madrid
Ettore Scola murió hace cuatro años. Para entonces, el cineasta Paolo Virzi llevaba mucho tiempo anotando en sus libretas momentos destacados de su vida en el cine. El día que el colectivo cinematográfico se reunió en la Casa del Cine de Roma para despedir al maestro -todos sentían que aquello marcaba el final de los clásicos-, a Virzi se le ocurrió que podría rendir un homenaje a esos grandes desde la pantalla.
Con sus dos inseparables -Francesca Archibugi y Francesco Piccolo- y con los recuerdos que había ido atesorando desde sus primeros días en el cine, escribió el guion de Noches mágicas. "Sentí que todos se habían ido con él (Scola). Quería agradecerle a él, a todos ellos. Pensé: te amo, pero también me enseñaste el arte de ser irreverente. Por eso en esta película les decimos cuán seductores eran, pero también qué terribles", confesó en una entrevista con el diario La Repubblica durante la presentación de la película en el Festival de Cine de Roma.
Noches mágicas, que se estrena ahora online en Filmin y en Movistar, es poesía y vulgaridad, es felicidad y nostalgia, ilusión y desencanto, una locura a la romana, el desorden de la alegría y de la vida… es una declaración de amor incondicional por el cine, su bullicio, sus trampas y sus pasiones. Puro placer.
Diversión, entusiasmo y sablazos
Con veteranos como Giancarlo Giannini, Ornella Mutti o Paolo Bonacelli, la película comienza la noche que Argentina eliminó a Italia en la Copa del Mundo de 1990. Mientras un grupo de personas ve el partido en un bar al lado del río, un lujoso coche cae desde el puente Garibaldi a las aguas del Tíber. La policía rescata el auto y dentro el cuerpo sin vida de un conocido productor de cine. Los principales sospechosos son los tres guionistas finalistas del Premio Solinas –referente del cine italiano desde 1985-.
A través del relato que los jóvenes –alter ego de los guionistas de Noches mágicas- hacen a la policía, se va descubriendo el cine italiano de ese tiempo, el del crepúsculo de los grandes autores, cuando se quemaban las horas de la noche fumando y bebiendo, con discusiones interminables en pequeñas trattorias. Y ahí están la diversión, el entusiasmo, el anhelo, la ambición, pero también aparecen el cansancio, el desengaño, los timos y los sablazos.
"Cuando conocí a todos esos maestros, estas figuras legendarias se divirtieron masacrando mi idolatría. Me hicieron sentir estúpido porque consideraba importante su trabajo. En la película quería mostrar no solo el desencanto y la desesperación de estos creadores que yo había mitificado, sino también el riesgo de terminar en las garras de tantos cialtroni (canallas)", explicó Paolo Virzi a la revista Spettacolo a propósito del estreno de la película.
Quién es quién
Noches mágicas, por supuesto, contiene el juego de descubrir quién es quién en ese laberinto de directores, guionistas, productores, abogados, actores… y el de imaginar quién sería ese personaje en el equivalente español. Esa abogada que tiene en la antesala a un Marcello Mastroianni llorando desconsolado, destrozado por un amor roto –el de Catherine Deneuve- no puede ser otra que Giovanna Cau, que representó al actor mencionado, a Fellini, Ettore Scola, Sophia Loren y Luchino Visconti. "Las pocas mujeres que había en el cine se masculinizaron, como la abogada. Lo hicieron para sentirse aceptadas".
El viejo cineasta que cena siempre solo y que durante años no ha dicho una palabra ¿podría ser Michelangelo Antonioni? ¿Y el veterano guionista al que sigue una cohorte de jóvenes escritores, que no son otros que los ‘negros’ que reescriben los guiones de las productoras? Ese hombre podría, sin duda, ser el legendario Furio Scarpelli, que fue uno de los maestros del propio Virzi.
Y el productor, ese apasionado cialtroni interpretado por Giancarlo Giannini, podría ser unos cuantos. En España también recuerda a un par de personajes de nuestro cine. El actor dice que se inspiró mucho en un productor amigo suyo, pero que aprovechó momentos que vivió personalmente y menciona el día en que, para devolverle una jugarreta a Cecchi Gori, se cortó el pelo y volvió a colocárselo como pudo en la cabeza. Entonces fue a verle y se lo arrancó y lo tiró sobre la mesa diciéndole que del disgusto y el estrés se le estaba cayendo.
Eso sí, en Noches mágicas, Federico Fellini es Federico Fellini, ese genio al que Giannini recuerda "a las cuatro de la mañana sacando el papel de aluminio con el parmesano".
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