdés. La crónica se repite desde entonces. Y ya ni sus adeptos comparan su valor con el de Messi. Y en su defensa algunos aducen un problema de ansiedad. Máxime porque la psicología deportiva recuerda que "sólo con un 100% de motivación se consigue lo que uno quiere en el deporte".

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