Y la Mona Lisa sigue sonriendo
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Bill Murray tiene un teléfono especial, un número que conocen solo algunos elegidos. George Clooney es uno de ellos. Si alguien quiere algo del veterano actor, le llama y le deja un mensaje. Luego espera, días, semanas... depende, a que conteste. Clooney llamó y preguntó si estaría interesado en trabajar en Monuments Men, una película sobre los hombres que ayudaron a rescatar millones de obras de arte robadas por los nazis en la guerra. Murray, haciendo una auténtica excepción, devolvió la llamada casi al instante. "¿Dónde y cuándo me necesitáis?" La urgencia obedecía a la convicción de que todos somos nuestro legado cultural y de que sin él no somos nada. Una certeza que vendría de perlas hoy en España, donde el valor de la cultura y el arte se pone en duda y, por parte de ciertos sectores, incluso se desprecia.
Así, la nueva película del actor y director cuenta la historia real de aquellos héroes. En tono de comedia y con un reparto muy apetitoso -George Clooney, Matt Damon, Bill Murray, John Goodman, Jean Dujardin, Bob Balaban, Hugh Bonneville y Cate Blanchett-, esta es una gran historia que contar hoy también en Europa, donde se siguen descubriendo obras robadas por los nazis. Recientemente se hallaron 1.500 obras -de Picasso, Emil Nolde, Matisse, Liebermann...- robadas o confiscadas en la guerra. Este tesoro se encontraba en Munich, en el piso de Cornelius Gurlitt, hijo de un marchante de arte con licencia para tratar con lo que entonces se llamaba 'arte degenerado' (casi todo el de las vanguardias). Obras de arte que han convivido con la basura en un apartamento durante más de cincuenta años. "El arte hay que protegerlo a toda costa porque representa nuestra Historia. Hitler robaba arte para destruir la cultura de las personas, debemos acordarnos de eso", sentenció Clooney en el estreno de su película en Milán.
"Pero si destruyen su Historia, si destruyen sus libros, es como si nunca hubiera existido. Eso es lo que quiere Hitler""Pueden exterminar a toda una generación, arrasar sus casas, y aún así el pueblo se repondría. Pero si destruyen su Historia, si destruyen sus libros, es como si nunca hubiera existido. Eso es lo que quiere Hitler". Son palabras del personaje que interpreta George Clooney en la película, Frank Stokes, un hombre inspirado en el historiador del arte George Stout, jefe del departamento de conservación del Museo Fogg y posteriormente director del Museo de Arte Worcester y del Museo Isabella Stewart Gardner de Boston.
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Porque aquellos Monuments Men no eran soldados, eran directores de museos, artistas, arquitectos, conservadores, historiadores del arte... que, además, estaban un poco mayores ya para ir a la guerra y no estaban en las mejores condiciones físicas. A pesar de ello, pasaron por una dura instrucción militar en Inglaterra y se desplazaron a primera línea de fuego para salvar millones de obras de arte. "¿Quién va a garantizar que cuando acabe la guerra el David de Miguel Ángel siga en pie y la Mona Lisa siga sonriendo?" es la pregunta de Stokes para convencer a su gobierno de que apoye su misión. Finalmente, fueron algo más de 350 hombres, procedentes de trece países diferentes, los que formaron la sección de Monumentos, Bellas Artes y Archivos.
Gracias a su labor pudieron devolverse más de cinco millones de objetos robados - libros, dibujos, tallas, piezas religiosas, esculturas y pinturas-. Obras imprescindibles de la cultura occidental, como La ronda nocturna, de Rembrandt; El astrónomo, de Vermeer; la Dama de Armiño, de Leonardo Da Vinci; la Madonna de Brujas, de Miguel Ángel; El Retablo de Gante... Y así, miles y miles de piezas de los maestros del arte mundial.
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Hitler, un aspirante a artista, un individuo sin el talento necesario para el arte, soñaba con convertir su ciudad de adopción, Linz (Austria), en un lugar especial. Un punto escogido del planeta, el rincón en el que se encontraría el Führermuseum, donde estaría lo mejor del arte mundial. Göring, su segundo al mando, fue el que más piezas consiguió para él y, de paso, para sí mismo. Pero, lo mismo que acaparaban, estaban dispuestos a lo contrario. Al intuir la derrota, Hitler firmó el que se conoce como 'decreto Nerón', en el que pedía a sus tropas que destruyeran absolutamente todo si él moría. Algunos obedecieron el mandato demente de Hitler y George Clooney lo recoge en su película. Y a pesar del tono de comedia y de la magnífica diversión que consiguen las parejas formadas para ella (Bill Murray y Bob Balaban, John Goodman y Jean Dujardin...), el momento en que un soldado prende fuego a un lienzo de Picasso duele.
Los hombres que fueron a la guerra para salvar aquellas obras de arte se enfrentaron entonces a dos amenazas, la de que los nazis hicieran desaparecer esas piezas y la de los rusos, que pretendían hacerse con ellas y no devolverlas a sus lugares de origen. Y en ese trance, uno de los episodios más conocidos es el de las minas de sal de Altaussee, muy cerca de Salzburgo, donde se habían escondido cerca de 7.000 obras de arte. Obras de Miguel Ángel, Rembrandt, Rubens, Tintoretto, Goya, Leonardo... la mencionada Madonna de Brujas... estuvieron a punto de volar por los aires. Los propios mineros consiguieron evitarlo y, finalmente, los Monuments Men pusieron a salvo este tesoro.
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"Eran artistas y conservadores de arte que estaban dispuestos a arriesgarlo todo por el arte que amaban""El arte es el alma de la sociedad y representa las mejores cosas que hemos logrado. Ir tras él para rescatarlo e intentar protegerlo y preservarlo es el más noble de los esfuerzos", ha dicho Matt Damon, a quien respaldan con declaraciones parecidas todos sus compañeros de reparto. "Estos hombres y mujeres vivían para el arte -añade Goodman-. Eran artistas y conservadores de arte que estaban dispuestos a arriesgarlo todo por el arte que amaban. Me gustaría pensar que muchos de nosotros estaríamos dispuestos a jugarnos la vida para proteger la Historia y la cultura, que en este caso es la occidental, pero también todas las culturas. Es lo mejor de nosotros. En un determinado nivel, nos define". "El arte hay que protegerlo a toda costa porque representa nuestra Historia -concluye Clooney-. Hitler robaba arte para destruir la cultura de las personas, debemos acordarnos de eso".
No es una película perfecta. De hecho, algunos le han echado en cara que sea un simple divertimento -que lo es y bastante más que digno-, pero es, sin duda, un buen intento por recuperar, a su modo, la esencia de algo que es parte del legado cultural de su país, en concreto de su cine. Clooney consigue con Monuments Men rescatar la memoria de aquellas películas bélicas de los sesenta y principios de los setenta -el espíritu de Doce del patíbulo (Robert Aldrich) o Los violentos de Kelly (Brian G. Hutton)-. Historias que son ya parte de su Historia.