Este artículo se publicó hace 12 años.
Un clásico visto por dos clásicos
Esteller y Abad, ex de Barça y Baskonia, analizan la semifinal
Recuerda Santi Abad (Barcelona, 1969) que la final de la Copa de Rey de 1994, celebrada en Sevilla, concluyó como un "combate". El entonces Taugrés afrontaba, por vez primera en su historia, la posibilidad de alzar el trofeo copero y sus suplentes acabaron batiéndose casi a golpes con los jugadores del Barcelona, campeón a la postre. "Aquello fue muy traumático", asegura a Público el exala-pívot catalán, cotizado sexto hombre de numerosos equipos españoles durante la década de los noventa. Abad, que había vestido la zamarra azulgrana durante un curso (1988-89), acometía su segunda etapa en el club vitoriano habría una tercera, un recién llegado a la élite.
"En aquellos años, la Copa no tenía tanta publicidad ni tantas estrellas, pero tenía mucho más baloncesto y mucha más emoción que ahora; los jugadores éramos más íntegros", afirma Santi Abad, que levantaría la primera Copa de los vitorianos y la suya propia al año siguiente, en Granada, ante el Zaragoza. Desde entonces, el Baskonia ha sumado cinco trofeos más y se ha convertido, según Roger Esteller, en un equipo "copero". Igual que Abad, Esteller defendió los colores azulgrana en Barcelona y luego en Vitoria. Y, como su excolega, camino de la cuarentena, contempla la semifinal de esta tarde (18.00 horas, Teledeporte), entre Barça y Caja Laboral, con curiosidad y espíritu analítico.
"El Barça llega en su mejor momento, con una ventaja física y de juego muy grande, pero el factor más determinante es su condición de anfitrión", apunta Esteller. "Si el Barça sabe positivizar la presión, tiene todos los elementos para ser campeón", añade el exescolta apelando a su propia experiencia en las filas vascas. "En 2000, jugando la Copa en Vitoria, la presión era enorme, el estrés nos afectó y ni siquiera pudimos llegar a la final", rememora el catalán. "Y no hay que olvidar el factor sorpresa de la Copa", tercia Abad. "Cuando los jugadores saben que la gente no los considera suficiente rival, suelen rendir a un nivel muy superior, y más en un torneo tan corto", añade el exjugador, que vive en Vitoria, desvinculado del baloncesto.
Tanto es así, que Abad no pisa el Buesa Arena. El baloncesto actual, afirma, le aburre. Pero lo sigue por televisión. Y sabe que, eliminado de la Euroliga y muy irregular en la ACB, donde es tercero, el conjunto de Dusko Ivanovic ve en la Copa una ocasión de oro para revitalizarse. "Dusko, además, es probablemente el mejor entrenador para una competición tan corta: sabe la exigencia y el carácter que se necesitan para un torneo así", argumenta Abad. Los vitorianos, no en vano, han ganado la mitad (tres) de sus Copas con el técnico montenegrino, que también conquistó una cuando dirigía al Barça.
El aliciente de los pupilos de Xavi Pascual tampoco es menor. El Barça aspira a convertirse en el primer equipo en conquistar tres Copas consecutivas. "A los grandes, este torneo les sirve ahora para marcar terreno", estima Abad. "Los outsiders lo tienen mucho más difícil", conviene Esteller, convencido, además, de que la "espectacular defensa" de los azulgrana, "las ganas de revancha respecto al último partido de Liga", y Navarro, "el único que sigue divirtiéndose", según Abad, son argumentos de mucho peso.
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