Este artículo se publicó hace 15 años.
Carrera de supervivencia
Una espectacular galopada del delantero argentino desde su campo le da los tres puntos al Madrid y le permite seguir en la pelea por el título
A falta de fútbol al Madrid sólo le queda el orgullo de la camiseta. Y la pegada. Con ese repertorio tan pobre le sostiene la mirada al Barça. Una quimera tal y como estaba en diciembre.
El Madrid sigue vivo en la Liga porque el presupuesto le da para tener lo que no tienen los equipos de perfil más bajo: delanteros que de una hacen dos. Eso hizo Higuaín, que firmó una galopada desde su propio campo. Un gol que define a este equipo tan impulsivo como individualista. Fue una carrera que ningún defensor del Málaga acertó a interceptar. El gol le viene bien al delantero argentino. La elección de Robben y Marcelo en las bandas, y Raúl por detrás de Huntelaar, le habían arrinconado en el banquillo.
Juande se ha visto agobiado por la necesidad de ganar o ganar y no está para hacer apuestas de futuro. Se ha enrocado en el dibujo con el que triunfó en el Sevilla y de ahí han saltado, principalmente, Higuaín, Gago y Guti. Los dos primeros jugaron ayer, pero tocarán banquillo más de una jornada de las restantes.
El cambio de Javi García por Huntelaar habla de la apuesta aritmética de Juande; sólo le interesa la victoria. Quería amarrar para colgarse una semana más a la chepa del Barça. En su afán por ganar le da igual si el equipo entretiene o aburre. Lo único que puede ofrecer es una ristra de victorias consecutivas que le hagan disputar el título hasta el final. Está en su derecho y estas alturas al madridismo le da igual, siempre y cuando haya botín.
Si no, pasará a la historia del Madrid como un entrenador que ganó casi todos los partidos para luego no ganar nada. El Madrid marca diferencias arriba y atrás, con Casillas, cuando lo necesita. Pero en el medio del campo es un equipo vulgar. Ahí están muchos de sus males porque le falta calidad y una circulación de balón de altura, que justifique la tropelía de millones que figuran en su presupuesto.
PresiónLolo y Apoño se adueñaron del medio del campo en el primer tiempo desde la agresividad en la recuperación. La clásica foto a este Madrid sin cintura en sus jugadores del medio del campo, ni entrenados para realizar una salida de balón clara que no sea llevarlo a un costado. Cada vez que le aprietan le ciegan el juego. Tapados Gago y Sneijder, el Málaga dejaba maniobrar en la salida a Pepe y a Metzelder. Peor todavía. O los centrales rompen por zancada o se les tienen que ofrecer los centrocampistas y los de arriba para jugar con ellos en largo. Casi nada de eso sucede en el Madrid.
No hay desmarques intencionados, ni movimientos de distracción. La pobreza de su propuesta la abanderan sus centrocampistas, que no tienen regate. Son más que aceptables cuando reciben el balón de cara y con el frente despejado. Pero para darse la vuelta con un contrario en el cogote, encarar y enlazar un pase no les da. No tienen un Iniesta o un Xavi, tan necesarios en este fútbol de espacios reducidos
A campo abierto es otra cosa. A la contra es la única manera que tiene el equipo de Juande de aparentar algo. Higuaín tuvo un par de ocasiones para firmar un gol similar al que le dio la decimotercera victoria a Juande. Eso es el Madrid actual, una máquina de hacer victorias como churros. Y le da igual.
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