Este artículo se publicó hace 6 años.
Entrevista con Juan y Javier Gallego"El PP insiste en la idea de que hay una invasión de negros"
Los hermanos Gallego publican 'Como si nunca hubieran sido', un cómic lírico que nace como proyecto solidario y que aborda el drama humano de los refugiados que mueren en el Mediterráneo.
Madrid-
Las guardas de Como si nunca hubieran sido (Reservoir Books) esconden un listado siniestro. Un puñado de cuadrículas que condensan —con la asepsia de un Excel— la relación de muertos y desaparecidos en el Mediterráneo durante los seis meses que los hermanos Gallego dedicaron a este proyecto. Una cuadrícula hecha de aproximaciones y presunciones: "Número estimado de desaparecidos: Desconocido. Causa de la muerte: Desconocida. Nombre de los desaparecidos: Desconocido", locuta con voz telegráfica Juan Gallego 'Crudo'.
La "fábula" viene después. Acotada por ese inventario de la vergüenza nace una odisea a pachas con la poesía de 'Crudo' y la trazada áspera de su hermano Juan. "La pintura tenía que gritar la rabia del desastre que es el Mediterráneo", explica este último. De ahí su apuesta por el blanco y negro, de ahí que prescinda de la exactitud en las formas y se decante por un acabado impuro. La ignominia sin florituras, por favor. "Hacer algo bello sobre el horror me genera un dilema", remata 'Crudo'.
Dilema que resuelven del único modo posible, a saber; poniendo la belleza al servicio de la denuncia. Allá donde el periodismo muestra sus vergüenzas —por ineficiencia o por simple incomparecencia— surgen los podrías y las estimaciones, los al parecer y los todo apunta a que. Fue de hecho uno de esos podrías, cazado al vuelo de algún informativo azaroso, lo que desencadenó la plegaria que nos ocupa. «Podrían haber muerto 900 personas ayer en el Mediterráneo», leyó el periodista; «Como si nada sucediera / Como si nunca hubieran sido. / Como si no fueran nadie. / Como si no», empezó a tramar el poeta.
“El periodismo no encuentra asideros en esta tragedia, es incapaz de dar respuestas a sus interrogantes”, lamenta ‘Crudo’. Se impone el abordaje poético, batalla que los Gallego entienden tan desigual como ineludible: “Apelan a sentimientos muy básicos donde el otro es siempre una amenaza, un discurso fácil de activar porque está como preinstalado en nuestro cerebro reptiliano”, apunta Juan. “Este cómic no va a salvar ninguna vida, pero creo que al menos contribuye a concienciar a la gente”, concede Javier.
Coinciden los hermanos en la desmemoria. Olvidamos que fuimos esos hombres sin nombre ni rostro hace no mucho. “El problema es que los despersonalizamos, dejamos de ver a los sirios que huyen de sus países como seres humanos, como lo que fuimos nosotros cuando escapábamos a Francia por la frontera”, prosigue ‘Crudo’. Urge por tanto ponerles cara, solo así dejarán de ser los otros. Una operación aparentemente sencilla que no siempre interesa llevar a cabo, más bien al contrario, se fomenta la indiferencia cuando no el miedo al otro, “una hegemonía discursiva que impide pensar en cómo podemos cambiar las cosas”, apostilla el periodista.
Sobra decir que de esa parálisis surgen las soluciones más baratas. Aquellas que no requieren de matices, aquellas que eluden toda posible contradicción. Tal y como apunta Juan, "el discurso pro inmigración implica ceder, mientras que el otro apela a nuestros instintos más bajos...". Buena muestra de ello la encontramos en las políticas municipales, la cercanía electoral está filtrando ya un argumentario conservador que pone el foco en sospechosos habituales.
"Parece que, como apuntan desde Ciudadanos, el principal problema del comercio en Madrid son los manteros —apunta Javier—, por no hablar del PP y su insistencia en hacernos creer que hay una invasión de negros". El discurso del odio se impone y la desinformación campa a sus anchas. Con todo y eso 'Crudo' confía en llegar a los indecisos; descarta a los convencidos —"este cómic no tiene nada que hacer con ellos"—, pero sí alberga cierta esperanza para con los ajenos a esta realidad: "Cuando eres consciente de la magnitud de una tragedia, tu mundo cambia. He visto a gente quebrarse, tumbar determinadas barreras en cuanto han querido interesarse por este desastre".
En ese sentido, Como si nunca hubieran sido no sólo alienta la empatía como único antídoto frente a la deshumanización, sino que también fomenta la posibilidad de ir un poco más allá y solidarizarse económicamente. Autores y editorial donarán 3 euros por ejemplar a Médicos Sin Fronteras, organización de acción médico-humanitaria que asiste a personas amenazadas por conflictos armados, violencia, epidemias o enfermedades olvidadas, desastres naturales o exclusión de la atención médica.
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