Este artículo se publicó hace 15 años.
El ascensor más rápido de la Liga
La segunda vuelta ha sido clave para el regreso del Zaragoza
El Zaragoza nunca falla. Cada vez que pisa el albero rojo de la Segunda lo sortea con oficio. Sudando por tener más de un aprieto a mitad de temporada, pero siempre acaba, como hace seis años, ascendiendo. Algo que no todos los transatlánticos que han pisado la arena embarrada han sabido solucionar: Real Sociedad, Atlético o Celta, por ejemplo.
El descenso del Zaragoza produjo una catarsis deportiva. Pardeza abandonó la dirección deportiva y Agapito Iglesias, presidente blanquillo, le dio la batuta a Marcelino García Toral. Dejó Santander y aceptó la reconstrucción de un proyecto a la deriva antes que un equipo contrastado como el Valencia le ofrecía. Visto lo visto, su elección no pudo ser más acertada.
El papel de favorito le pesó mucho cuando no jugaba en La RomaredaPero para el Zaragoza nada fue fácil en Segunda. El cartel de favorito le pesó en demasía cada vez que salía de La Romareda. "Cada vez que salimos, el equipo rival se piensan que somos el Madrid de la categoría y hace el partido de su vida", afirmaba Gabi a mitad de temporada.
Fuera el clan argentinoPedro Herrera, secretario técnico, confeccionó una plantilla españolizada. El poder argentino bajó como la espuma en el vestuario. En dos meses desaparecieron DAlessandro, Aimar y Diego Milito. Y como se acostumbra en tiempos difíciles, apareció la estrella de la cantera que idolatra la afición. En el Atlético, Torres cogió ese estandarte, en el anterior Zaragoza de Segunda (2003), Cani fue el elegido. Esta vez fue Ander Herrera, precisamente hijo de Pedro, el que puso patas arriba La Romareda.
Ander Herrera, hijo del secretario técnico, es el nuevo ídolo de la gradaEwerthon, desheredado para Primera hace un par de años, puso los goles. Zapater, al que Marcelino arrinconó en un principio en el vestuario, tiró de galones y se ganó un sitio donde fuera.
Un día era lateral, al día siguiente subía por la izquierda y al final acabó jugando en el medio, como él sabe. Ayala volvió a intimidar a los delanteros y rescató de paso a un Pavón al que le seguía pesando la leyenda que le impuso Florentino Pérez junto a Zidane.
Jorge López hizo de entrenador sobre el césped y para colmo el equipo se rodeó de unos secundarios de lujo que propiciaron una segunda vuelta de Primera: Braulio, Arizmendi, Ponzio, Songoo, López Vallejo, Gabi, Generelo, Caffa. Jugadores que no tienen asegurado su futuro en el equipo, a pesar del sudor de sus camisetas en cada encuentro que han disputado.
El ascenso sitúa de nuevo al Zaragoza en la categoría que nunca tuvo que abandonar por el proyecto e inversión que había realizado. Ahora, y con los errores ya solucionados, espera recuperar el protagonismo perdido en un par de años en los que el proyecto debe afianzarse. La Copa, ya dicen en Zaragoza, les espera de nuevo como objetivo y entrada a Europa. Ha vuelto un clásico
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