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"'La Soledad' es la fragilidad de la vida"

Jaime Rosales se alza con el premio a la Mejor Dirección por su película La Soledad, galardonada también con el Goya a la Mejor Película

SARA BRITO

La soledad es esa película que ha hecho que gran parte de la crítica (incluida la de Público) se haya puesto de acuerdo al llamarla la mejor película española de 2007. La Academia ha querido considerar la arriesgada apuesta de un arriesgado por naturaleza, Jaime Rosales, quien con su anterior Las horas del día ya había sentado las bases de su estilo: sobriedad, distancia y un retrato doliente de la clase media urbana.

Nominado a Mejor Director y a Mejor Película, además de la mención a José Luis Torrijos como aspirante al Goya a Mejor Actor Revelación, su propuesta radical –que incluye un invento visual y narrativo con el que divide la pantalla y amplía el cuadro, la polivisión– es una lección de un cine independiente, que emociona y que es un soplo de aire fresco ante tanto melodrama. Aquí la visión de un director.

¿Es la polivisión una manera de resaltar la soledad de los personajes de la película?
Sí, porque los personajes circulan de un cuadro a otro, dejando vacíos, abandonando espacios. Como ocurre en la escena de la muerte de Antonia. Cuando muere y tenemos en otro cuadro el exterior con la ropa colgada, vemos cómo continúa la vida. Eso da más expresividad al vacío de la muerte. Y a lo pequeños que somos.

Vuelve en esta película a la sobriedad interpretativa, ¿cómo trabaja la dirección de actores?Empieza en el casting. Es un proceso largo. Suelo buscar conexiones biográficas entre el personaje y el actor. Me importaba, por ejemplo, que Adela (Sonia Almarcha) fuera una madre en realidad. Luego necesito ver que sean capaces de improvisar. Les doy el guión y los actores lo transforman a su forma de hablar. Busco una  interpretación no enfática.

Mantener la distancia...
Sí, es fundamental. Pones al espectador en la posición de espectador. Al no estar dentro del torbellino de emociones que hay dentro de la acción, es capaz de tomar más conciencia de que el otro funciona como espejo de uno mismo.


En ambas películas se enfoca en la clase media. ¿Por qué esta mirada, además, tan alejada del  costumbrismo?
Tengo una inclinación a huir de los lugares comunes, y creo que el cine se ha ocupado de las clases altas y de las bajas y poco de la media. La mía es una clase media gris. Me llama la atención porque es lo más representativo de nuestra sociedad y no hay quien lo retrate. Lo que quiero es dejar una marca de lo que ha sido nuestra civilización y la clase media es lo más representativo hoy.

Al mismo tiempo la soledad es ese sentimiento omnipresente...
Pues sí. Y cada vez tendemos más a la deshumanización. Cada vez hay más soledad, más fragmentación de las familias. Vamos hacia modelos más tristes. Es importante retratar eso, pero dando una señal de aviso.

¿Está alertando?
Me gustaría. Sería bueno que nos diéramos cuenta de que podemos hacer algo al respecto. El cine sigue siendo una herramienta de conciencia social. Me gustaría que mi cine fuera uno de concienciación. En Las horas del día era el problema de la violencia.

Y en La soledad el problema es…
La fragilidad de la vida. Es una película más emocional.

¿Que esperas de los Goya?
Espero ganarlo. Es significativo que te pongan a competir con otros que vienen de otra familia industrial. Siento como si se estuviera abriendo
camino.

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