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MADRID.- Jugó en media España. En la memoria dejó siete años imborrables en Getafe. Fue el capitán. Un hombre, en realidad, con cara de capitán que cada día repetía en el vestuario: "Mañana tienes que ser mejor que hoy". Por eso siempre será estimulante la conversación con Belenguer. Un hombre al que el presidente Ángel Torres convenció en un viaje en el AVE para venir a Getafe. Aquí instauró una época basada casi siempre en el éxito con días inolvidables como esas finales de Copa o esa eliminatoria frente al Bayern Münich que se decidió en el último minuto de la prorroga. Un tiempo que, en realidad, existió y que cambió a sus gentes. Quizás las hizo más exigentes o más nostálgicas, quién sabe. El caso es que, a los 40 años, Belenguer no ha dejado de ser el que fue. No ha dejado de estudiar. Ha sabido inventarse, hablar cuatro idiomas, vivir de un sueño. Ha creado su propia empresa, KNH Sports, que triunfa en China. Ha vivido, incluso, en Pekín, donde aprendió que un error puede ser tan peligroso como el punto de penalti. "El día que pierdes un mínimo de credibilidad en China estás muerto".
Una conversación con usted entiendo que tiene su valor
Una buena conversación siempre tiene su valor, pero eso depende a quien le pregunte, no todo el mundo me conoce… No sé exactamente por qué lo dice.
¿Qué me puede enseñar?
Tampoco. No pretendo enseñar nada a nadie. Pretendo ponerme en la posición de todo el mundo. Al final, cada uno siempre tiene su parte de razón, incluso los que se equivocan. Así que no me veo dando lecciones a nadie. Puedo hablar de lo aprendido, pero nada más.
¿Por qué ha estudiado tantas cosas (arquitectura, diseño de interiores, administración de Empresas…)?
"En mi casa me pidieron que no se me olvidase entrenar la mente, porque ese es el músculo que menos se entrena en el fútbol"
He estudiado, sí. Más bien, he empezado a estudiar muchas cosas algunas casi sin sentido, porque el día que dije que quería ser futbolista en casa me aconsejaron que era necesario. Me pidieron que no se me olvidase entrenar la mente, porque ese es el músculo que menos se entrena en el fútbol. Así que decidí hacerlo. Hice caso. No me olvidé nunca. Mi padre me convenció de que podía ser futbolista 10 o 15 años. La diferencia es que tenía otros 80 para ser persona. La diferencia era brutal y eso impidió que pudiese ser una mala persona. Después, fui yo mismo. Descubrí que para ser buen futbolista hay que ser buena persona.
¿Y para ser empresario como lo es usted ahora?
También, también… ¿Cómo no va a dejar uno de ser buena persona o de intentarlo? Para eso es fundamental tener un proyecto, cosas que hacer o que me motiven. Una cosa así siempre te hace mejor. No se trata de hacer por hacer. Fui futbolista y, sí, fue algo maravilloso. No lo dudo. Pero eso ya pasó. Después había otra vida. Tenía que encontrar algo que me motivase y lo encontré. Es un esfuerzo que todavía justifica que me levante cada mañana.
¿Hay algo más motivante que ganar dinero?
No, al contrario. Ganar dinero no es motivante. El dinero no es una razón para motivarse. ¿Qué es el dinero, al fin y al cabo? Hay veces en las que ni siquiera es justo. Hay veces en las que depende de la suerte y yo no quería esta vida para mí. Yo pretendo otra cosa. Yo supe lo que podía hacer y lo que no. Yo, por ejemplo, sabía que con mi empresa no iba a tener una actividad muy constante. Sabía lo que había. No se trataba de presumir de nada ni de engañar a nadie. Por lo tanto, no podía asumir una carga salarial importante. Nuestra idea era la de subcontratar los servicios y así es. La ventaja es que durante la crisis no tuvimos que hacer recortes de personal. Fue un alivio no pasar por ese momento.
Entonces ha sido de esos españoles que no padeció la crisis
"¿Sabe de qué barrio vengo? El de El Rabal, en Barcelona, y allí la crisis ha hecho estragos"
Sí, la he padecido. No sólo soy yo en esta vida. También está mi familia, mis amigos. ¿Sabe de qué barrio vengo? El de El Rabal, en Barcelona, y allí la crisis ha hecho estragos, le podría contar cada historia… Pero no quiero hacerlo. Al contrario. Prefiero emocionarme al recordar la capacidad de supervivencia de esas y otras muchas gentes. A veces, pienso que vivimos en una sociedad superdotada. Tenemos más capacidades de las que creemos. No somos capaces de ni de imaginarlas. Sinceramente, a mí es algo que me emociona, porque necesito escuchar otras historias… No sólo soy yo en esta vida. Me llena escuchar, me llena leer, me llena aprender…
¿Qué es lo último que le ha emocionado?
Quizá porque soy padre, tengo una niña de 11 años, el sufrimiento que los padres son capaces de hacer por los hijos… Supongo que esto ya lo viví yo en mi época. Supongo que todo esto fue algo que mis padres ya hicieron por mí. Pero cuando eres niño no te das cuenta. Tienes que esperar a ser mayor para hacerlo, y entonces ves cosas que te estremecen o que te hacen ver que este mundo en el que vives merece mucho la pena… Me hablaba usted del dinero. Para mí, es mucho más gratificante la supervivencia. Prefiero hablar de ella.
Trabaja en China, donde ha montado una empresa de consultoría de fútbol para niños. ¿Había que innovar para sobrevivir?
"El día que pierdes un milímetro de credibilidad en China estás muerto. No tienes nada que hacer"
Había que buscar un proyecto. Había que encontrarlo. Ha costado. Pero lo hemos conseguido. Somos la primera empresa española que ha logrado algo así en China y, claro, es importante. Significa que supimos hacerlo, que fuimos sin prisa y que admitimos que no nos podíamos equivocar. Sabíamos que el día que pierdes un milímetro de credibilidad en China estás muerto. No tienes nada que hacer. Por eso no teníamos ninguna prisa. Yo pasé largas temporadas en China, hasta tres meses seguidos...
¿Alguna vez jugará algún futbolista chino en el Madrid?
"Hay, por encima de una inversióin, una historia humana en cada niño"
Ojalá. Trabajamos para cosas así. Nadie lo puede garantizar, pero la esperanza tiene derecho. De momento, estamos educando futbolísticamente a muchos niños que son muy pequeños. Hay, por encima de una inversióin, una historia humana en cada niño. A esas edades, podemos tener gran trascendencia en ellos: tienen mentalidades diferentes y debemos saber lo que hacemos. No podemos hacer nada con ellos que no haríamos con nuestros hijos. Si después vale para que jueguen, como usted dice, en el Madrid…
¿Y si no se logra?
Pero se habrá intentado, se está intentando…
¿Qué significa trabajar en una sociedad tan obsesiva con en el trabajo como la china? Aquí vemos establecimientos chinos, que no se despegan del mostrador en las 24 horas….
Bueno, bueno, yo he pasado largas temporadas en China… Comprendo hasta algunas conversaciones en chino, decir que lo hablo ya es un insulto para ellos… Pero acerca de lo que dice no sé que decirle. No es sencillo ver cosas allí como las que vemos aquí. Al contrario, se trata de una sociedad más capitalista, de mucho consumo, quizá con demasiados contrastes…. No es la mentalidad española. Pero tenga por seguro que para entrar allí hay que ir muy poco a poco. Es la única manera de encontrar los contactos que necesitas y de que te respeten como persona.
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