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Unamuno, el inconformista con todos los regímenes, muestra su faceta política en la Biblioteca Nacional

La exposición, que estará abierta hasta el 8 de diciembre de este año, muestra la vida activista del intelectual bilbaíno contrario a los dogmas a través de 165 documentos.

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Unamuno y Pla y Deniel a la puerta de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca, tras el acto del Día de la Raza. 12 de octubre de 1936 [BNE, GC-CAJA/102/19]. — BNG

Miguel de Unamuno el inconformista y activista bilbaíno que siempre encontró motivo -y de sobra- para criticar todos los regímenes que le tocó vivir y sufrir, estará hasta diciembre en la Biblioteca Nacional de España (BNE) gracias a una colaboración con la Universidad de Salamanca (USAL), donde el rector por excelencia de esta institución acaba hace escasas semanas de recibir el honoris causa póstumo.

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La exposición Unamuno y la política. De la pluma a la palabra, que se expone en la sala Hipóstila de la BNE del 17 de julio al 8 de diciembre, analiza los vínculos indisolubles que unen a Miguel de Unamuno (1864-1936) con la Historia de España a lo largo de más de cincuenta años a partir de la selección de numerosos documentos iconográficos y textuales.

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Unamuno denunció el poder de la Iglesia, la monarquía y el papel del Ejército.

La muestra comisariada por los historiadores, profesores e hispanistas Colette y Jean-Claude Rabaté, tiene un enfoque cronológico que deja ver la coherencia y el desarrollo político de Unamuno ante el devenir histórico y social de la España de finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX.

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Según los comisarios, "es fácil amontonar documentos, pero aquí se ha querido hacer un relato” que muestre la evolución del pensamiento unamuniano".

Durante la Gran Guerra, la neutralidad de España atiza su antimonarquismo, siendo cada vez más víctima de una censura implacable. Su postura de intelectual europeo se refuerza cuando alza su voz en contra de la barbarie del Ejército alemán a través de la prensa española, francesa e italiana; también, se consolida su figura de tribuno.

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El rey Alfonso XII fue, junto a Primo de Rivera, uno de las obsesiones de Unamuno, a quien dedicó poesías burlescas y duros artículos y ensayos.

En septiembre de 1923, el manifiesto del general Miguel Primo de Rivera, que inaugura la dictadura, constituye un nuevo giro en su vida. Entre 1924 y principios de 1930, se alza como primer y feroz oponente a un régimen militar que aborrece. Desde Fuerteventura, París y, luego, Hendaya, incentiva la resistencia al dictador colaborando en revistas clandestinas, valiéndose de la poesía como arma de combate. Asimismo, no vacila en denunciar el fascismo de la Italia mussoliniana.

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En 1931, Unamuno es elegido diputado de la joven república, pero abandona pronto su escaño en las Cortes, defraudado por los diferentes gobiernos y la brutalización de la vida política.

Cuando se produce el golpe militar, en julio de 1936, hundido en un torbellino de violencia y de confusión, se adhiere durante unas semanas a los insurgentes. Una decisión ésta que le pesó hasta el final de sus días y que parte de los que recuerdan la historia no le han perdonado. Pero lo cierto es que, después de su momentáneo apoyo, amplificado por la propaganda mediática de los sublevados, se alza firme y públicamente en contra de ellos durante la sonada celebración del 12 de octubre de 1936. Lo ratifica cuando apunta en su último borrador que «los hotros» —los rebeldes— son peores que «los hunos» —los marxistas—. También presagia que se avecina "una dictadura militar" y escribe, poco antes de morir, que "hay que renunciar a la venganza".

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Unamuno, con la banda de la República

Entre las 165 obras originales y gráficas de la exposición – de las que 41 pertenecen a la BNE- hay manuscritos, prensa, fotografías familiares, de la vida universitaria y de su vida política, y objetos como la Banda con insignia de la Orden de la República y el título de Ciudadano de Honor, así como algunas cartas a través de las cuales "se pueden corregir muchos prejuicios sobre Unamuno", , según la comisaria Colette Rabaté.

También puede escucharse su voz, en un discurso en el que Unamuno hace una disertación sobre El poder de la palabra y propone "aprender con los oídos", un documento que forma parte del Archivo de la Palabra de la BNE, según ha destacado en la inauguración el director de la Biblioteca Nacional de España, Óscar Arroyo.

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Unamuno fue un intelectual valiente y comprometido, según los responsables de la muestra. Rector, poeta, novelista, ensayista, columnista, dibujante, conferenciante internacional y experto en papiroflexia- dato que refleja la exposición en un guiño al final del recorrido-, expresó desde la juventud su postura en cuestiones contra la censura, por el pacifismo, el anticolonialismo o las instituciones y fue coherente con sus ideas, que defendió sin importarle las circunstancias o preferencias de cada momento.

Desde muy temprana edad, Unamuno se propuso "hacer opinión pública y remediar los males de la patria".

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Desde su época en el rectorado de la USAL denuncia el poder de la Iglesia, la monarquía y el papel del Ejército. Se posiciona también en contra del colonialismo y de los fascismos que ve nacer en Alemania e Italia. Primer y feroz oponente a la dictadura de Miguel Primo de Rivera, fue elegido diputado de la joven república, de la que acabó defraudado y distanciado, hasta el punto de apoyar en sus inicios el golpe militar de 1936, contra el que se acaba alzando firme y públicamente durante la sonada celebración del Día de la Raza, el 12 de octubre de 1936.

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