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El Barça sabe sufrir para ganar la Copa del Rey

Los azulgranas aguantan cincuenta minutos con uno menos por expulsión de Mascherano y se agigantan después de que Banega también se fuera a la calle. Jordi Alba y Neymar marcaron los goles (2-0) que le dan al cuadro de Luis Enrique su 28ª Copa

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Iniesta levanta la Copa del rey rodeado de sus compañeros. EFE/Juan Carlos Hidalgo

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MADRID.- El Barcelona ganó la Copa del Rey al Sevilla (2-0) en un partido agónico, con la expulsión de Javier Mascherano en la primera parte, la de Éver Banega en el minuto 90 y con un gol en la prórroga de Jordi Alba que, junto a otro de Neymar, sellaron un partido inmenso de Iniesta y Piqué, protagonistas absolutos del título que dio un doblete al cuadro azulgrana.

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Esa ausencia de buen fútbol se compensó con el buen nivel de ambos equipos. Aunque el dato de los primeros 45 minutos es relevante, con sólo dos tiros a puerta en toda el acto inicial, sí que hubo nivel. Y es que Sevilla y Barcelona no son cualquier cosa. Son los campeones de la Liga Europa y de la Liga, respectivamente. Eso no lo consigue un don nadie.

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Con Banega intratable, el Barcelona sólo encontró la inspiración en Andrés Iniesta, que está en un estado de forma salvaje a menos de un mes del inicio de la Eurocopa. Los únicos momentos brillantes del equipo de Luis Enrique al principio los protagonizó él. Suyo fue un pase a Luis Suárez magnífico, pero el uruguayo no aprovechó un resbalón de Rami para batir a Sergio Rico.

Neymar celebra con sus compañeros su gol al Sevilla. EFE/Juan Carlos Hidalgo

Marc-André Ter Stegen evitó el gol de falta de Banega y el Barcelona, curiosamente, jugó sus mejores minutos con uno menos. Messi, Neymar y Luis Suárez, desaparecidos, ofrecieron pequeños brotes verdes a su afición. Pero era tarde. El daño estaba hecho. El Barcelona iba a sufrir en la segunda parte.

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Y es que tras la expulsión de Mascherano, llegó la lesión de Luis Suárez. El artífice del título de Liga desapareció del choque por un tirón muscular cuando quedaban 33 minutos. Rafinha salió al campo y, ahora sí, comenzó el acoso final sevillista. El equipo de Luis Enrique se encomendó a Gerard Piqué, inmenso toda la noche. El central despejó todo lo que llegó al área de Ter Stegen. Fue un muro de hormigón infranqueable. Él solo se bastó para sostener al Barcelona.

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