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Músicos y catódicos

Numerosos artistas del pop y el rock español componen las sintonías que oímos en series, anuncios y programas

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Seguro que se acuerdan de un verso, clásico ya, como "soy siete veces más fuerte que tú, muy veloz y siempre estoy de buen humor". El intérprete era el entrañable, bonachón y gruñón David el Gnomo, pero el que le compuso la canción fue el cantautor Hilario Camacho. El tema fue un hit. Quizás no consideremos su éxito a la altura de una canción de, por ejemplo, Mecano, pero su repercusión fue parecida.

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Soy un gnomo no es la única canción de la tele que tiene a un cantante reconocible detrás. Les resultará curioso saber que el compositor de la canción Del pita del del anuncio de Coca Cola el camarero hindú que se desmelena en plena fiesta aristocrática es el Tequila Alejo Stivel. "Empecé hace 20 años y desde entonces habré hecho más de 300 sintonías de publicidad. Hice la campaña de Libre de Amena, el I will survive para Movistar, otra para Ducados, Iberia", dice el músico.

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El hecho de que músicos del pop se lancen al mundo de las sintonías para anuncios, series y programas tiene una sencilla explicación: en la tele hay pasta. "Eso está claro", afirma rotundo Guille Milkyway, de La Casa Azul, "pero hay diferencia entre el músico por encargo, que se dedica a eso exclusivamente, y el músico que viene del pop, como es mi caso. Si no va a haber libertad creativa, no cojo el trabajo. Lo mismo si no estoy de acuerdo con el producto que se anuncia".

La eterna disquisición: ¿se vende el músico al componer por encargo? Suso Saiz, productor de Luz, Aute, Piratas o Duncan Dhu, le ha puesto música a las aventuras de Al filo de lo imposible desde hace años. Según él, "muchas veces aceptas el encargo por una pura cuestión alimenticia, pero en general a mí me encanta hacerlo".

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La gran diferencia: en sus discos componen para ellos mismos, mientras que en la televisión componen para otros. No deciden ellos, sino el cliente, una palabra caliente en ámbitos artísticos. Alejo Stivel no pone reparos: "Es un tipo de arte que no está catalogado entre las artes normales. El mundo de la publicidad es muy enriquecedor, con gente que tiene una increíble capacidad para conectar con el gusto popular". Milkyway, el creador de la canción-fenómeno Amo a Laura, le lleva la contraria: "Si tuviera que vivir de la música por encargo, me dedicaría a otra cosa".

La escena indie también ha encontrado un filón en la televisión. Mar Álvarez y Pedro Vigil proceden de dos bandas que removieron los cimientos de la música española en los 90: Undershakers y Penelope Trip. Ahora, combinan sus proyectos artísticos (Pauline en la Playa y Edwin Moses) con Músicas de sastre (www.musicasdesastre.com), una pequeña empresa que hace sintonías a medida. "Nos encantaría hacer música para series, aunque el mundo de la cortinilla también tiene su punto", cuenta Álvarez. No habla de corte y confección, pero casi. "Hacemos dos tipos de trabajos: uno más económico, cuando nos piden algo estándar, y otro más caro, si el cliente nos pide algo muy específico", explica la música. Su último trabajo fue una versión de Mocedades para un anuncio de la FEVE.

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Jingle se llama a la música de un anuncio publicitario. "Hay veces que desde que te llaman hasta que ves el anuncio en la tele pasan cinco días". Lo dice Alejo Stivel y no suena a trola. Los músicos reciben el encargo cuando la idea ya ha pasado de boca en boca. Suele haber muchos actores implicados compañía, agencia, creativos, productores... y generalmente el músico es el último en el escalafón. La comunicación, cuando se habla de música, puede alcanzar cotas delirantes. "Una vez me pidieron una música gomosa", dice Stivel entre risas, "aunque no es lo habitual". Era, claro, para una marca de chicles.

Ibon Errazkin, antiguo componente de Le Mans y ahora en Single, lleva haciendo música para anuncios 10 años. "Normalmente hay mucha gente opinando, con lo que recibes muchas opiniones contradictorias", explica el músico. Otra problemática es la de los covers o el sound alike, cuando le piden al músico que haga una música excesivamente parecida a una canción ya existente. "Es el método habitual", dice Errazkin, "es raro que se expliquen con calificativos, en plan quiero algo agresivo o intimista. Lo normal es que te digan: que sea como esta canción". ¿Y no hay temor al plagio? "Si me piden que plagie algo yo lo plagio, pero no soy el que corro el riesgo", asegura el músico.

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El mundo de las series es más agradecido, al menos en la experiencia de Jaime G. Soriano, ex vocalista de Sexy Sadie, que le ha puesto música a Cuestión de sexo. "Cuando trabajas en televisión tienes que pensar en la imagen. Es como el que pone un foco. En mi caso, el director deja en mis manos casi todo", explica. Además, el trabajo es más a largo plazo. Soriano ya está preparando la música para un estreno de Antena 3 en enero.

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