Este artículo se publicó hace 14 años.
Bajo el síndrome 'Lorenzo'
Pedrosa y De Puniet, que luchaban con Jorge por la pole, se van al suelo
El Mundial se presentó hace tres días en Silverstone sin recuerdos, ni feeling en las frenadas. Un fin de semana preparado en el cuarto de estar, visionando imágenes de carreras de Fórmula del trazado británico y con los mandos de la play sobados de darle a las curvas virtuales. Un fin de semana con sabor a estreno en el paddock. No sólo por el continente las motos llevan 25 años de inactividad en Silverstone sino especialmente por su nuevo contenido.
Sin Rossi, el caníbal de los números, los garajes y sus entornos empezaron a debatir sobre el concepto de liderazgo que defiende Lorenzo. El nuevo jefe que, al menos, hasta que no le llegue el título, se siente uno más. Un aspirante con ambiciones, las mismas que en las tres carreras con Rossi en pista, pero sin extridencias en su discurso. Una cualidad que hay quienes no saben interpretar. "Jorge Lorenzo ha de adaptarse a otro tipo de presión, después de pasar de ser sólo un candidato a ser el favorito para el título en un fin de semana", asegura Hayden, en el portal Crash.net."Ahora va a tener mucha más presión encima y él lo sabe. Habrá que ver cómo maneja esta situación. No puede relajarse, sino que debe seguir ganando porque sería estúpido conducir con cautela después de sólo cuatro carreras".
Un falso consejo que Lorenzo reinterpreta desde la pantalla de tiempos vaciando de dudas su capacidad de patrón. En Silverstone, arrancó la pole, la primera del año, bajo el síndrome que ha inyectado en el Mundial. Un dominó que acaba derribando cualquier ficha que pretenda moverse a su velocidad. En Mugello, sucedió con Rossi. Ayer, con las mismas imágenes de ambulancia, pero con un castigo menor (contusiones en las rodillas tras golpearle la moto), con Pedrosa (tercero). También con De Puniet (segundo), aunque este fue capaz de ganar el garaje a pie.
Los dos acabaron por los suelos, en la última vuelta de la clasificación, cuando buscaron, sin éxito, esa marcha extra a sus límites para superar a Lorenzo. El síntoma que, históricamente, ha moldeado campeones. Sucedió con Crivillé, cuando forzó a Doohan. El recuerdo que evoca el presente de Rossi. "Las cosas no pasan por casualidad y todo tiene una explicación", argumenta Crivillé. En su día, él estableció el síndrome que ahora argumenta Lorenzo. Fiabilidad, rapidez y ni una palabra de menos hacia su moto.
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