Nicolas Cage se une a los mejores y más terroríficos psicópatas del cine en 'Longlegs'
Aparece un nuevo y muy turbador ejemplar de asesino en serie en un thriller de investigación con crímenes espeluznantes.
Madrid-
Las fuerzas del mal se han confabulado para dar vida a una de las criaturas más inquietantes del cine reciente, Longlegs. Monstruo espeluznante, de voz chillona y estridente, extremadamente perturbador y, al mismo tiempo, profundamente humano. Es un ser dolorosamente retorcido que pone la piel de gallina desde su primera e inesperada aparición. Nuevo ejemplar del cine de asesinos en serie y uno de los mejores especímenes del subgénero Nicolas Cage.
De la mano de Oz Perkins, el hijo cineasta de Anthony Perkins, el actor ofrece aquí su interpretación más aterradora, lo que, en su caso, es decir muchísimo. El jovencísimo Nicolas Cage que aparecía en Rebeldes o La ley de la calle auguraban una jugosa carrera, pero no daban ni una pequeña pista de hasta dónde sería capaz de llegar este hombre jugando con personajes dementes, fanáticos, estrafalarios… En Longlegs desvela esta incógnita.
Thriller de investigación con asesino en serie y crímenes espeluznantes, Longlegs roza muy de cerca el género de terror y se hunde en el territorio enfangado del mal. Protagonizada por Maika Monroe, la agente de FBI que investiga los asesinatos, la película tiene un impresionante trabajo de sonido, además de unas cuantas ingeniosas ideas del director, entre ellas la aparición casi subliminal de unas siluetas y formas demoniacas, con lo que consigue contagiar espanto y maldad.
Trampa para el carnicero
El pavoroso Longlegs convivirá este verano con otro asesino a sueldo en la cartelera, un tipo de aspecto mucho más vulgar, el Carnicero, personaje principal de la nueva película de M. Night Shymalan, La trampa. Protagonizada por Josh Hartnett, la película apuesta por la tensión al presentar a un padre y su hija en un concierto de música pop que, en realidad, es un engaño, una emboscada para pillar al asesino.
'Longlegs' roza muy de cerca el género de terror y se hunde en el territorio enfangado del mal
Una vez más, Shyamalan se divierte encerrando a sus personajes en un único espacio: "¿Conoces al Carnicero? ¿Ese loco que va por ahí cortando gente en pedazos? Bueno, los federales o lo que sea se enteraron de que iba a estar aquí hoy, así que le prepararon una trampa. ¿Todo este concierto? Es una trampa. Están vigilando todas las salidas, controlando a todo el que sale. No hay forma de salir de aquí. Es una locura, ¿no?".
Los primeros de la lista
Estos herederos en la ficción del horror real de Ted Bundy o de Jeffrey Dahmer, conocido como el caníbal de Milwaukee, se reúnen ahora con otros que han pasado merecidamente a la historia del cine. Ahí está Hans Beckert, el asesino de niñas de M, el vampiro de Düsseldorf, una de las obras maestras del inmenso Fritz Lang, que le dio su primer protagonista a Peter Lorre y que ya en 1931 estaba revolucionando convenciones de género.
En los primeros puestos se encuentran también Norman Bates (Anthony Perkins, en Psicosis), con su trastorno de personalidad múltiple y con el cadáver de su madre conservador en un rincón, o John Doe (Kevin Spacey, en Se7en), el psicópata que se cree que Dios le ha encomendado la misión de matar a los que hayan cometido algún pecado capital. Y con ellos, Hannibal Lecter (Anthony Hopkins, en El silencio de los corderos), un genio de la Psiquiatría, culto y brillantísimo con una horrible tendencia al canibalismo.
El tímido y solitario Mark Lewis disfrutaba filmando a sus víctimas mientras morían. El actor alemán Karlheinz Böhm interpretaba al personaje en El fotógrafo del pánico (1960), una película con la que Michael Powell reflexionaba con inteligencia y mucho talento sobre el voyeurismo y sobre el poder del cine. Aquel sembraba el terror en Londres, campo de acción de Bob Rusk, el psicópata misógino de Frenesí (Hitchcock, 1972), violador de mujeres a las que estrangula con corbatas.
Abby y Martha Brewster
Cuando Bong Joon-ho rodó la espléndida Memories of Murder (2003), inspirada en el primer asesino en serie de la historia de Corea del Sur, la investigación policial real no había tenido resultados. Entre 1986 y 1991, un tipo había asesinado a al menos diez personas en la provincia de Hwaseong. En 2019, por fin, se descubrió al criminal, Lee Chun-jae, quien confesó públicamente el asesinato de 14 mujeres y niñas a finales de los años 80.
En 2007, cuando David Fincher hizo Zodiac tampoco se había confirmado la identidad del auténtico asesino del zodiaco, en el que se basaba la película. Hace solo un año, más de medio siglo después de los crímenes, el FBI identificó a Gary Francis Poste como el responsable de los asesinatos. Llegó a confesar en una carta que había matado a más de 37 personas.
Nunca tuvo identidad real el asesino de Las horas del día, primer largometraje de Jaime Rosales, en el que mostraba la rutina, aburrida, repetitiva y pueril, de Abel, un asesino brutal y violento. Y nunca hubo en el cine asesinas en serie más simpáticas que las adorables Abby y Martha, las tías del crítico teatral Mortimer Brewster, en manos de un tronchante Cary Grant en Arsénico por compasión (Frank Capra, 1944). "Para un galón de vino de saúco, tomo una cucharadita de arsénico, luego agrego media cucharadita de estricnina y luego solo una pizca de cianuro".
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