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¿Por qué Virginia Woolf no tuvo hijos?
El escritor argentino Andrés Neuman nos habla de feminismo, transgénero, memoria histórica y literatura, pero sobre todo de su nueva experiencia como padre: "Un amor a prueba de mierda", tema de su último libro, 'Umbilica'.
Sofia Chiabolotti
Madrid-Actualizado a
Andrés Neuman anda por la vida con sereno y franco escepticismo, defendiendo su extranjerismo ontológico con la cabeza bien alta. Nació en el seno de una familia de exiliados españoles, nueve meses después del golpe de Estado del 76 en Argentina, para luego volver a España durante la complicada Transición. Su acento es el de la pampa argentina pero mezclado con el ceceo de Granada, donde ha vivido la mayor parte de su vida. El cabello canoso esconde un espíritu vivaz y una curiosidad casi infantil.
"Mi primera infancia fue la de la represión estatal, de la violencia extrema, de la persecución policial y del secuestro de muchos seres queridos. Argentina en este sentido es un país tremendamente original y conflictivo para todo, incluido para su tratamiento de la memoria histórica. Por un lado, llevó lejos el enjuiciamiento de sus propios crímenes de Estado, que es algo que en otros países no se hizo, pero también batimos el récord por el extremo opuesto del disparate de sacar de la cárcel a quien se había metido en la cárcel. Es un poco el Jekyll y míster Hyde de la memoria histórica argentina. Cuando el fantasma regresó y los genocidas salieron de la cárcel, mis padres decidieron abandonar el país".
Poeta, columnista y novelista de éxito, su primera novela de largo aliento, 'El viajero del siglo' le valió prestigiosos premios internacionales
Poeta, columnista y novelista de éxito, su primera novela de largo aliento, El viajero del siglo, le valió prestigiosos premios internacionales. Vuelve esta vez con un libro que es a la vez diario íntimo sobre el embarazo y delicada carta a su hijo de pocos meses, Umbilical (Alfaguara). "Hay mucha literatura de padres que son siempre padres terribles, el padre kafkiano o el padre de Freud: al padre o hay que matarlo para que haya emancipación, o bien es un padre castrador de quien hay que vengarse. O el padre ausente que quizá es el peor de todos, es como un vacío, una pregunta sin respuestas. Pero hay poca literatura del padre tierno, del padre que cuida".
La madre de todas las preguntas
Confiesa que uno de sus libros favoritos de Rebecca Solnit es The Mother of All Questions, que parte de una serie de conferencias que la misma Solnit dio sobre Virginia Woolf. Pronto observó que lo que más quería saber el público era por qué la escritora no fue madre. "Pregunta que nunca le hubieran hecho a un hombre. Por qué Borges no tuvo hijos es algo que oímos poco, aquí la madre de todas las cuestiones es por qué la fundadora del feminismo contemporáneo no fue madre". Sin embargo, Rebecca Solnit decía también que la ficción permite experimentar con los límites mismos de la identidad.
De ahí viene el interés de Neuman por el pensamiento de género que, a la vez, se convierte en herramienta esencial a la hora de escribir y de perfilar los personajes femeninos y masculinos. "El pensamiento de género es un aprendizaje hermoso para los hombres, para ver hasta qué punto el patriarcado movía nuestros propios hilos y para hacer autocrítica". En este caso, el concepto que el autor tiene de feminismo se acerca al valor etimológico de trans-gresor. "No me gusta igualar el feminismo a la corrección política, eso me parece una de las grandes trampas del debate público. El feminismo, tal y como lo he sentido, no es políticamente correcto, es transgresor".
Nunca hubiera imaginado una obra sobre paternidad tan rebelde, pero lo cierto es que hay en Umbilical unas páginas extremadamente feministas en el sentido más noble del término: un feminismo incómodo y que incomoda. Incluso el acto sexual durante el embarazo se vuelve metáfora de unión entre los tres, que se aleja de cualquier otra noción más trivial. "Cuando entro en tu madre y de algún modo, hijo, también ingreso en ti, vueltos ambos origen, compañeros del porno inaugural, siento un superponerse de destinos, de manos sobre manos sobre manos" (pág. 38).
No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas
Le pregunto si nunca deseó estar embarazado, porque parece ser un afán constante a lo largo del libro. "Hace más de 15 años publiqué un libro de cuentos, Alumbramiento (Páginas de Espuma), cuyo primer cuento narra el parto de un hombre. Es un cuento entre lo fantástico y lo simbólico, tiene varias lecturas: no sabes si es un hombre que se identifica tanto con la mujer a la que ha acompañado a parir y que pasa del otro lado. Pero hay otra lectura que es la literal, la fantástica: una sociedad en la cual los hombres empiezan a parir, una lectura físicamente más violenta porque estoy pariendo desde la uretra".
"Luego tiene una tercera lectura que es la que más se parece a la de Umbilical, que tenía que ver con la madre simbólica: un hombre puede tratar de alumbrar a otro hombre y reconstruirse. Un hombre que, al dar vida a otra generación, asiste a otro tipo de masculinidad y de algún modo da luz a un hombre que ya no es como le enseñaron a ser sino que tiene otro marco de identidad masculina. En ese sentido es un hombre que alumbra a un hombre nuevo".
Mientras leía el libro pensaba que me gustaría ver en las plazas, al lado de las feministas cantando Ay mamá de Rigoberta Bandini, también a los hombres amamantar a sus bebés, en el sentido más literal. Miro de reojo a Andrés para ver su reacción, una chispa pensativa se apodera de él: "Pero fíjate, a mí no me interesaba tanto preguntarme si los hombres podemos convertirnos en mujeres, sino que estamos en una época de redefinición de roles de género. Se trata de contar cómo serán las nuevas paternidades, cómo repercute el feminismo en la masculinidad de los padres presentes y futuros, y qué tipo de crianza podemos sostener los hombres".
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