Capello tampoco muerde
España encadena una nueva victoria, aunque su fútbol carece de la fantasía de otras veces. Villa derrumba pasada la media hora el entramado inglés, que ya no supo rehacerse
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Por una vez, España no jugó en verso. Pero igualmente ganó, esa práctica que ha convertido definitivamente en costumbre. Sin contestación, además, con merecimiento, finalmente por encima del rival pese a su escaparate físico y su veneno táctico. Inglaterra se vendió a priori capaz de llevar la contraria a la realidad que gobierna el fútbol, a discutir el cetro que porta la selección, pero acabó noqueada como todos los demás.
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Y eso que al principio, de alguna manera, Capello le ganaba una vez más la partida al fútbol. España no era España, le costaba. Primero, porque no encontraba la pelota. La conservaba inesperadamente Inglaterra, que se entretenía en el balcón de su área y hasta se atrevía con algún arañazo que sorprendía en inferioridad a Ramos por su carril y luego, tras el envío desde el fondo, despistados a los centrales. La selección sobrevivía con pelotazos, un ultraje a su ADN.
Mucho tuvieron que moverse Iniesta, Xabi y Xavi, vigilados de cerca por el aliento inglés, para encontrarle vida a la contienda. Les llevó un cuarto de hora reconquistar el balón. Y luego, ya con el mando, tampoco supieron hacer reconocible a la selección. Torres y Villa no descubrían un resquicio. El dominio no servía. El entramado de Capello, la indesmayable presión de sus jugadores, no dejaba margen para la respiración. No le daba para poner el litigio de su parte, pero impedía a España asomar la cabeza. Y eso, en estos tiempos de hegemonía roja, suena casi como una victoria.
Hasta que un error en el despeje de Jagielka derribó la arquitectura que presidía el encuentro. España rebosa tanta calidad que no es de fiar para el enemigo ni en sus peores tardes. Le basta un agujero para hacer trizas al rival: un pase instantáneo y profundo de Xabi nada más recuperar y la pericia de Villa para poner al momento todo su repertorio sobre el tapete. Por si Jagielka hubiera tenido poco con la pifia en el despeje, el 7 decidió condenarle a un laberinto del que no supo salir. Gol al primer intento, como si la selección, en vez de la octava maravilla, fuera uno de esos desesperantes onces pragmáticos que tanto abundan. Como si lo dirigiera Capello, vamos.
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El caso es que llegó el gol de Villa y el episodio dejó desnudo al adversario. Todo plan que se sujeta en el resultado en vez del juego se deshace en pedazos en cuanto el marcador le cuenta un inconveniente. La filosofía innata de Capello tras el 1-0 ya no tenía sentido. Y sus soldados se quedaron de repente sin saber qué hacer.
Todo lo contrario le ocurrió a España, a la que de repente se le encendió la luz. Una ráfaga de viento recuperó a la verdadera selección, la que lleva más de dos años sin perder, la que domina el planeta. Volvió la ley del balón confiscado, el toque, uno tras otro, que sentencia a la impotencia del esfuerzo del rival. El cuarto de hora que precedió al descanso fue delicioso.
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La segunda mitad, pese a que Capello hurgó en su banquillo en una tardía búsqueda de talento, no arregló el panorama de los ingleses. Que incluso parecieron hasta más planos. España no se animó a la poesía, pero se dedicó a cuidar la ventaja de la mejor manera que conoce, cosida a la pelota. Le faltó profundidad e instinto depredador, pero dejó sin rasguño su hegemonía.
Por puro sentido de la vergüenza, esa casta que se le supone a las grandes selecciones, Inglaterra logró que el duelo pareciera vivo hasta minutos antes del final. Pero fue sólo una sensación. No hay nadie a la vista más grande que España.
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España (2): Casillas (Reina, m. 46); Ramos, Albiol (Marchena, m. 74), Piqué, Capdevila (Arbeloa, m. 46); Xavi (Güiza, m. 84), Senna, Xabi Alonso, Iniesta; Torres (Llorente, m. 63) y Villa (Silva, m.55) .
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Inglaterra (0): James (Green, m. 46); Johnson, Jagielka (Upson, m. 46), Terry, A.Cole; Wright-Phillips, Carrick, Barry (Lampard, m. 46), Downing (Beckham, m.46); Agbonlahor (C.Cole, m. 75) y Heskey Crouch, m. 46).
Goles: 1-0. M. 35. Xabi profundiza sobre Villa, que le hace un nudo a Jagielka con tres quiebros y bate a James por bajo. 2-0. M. 82. Xavi saca una falta y Llorente cabecea a la red. Árbitro: Lannoy (Francia). Amarilla a Johnson. Sánchez Pizjuán: 45.500 espectadores.