Parece un seguidor de una secta, pero luego se disfraza de mujer y al día siguiente reconoce su admiración por Silvio Rodríguez. Así es Devendra Banhart (Houston, EE UU, 1981), capitán de la escena neo-folk, el género que gracias a él y su pandilla de correligionarios se ha vuelto a poner de moda. Banhart inicia hoy en Donosti su gira española.

El nombre de Devendra Banhart se comenzó a oír en España en 2004. Esa temporada publicó dos fenomenales discos, Rejoicing in the Hands y Niño Rojo, producto de una misma e inspirada sesión de grabación. Aquellas 37 canciones cayeron como dinamita en la escena independiente internacional. De repente comenzaron a salir artistas similares de debajo de las piedras (Vetiver, Joanna Newsom, Cocorosie... todos ellos amigos). Pero ninguno alcanzó el grado de fascinación, misterio e inspiración del repertorio de Banhart. 

Si sus canciones resucitaron el folk, sus fotos fueron como un flashback a la era hippie. Barbas desaliñadas, melenas ralas, vestimenta perroflautista con toques orientales, discurso místico, cierta tendencia a la dispersión... Se conoció su pasado como vagabundo por las calles de París, se oyeron ecos de una infancia traumática... Y lo más importante, se descubrió que ya había publicado un disco con anterioridad, un experimento de folk alucinado y atmosférico titulado, ojito, Oh Me Oh My...The Way The Day Goes By The Sun Is Setting Dogs Are Dreaming Lovesongs Of The Christmas Spirit.   

Lo primero que llamaba la atención al escuchar a Devendra Banhart, además de su voz electrizante y sus tonadas hipnóticas, era que cantaba algunas canciones en español. Y es que el gurú del neo-folk estadounidense pasó su infancia en Venezuela. El espeluznante mantra Ay mamá, no hay que llorar cautivaba al mismo tiempo que dejaba intuir una personalidad atormentada.

Pero de atormentado, nada de nada. Ilusionista de la imagen, para el siguiente álbum, Cripple Crow (2005), Banhart se rodeó de sus compañeros de comuna y olvidó la sobria rugosidad de sus discos predecesores. Dale gasolina a un pirómano y tendrás un incendio. Al espíritu libre de Banhart le pusieron una banda en el estudio y el resultado fue caótico y disperso. Eso sí, su aproximación a lo latino, sobre todo a la samba de Caetano Veloso, volvía a brillar. Se declara fan de Atahualpa Yupanqui. 

Desde que apareció está en todas partes. Ha colaborado con multitud de artistas: Antony & The Johnsons, Xiu Xiu, Vashti Bunyan e incluso Yoko Ono.

Hoy inicia gira española para presentar su último disco, Smokey Rolls Down Thunder Canyon. Sus conciertos suelen ser espectáculos imprevisibles, desordenados y con mucha improvisación.

Un 'showman' de lo más cachondo

Tras su concierto de esta noche en la sala Gasteszena de Donosti, Banhart y su banda visitarán Madrid (día 20, Joy Eslava), Murcia (día 21, Auditorio) y Barcelona (Día 22, Apolo). Es la tercera gira que el cantante realiza por España. La primera, en octubre de 2004, fue asombrosa. En Madrid actuó en la pequeña sala Moby Dick, llena hasta los topes. Consiguió contagiar al público con un ‘show’ íntimo y enérgico a partes iguales, combinando su faceta de showman y de cantautor. En aquel concierto despejó las dudas: de trovador torturado no tenía nada. Un año después volvió a visitar Madrid. A mitad de concierto invitó a un espectador a que tocara una de sus canciones.