Viggo Mortensen: "Desde la Guerra de Secesión, EEUU nunca ha estado peor que ahora"
'Hasta el fin del mundo' explora el destino de las mujeres cuando los hombres se van a las guerras. Coprotagonizada por el propio actor y Vicky Krieps, la película es un western que retrata el mundo de la fuerza bruta, la corrupción y la violencia masculina.
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madrid,
"Una mujer independiente, libre de pensamiento, algo terca, en un lugar y en un momento histórico donde era más difícil que ahora para una mujer ser así". Ella es Vivienne Le Coudy, el lugar es el lejano oeste americano y el momento, los años de la Guerra de Secesión americana. Son las coordenadas del segundo largometraje de Viggo Mortensen como director, Hasta el fin del mundo, tras su espléndido debut con Falling (2020).
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Protagonizada por una maravillosa Vicky Krieps y por él mismo, la película es un trabajo de exploración de un universo, el femenino, al que se ha prestado escasísima atención desde el género. Promocionado como un 'western feminista', el filme, sin embargo, solo acaricia esta definición. De hecho, el personaje de Vivienne Le Coudy es una mujer definida por los hombres, por la ausencia de un buen hombre y por el enfrentamiento a un grupo de depredadores.
"Mi punto de partida no es político ni ideológico", afirma Mortensen, cuya intención era justamente "explorar qué pasa con las niñas y las mujeres cuando sus padres, sus hermanos, sus hijos o sus parejas se van a luchar en sus guerras mayormente masculinas. Y me pareció algo que valía la pena mirar".
Hasta el fin del mundo es un western, es una historia de amor, es un retrato de la época y de los orígenes de un país y de una mujer decidida e independiente. Ella vende flores en San Francisco, donde conoce a Holger Olsen, un inmigrante danés, un hombre tranquilo. Y comienzan una vida juntos en Elk Flats, Nevada. Cuando estalla la Guerra de Secesión, él decide luchar con la Unión, mientras ella, camarera en el saloon del pueblo, se queda en este lugar "una sociedad casi sin ley, dominada por unos pocos hombres poderosos, corruptos, violentos".
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Una persona ordinaria
Vivienne es, en palabras de Viggo Mortensen, "una persona ordinaria con un coraje y una decencia cotidianas, no es una súper persona y seguro que había muchas mujeres que pensaban como ella, pero no se les hacía caso entonces ni tampoco ahora. O sea, no se escriben esas historias".
Viggo Mortensen: "Cada vez hay más mujeres que apoyan la violencia"
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No es el personaje femenino de "la dueña de un rancho que agarra un arma y mata a un montón de gente, ni es una bandida. Yo quería contar una historia real de una mujer y un hombre de su tiempo que se juntan. Lo normal sería contar que él se va a la guerra y cuando vuelve ella ha muerto, que es muy triste para él. O que ella se ha ido con otro, que es también muy triste para él. O está sonriendo y feliz y va corriendo a abrazarle. ¿Y ella, qué?".
Las guerras
Ella sigue con su vida, con su trabajo, pero ahora caerá sobre ella la fuerza bruta y la violencia de los hombres. El milenario dominio masculino se hace notar y Hasta el fin del mundo solo demuestra que más de un siglo después, hoy sigue existiendo.
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"Imagino que por eso se cuentan historias como ésta", dice el cineasta, que reconoce que "en general las guerras suelen ser masculinas, pero también hay mujeres, y cada vez más, que apoyan la violencia, no tantas como los hombres porque éstos están más dispuestos a ello".
Mientras Vivienne se enfrenta a ese mundo de feroces depredadores, él lucha en una guerra del país que le ha acogido. "Pienso que es porque cree moralmente en ello, como la gente que vino de Inglaterra, de Estados Unidos, de Canadá, a luchar en la Guerra Civil española, porque veían la injusticia y la manipulación. Ellos veían que los alemanes y los italianos venían a ayudar a la sublevación fascista, y querían poner su granito de arena".
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Agentes de crispación
En esto, como en muchos otros pequeños detalles, Viggo Mortensen ha buscado la máxima corrección histórica. El vocabulario, los dialectos, los acentos, los detalles de producción, la arquitectura, la ropa… la situación de este pueblo, en una zona del país muy alejada de donde se libraban las batallas, "allí no querían tener nada que ver", están investigados al milímetro para conceder una veracidad y una complejidad al relato, que quiere escapas de simplismos y tópicos.
Y, justamente, es aquella década de los sesenta del siglo XIX en EEUU la que Viggo Mortensen pone como referencia para la crispación que vive ese país hoy. "Diría que tengo la edad como para acordarme de los 70 y los 60. Yo no creo que la situación allí haya estado peor que ahora nunca desde la guerra civil en Estados Unidos, que era un país mucho más pequeño de población. Es muy grave lo que está pasando ahora y está ocurriendo a un nivel global".
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"Es la propagación de la mentira, buscando sembrar más discordia, más separación, y todo ello también influido por otros agentes de crispación a los que les conviene, rusos, chinos… Es dividir y conquistar, lo de siempre".