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Santiago Alba Rico: "Hoy la única revolución es negra, está en el otro lado"

El filósofo, ensayista y escritor revindica el conservadurismo democrático de los movimientos de izquierda para frenar la única revolución actual: la del ultraliberalismo, el protofascismo y la xenofobia.

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El filósofo, ensayista y escritor Santiago Alba Rico. / ARCHIVO

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“El capitalismo prohíbe todos los lujos. Nada de lujos. Sólo lo estrictamente necesario: el derroche, el incendio, la destrucción, la muerte"

Santiago Alba Rico. Penúltimos días

El filósofo, ensayista y escritor Santiago Alba Rico. / ARCHIVO

Llega caminando despacio, se acomoda tranquilo frente a la mesa de mármol en la que apoya con suavidad los codos. Sus manos acompañan con sosiego un hablar pausado y un decir contundente. Es como si el cuerpo –esa naturaleza preciosa para el pensador– se rebelara contra lo que define como “cultura de los cinco segundos; ese proyecto premeditado –explica– centrado en las redes, en la simultaneidad y no en la sucesión, para privarnos de la narración, de los tiempos lentos”.

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“La Movida madrileña fue nula en términos intelectuales y reaccionaria en términos políticos”

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Era el Madrid de 1988, los estertores de una Movida madrileña, de la que Santiago no guarda muy buenos recuerdos. “La Movida fue la reunión de dos corrientes que estaban condenadas a separarse: una de renovación estética y cultural, pero nula en términos intelectuales y reaccionaria en términos políticos. ¡Y la prueba es dónde han terminado sus grandes representantes como Alaska o Loquillo!”, exclama. “Y la otra, de izquierda marxista, comprometida. Triunfó la primera, la segunda quedó marginada hasta el 15M”.

El filósofo, ensayista y escritor Santiago Alba Rico. / JAIRO VARGAS

“Lo que ha ocurrido en las sociedades como la nuestra –de consumo, de destrucción por el fuego, que es lo que quiere decir en latín– es que el deseo se ha asociado a la imagen y se ha disociado del cuerpo. El cuerpo ha desaparecido. Cuerpo solo tienen los inmigrantes, las embarazadas, los enfermos y los viejos, que quedan excluidos de nuestro campo visual”. A partir de esa idea, se extiende pausado Santiago sobre los valores de cambio y la paradoja de nuestro modelo: “el que más riqueza ha producido lo ha hecho en términos tan abstractos que es la primera sociedad de la historia sin cosas. Y sin cosas no hay razón finita ni memoria finita ni imaginación”, concluye.

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En 1994, la llegada de su primera hija convirtió en hostil la ciudad que regaló a Alba Rico uno de los ejes centrales de su pensamiento. Marchó a un pueblo de Ávila, a una casa de piedra levantada en 1793, a la que ya ha trasladado toda su biblioteca y donde
–aventura– terminará sus días. Después de tres años en Lisboa, “uno de los peores periodos de nuestra vida, del que no puedo hablar sin que ocurran cosas trágicas” (y remite para comprenderlo al último capítulo de su libro Leer con niños) Santiago se instaló en el Túnez en el que estaba a punto de estallar la primavera árabe.

“Lo que estamos viviendo ahora en Europa, Siria, Libia o Irak es una revolución negra, fruto de la revolución democrática fallida de 2011”

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Hoy sigue residiendo en la ciudad del jazmín y el azahar, convencido de que sin el resto del mundo árabe, Túnez no puede resistir. “Cada vez que en esa zona del mundo los pueblos se han expresado libremente han dejado claro que no quieren a ninguna de las tres fuerzas que han dominado aquella zona en el último siglo, hermanos trillizos que se alimentan recíprocamente: las dictaduras locales, las intervenciones extranjeras e imperialistas y las respuestas yihadistas y terroristas”. 

Cita a Gramsci para explicar que “el fascismo es siempre el resultado de una revolución fallida” y afirma que “lo que estamos viviendo ahora en Europa, Siria, Libia o Irak es el fruto de la revolución democrática fallida de 2011”. Y con calma desarrolla su teoría: “Empezó en el mundo árabe, cruzó como una metástasis saludable a España y a Europa, llegó hasta Wall Street. Pero aquella revolución fue derrotada y lo que tenemos ahora es una revolución negra”.

'Leer con niños', de Santiago Alba Rico.

Una revolución que –según el filósofo– es la única que existe en Europa y en el mundo árabe “en dos fuerzas sinérgicas que se alimentan recíprocamente”. En el caso del viejo continente, continua, “tiene una vertiente económica ultraliberal, que ha desmantelado el estado del bienestar, los servicios sociales, etc.. Y una vertiente política que es propopulista, neofascista protofascista. Y la respuesta frente al ISIS, como la respuesta frente a la revolución negra –que es la única que hay– solo puede ser más democracia y más derechos”.

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"El mercado ha subvertido el sueño democrático liberal. Ha vuelto completamente opaco el Estado y completamente transparentes los cuerpos y las almas. Para luchar contra el capitalismo, para defender la democracia, es necesario "volver al armario", reivindicar la fuerza resistente del secreto, soportar sin sucumbir la tentación de desnudarse"

Santiago Alba Rico. Penúltimos días

PENSADORES DEL 21

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