Este artículo se publicó hace 3 años.
Receta de huevos rotos con gulas
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Para algunos los huevos rotos son como una religión. En sus íntimas escrituras, el dios tuvo que nacer del huevo cósmico. Una bandera que podríamos acoger. Imagina el lienzo en tu balcón: un huevo estrellado sobre un fondo de patatas amarillas. Huevo Estrella, ciudad abierta. ¡Compartamos claras y yemas! Esta receta contiene la metáfora de la vida: venimos del huevo para desparramar nuestras yemas sin miedo sobre el mantel. Existen muchas clases de huevos rotos (con chorizo, jamón, picadillo...). Los que utilizan las gulas no son a priori tan típicos y sin embargo pueden considerarse un espectáculo, y además son muy fáciles de hacer.
Las gulas, ese sucedáneo de las auténticas crías de las anguilas, se llevan muy bien con el fruto de la gallina (puedes probar con una tortilla de gulas con perejil fresco o un sencillo revuelto). Una vez terminado el plato, el procedimiento es el mismo: partir los huevos sobre las patatas y las gulas, dejar que la yema lo impregne todo con su herida solar. Recuerda siempre utilizar huevos ecológicos y de gallinas camperas, que no hayan estado encerradas en unas condiciones de gulag empresarial.
Receta de huevos rotos o estrellados con gulas
Ingredientes 4 personas:
1-2 huevos ecológicos por persona.
1 paquete de gulas (existen distintas marcas en los supermercados, más caras o económicas).
2 patatas grandes.
Aceite de oliva virgen.
1 diente de ajo (opcional).
Una pizca de pimentón dulce o picante (opcional).
Sal.
Elaboración:
En esta receta puedes utilizar las patatas o prescindir de ellas. Los huevos salen igualmente muy ricos solos, rotos sobre las gulas, aunque entonces debes añadir más cantidad de pescado. El procedimiento es muy sencillo. Fríe las patatas, luego sofríe ligeramente las gulas, y termina con los huevos. Después montas el plato y que el comensal lo rompa a conveniencia. Unas gotitas de aceite de trufa le darán un punto más gourmet. También puedes añadir perejil picado. La gulas pueden sofreírse con un poco de ajo para que ganen sabor. Añade el pimentón al final.
1. Fríe las patatas en panadera:
En una sartén, con un buen chorro de aceite de oliva virgen, pon a freír las patatas, peladas y cortadas en panadera fina. Hazlo primero a fuego fuerte y, cuando empiecen a dorarse, baja la potencia, tápalas, y deja que se hagan sin prisas (así saldrán crujientes por fuera y tiernas por dentro). Dales un punto de sal.
2. Prepara las gulas y los huevos:
En otra sartén echa un chorrito de aceite de oliva. Añade un diente de ajo picado (opcional) y deja que se dore. Echa las gulas y sofríelas con un punto de sal. No deben salir demasiado cocinadas. Pon una pizca de pimentón dulce o picante, remueve un par de minutos y apaga el fuego. En una sartén pequeña pon a calentar un buen chorro de aceite de oliva. Espera a que esté muy caliente y empiece a humear. Fríe los huevos y con una cuchara o espumadera échale el aceite por encima. Recuerda que la yema no debe salir demasiado hecha para que pueda desparramarse sobre las gulas.
3. Monta los huevos rotos:
Pon en un plato las patatas (escurridas de su aceite), añade por encima las gulas y por último los huevos fritos. Puedes partirlos tú antes de servirlos o dejarle esta misión al comensal.
➥ Seguimos con una receta de huevos nube.
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