Moscú, la Ciudad de las Estrellas, donde nacen los cosmonautas
Los rusos contaban con jóvenes cadetes cuyas edades no superaban los 26 años y que apenas tenían experiencia
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Palabras como soyuz, cosmonauta, Laika, Sputnik o Gagarin nos evocan irremediablemente a la carrera espacial llevada a cabo durante la época soviética, y que hoy, 50 años después, se mantienen como reminiscencias de un glorioso pasado en la conquista del espacio.
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La Ciudad de las Estrellas (Zvyozdni Gorodok en ruso) es un complejo situado a 33 kilómetros de Moscú ideado para el entrenamiento de los candidatos a formar parte de los diferentes proyectos que los rusos estaban planteando para ser los primeros en llegar al espacio. La premisa era clara, superar a los norteamericanos, por lo que tanto los programas como los adiestramientos deberían ser bien diferentes. Los rusos contaban con jóvenes cadetes cuyas edades no superaban los 26 años y que apenas tenían experiencia en el pilotaje de aeronaves, por lo que basaban su rudo entrenamiento en sobrevivir a las pruebas y al viaje.
Los rusos contaban con jóvenes cadetes cuyas edades no superaban los 26 años y que apenas tenían experiencia
Serguéi Korolyov fue el artífice del desarrollo de los programas de adiestramiento de los reclutas, a los que se les sometía a duros e intensos ejercicios para comprobar su resistencia tanto a nivel físico como mental. Entrenaban para un entorno inédito, por lo que la Ciudad de las Estrellas se postuló como un complejo laboratorio donde se llevaban a cabo los experimentos con los futuros cosmonautas los estadounidenses son astronautas y los chinos taikonautas.
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El nombre de Laika aún se mantiene fresco en la memoria colectiva como esa heroína que en cuerpo de perro y a bordo del Sputnik 2, fue el primer ser vivo en volar al espacio un 3 de noviembre de 1957.
Pero en las 32 hazañas que los rusos han tenido en su carrera espacial por delante de EEUU, destaca una sobre las demás. Fue la realizada por el cosmonauta Yuri Gagarin a bordo del Vostok-1, cuando el 12 de abril de 1961 se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio. Una circunstancia por la que el piloto fue toda una celebridad de la época. Entre las anécdotas que se cuentan de él, se dice que celebrándose el festival de cine de Moscú, una de las estrellas del celuloide que por aquel entonces participaba en la muestra, la actriz italiana Gina Lollobrigida, rechazó la invitación a cenar con el presidente de la URSS Nikita Kruschev y solicitó hacerlo con el héroe del espacio'.
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Con el transcurrir de los años, misiones y logros como el realizado en 1967 cuando desde el cosmódromo ruso se consiguió ensamblar dos naves no tripuladas gracias a la telemetría, situaron a la Ciudad de las Estrellas, no sólo a la vanguardia en la carrera espacial, sino en lo que a innovación y tecnología se refiere.
Durante los ochenta y noventa los investigadores rusos se enfrentaban a un nuevo reto, los transbordadores Burán y con ellos nuevas instalaciones para desarrollar el programa. El trabajo era tan intenso que los creadores de la lanzadera no fueron conscientes del desplome del país y se toparon con la realidad cuando no obtuvieron más fondos debido al colapso nacional, por lo que la política espacial sufrió un gran estancamiento.
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Sólo la participación de capital inversor llegado desde países europeos y Estados Unidos hizo posible el inicio de nuevos proyectos, esta vez conjuntamente.
Lejos de cifras y estadísticas, el Centro Yuri Gagarin es el alma y fundamento de los programas espaciales tripulados rusos y cantera para nuevos retos y horizontes galácticos.