Series Netflix 'Criminal' traslada el juego del ratón y el gato a una sala de interrogatorios
Netflix estrena hoy ‘Criminal’, una serie de carácter internacional en la que los tres episodios españoles cuentan con Mariano Barroso a los mandos y con Carmen Machi, Inma Cuesta y Eduard Fernández en estado de gracia.
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madrid,
Esto, con otros actores, podría no haberse sostenido. Ni con otros actores, ni con otro guion, ni con otra dirección. Porque en los tres capítulos españoles de Criminal (vistos antes del estreno de hoy) todo encaja a la perfección y fluye consiguiendo que una serie en la que la premisa es la de encerrar a un grupo de policías y a un presunto criminal en una sala de interrogatorios la tensión tienda al alza, los personajes crezcan -incluso los que solo aparecen en un episodio- y se llegue a un clímax tan sorprendente como satisfactorio.
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George Kay y Jim Field Smith son quienes se han encargado de supervisar a nivel internacional un proyecto transfronterizo de Netflix en el que han participado cuatro países para contar 12 historias que transcurren, todas ellas, en una comisaría que podría estar en cualquier lugar del mundo y en la que el único desahogo con el que se cuenta para ‘huir’ de esa sala claustrofóbica está al otro lado del espejo o en el pasillo. Son los únicos espacios en los que la cámara respira un poco más. No hay más escenarios, no hay más movimientos que los que se ven. Todo un reto que en España ha estado capitaneado por Mariano Barroso -ha dirigido los tres capítulos- y escrito por Alejandro Hernández y Manuel Martín Cuenca. Entre los tres logran crear una atmósfera que es asfixiante cuando toca y explosiva cuando la trama lo requiere. Un texto tremendamente potente cargado con diálogos que de poco habrían servido de no tener para defenderlos a un electo en estado de gracia.
La tipología de los personajes de Criminal se divide en dos: los fijos y los capitulares. Los primeros están interpretados por Emma Suárez, Álvaro Cervantes, Jorge Bosch, José Ángel Egido y María Morales, recayendo la mayor parte de la trama en los dos primeros y siendo el resto parte importante para su desarrollo y para conocerles más en profundidad pese a no salir de entre esas cuatro paredes. Suárez interpreta a una agente especializada en interrogatorios, María, con un sistema desarrollado a lo largo de los años que (casi) siempre le funciona para obtener de quien está al otro lado lo que quiere. De vida personal compleja, encuentra en el personaje de Álvaro Cervantes, Rai, a un novato con olfato para los interrogatorios y un sentido de lo que es correcto y lo que no propio de quienes empiezan. En resumen, al 'poli bueno' que necesitaba para su equipo. Tanto sus personajes como los del resto de agentes que componen la unidad, con María Morales y Jorge Bosh dándoles la réplica y José Ángel Egido como el jefe que baja cuando es requerido, componen el plantel policial principal.
Al otro lado de la mesa, literalmente, los presuntos criminales, tres, uno por episodio. Carmen Machi, Inma Cuesta y Eduard Fernández. Dos asesinatos y un caso de drogas y lo que le echen. Por ese orden y cada uno en un papel muy distinto en el que explorar diferentes vertientes y registros a medida que se suceden las preguntas estrechando el cerco sobre ellos. En cada capítulo, una interpretación soberbia. El planteamiento en todos los casos es el mismo. El sospechoso se sienta, con o sin abogado, y los interrogadores comienzan a disparar verbalmente. En ocasiones, con pruebas. En otras, jugándosela. Cada uno tiene un plan, un esquema que seguir. Para quien se sienta más lejos de la puerta, mantener su versión de los hechos y no contar nada, si es que lo hay, que le incrimine. Para los agentes sin uniforme, lograr justo lo contrario.
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Un texto tremendamente potente cargado con diálogos que de poco habrían servido de no tener para defenderlos a un electo en estado de gracia.
Al final, todo se reduce (y no es poco) en un juego del gato y el ratón, del cazador y la presa, en el que las únicas armas que se utilizan son las dialécticas y las psicológicas. El más listo, el más fuerte mentalmente, es el que acabará llevándose el premio. En ese juego de póker que mantienen Machi, Cuesta y Fernández con sus rivales en el lado de la ley está el atractivo de una serie que logra con una puesta en escena minimalista y un alto nivel de guion, actuación y dirección presentar su candidatura a lo mejor del año. Y junto a todos ellos, como secundarios completando la fauna de esta comisaría, Nuria Mencía, Daniel Chamorro, Javi Coll y Milo Taboada.
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Las patas británica, francesa y alemana
En cuanto al resto de proyectos, a priori, el británico es el que más llama la atención por ser el que cuenta con más rostros conocidos ante la pantalla. Aunque eso solo sea una forma de ‘venderlo’ mejor. En el reparto invitado se encuentran David Tennant, Hayley Atwell, Youssef Kerkour y Clare-Hope Ashitey y en el regular están Katherine Kelly, Lee Ingleby, Nicholas Pinnock, Mark Stanley, Rochenda Sandall y Shubham Saraf.
Frédéric Mermoud dirige los tres episodios franceses y ha contado para ello con Nathalie Baye, Jérémie Renier y Sara Giraudeau como invitados capitulares a una sala de interrogatorios en la que los personajes regulares son interpretados por Margot Bancilhon, Laurent Lucas, Stéphane Jobert, Anne Azoulay y Mhamed Arezki.
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Y, por último, la pata alemana de este proyecto internacional de Netflix que abre la puerta a futuras colaboraciones y que dirige Oliver Hirschbiegel. En su caso, los nombres del casting son Nathalie Baye, Jérémie Renier y Sara Giraudeau para los invitados y Margot Bancilhon, Laurent Lucas, Stéphane Jobert, Anne Azoulay y Mhamed Arezki en el caso de los fijos.