Este artículo se publicó hace 16 años.
«Esta novela sabe a pan»
Recién horneado y caliente. Con una corteza crujiente y una miga sabrosa. Un pan con aroma a horno artesano. Así sabe para la genovesa Milena Agus su novelita de poco más de 150 páginas Mal de piedras (Siruela). Una pequeña rebanada impregnada con aceite de oliva que torna cualquier cielo gris en un azul añil y con un sol inmenso.
Porque esta novela, la primera que se publica en nuestro país de Agus, es pura gastronomía, luz, erotismo y Mediterráneo. "Yo no lo busqué, me sale natural porque soy italiana. Aunque también hubo un afán por conservar todos esos sabores en papel, que siempre se puedan recordar", explica la autora en su visita a Madrid para presentar el libro. El resultado, desde luego, ha sido delicioso.
Pura melancolía
Pero, pesar de la luz y el aroma, Mal de piedras es también pura melancolía. Narrada en tercera persona, es la historia de una mujer incapaz de disfrutar con la vida que le ha tocado. El ambiente que le rodea tampoco ayuda: la isla de Cerdeña sufre las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Hay bombardeos, pobreza y hambre. "Yo lo que quise hacer al principio fue una novela histórica. Luego me di cuenta de que no tengo ni la capacidad ni la paciencia suficiente para ello", sostiene.
Y le salió un drama cuya protagonista prefiere inventarse una vida antes que vivir la suya propia. "Ella sufre un conflicto que yo creo que tenemos todos los seres humanos y es que nuestra vida real no siempre concuerda con la que nos imaginamos. La protagonista lleva este conflicto al extremo", argumenta Agus.
Esta es la razón por la que la escritora prefiere ser una persona apegada a la tierra y a la realidad. "Es la única parte donde realmente se encuentra la felicidad. Soñar está bien, pero tu vida no puede ser un mundo ima-ginario", analiza.
Escrita como si fuera un torrente de ideas, un exabrupto en boca de una nieta que narra la biografía amorosa de su abuela, la autora confiesa que no escribió Mal de piedras de un tirón. "Estaba todo muy pensado y calculado, ya que quería que la estructura fuera como un río de recuerdos", señala antes de añadir que su última novela, Ali di Babbo, sí está escrita sin pausa. "Y es más divertida", apostilla. Ya tocaba.
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