Miguel Ríos: "El Gran Wyoming es un renacentista que dice verdades como puños"
El presentador de 'El Intermedio' protagoniza el cómic 'Mil palos y ninguno al agua', de Kike Babas y Kike Turrón, quienes lo retratan junto a Pablo Carbonell o Diego Manrique.
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madrid,
La biografía del Gran Wyoming no cabe en un solo libro, pero sí en un cómic. La estrella mediática ya es un personaje de tebeo, después de ejercer de cantante dicharachero, actor dado al cameo y presentador de históricos programas televisivos como Caiga Quien Caiga (CQC), donde se enfrentó al poder y terminaron cayéndolo.
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Kike Babas y Kike Turrón firman la biografía de José Miguel Monzón (Madrid, 1955), donde relatan sus lisérgicas andanzas por Europa cuando dejó atrás la España franquista, su debut musical con Paracelso, las verborreicas actuaciones junto al Maestro Reverendo, sus historias de la puta mili y las consultas médicas en Buitrago de Lozoya.
Presume de ser un vago, aunque no se conoce a ningún holgazán tan prolífico, como dan cuenta los autores de El Gran Wyoming. Mil palos y ninguno al agua, publicada por Bao Komikiak e ilustrada por nueve viñetistas, quienes se ciñen a un original guion en el que los personajes relatan la vida del protagonista tras sufrir un secuestro.
Más allá de lo sabido, conmueven sus confesiones de una infancia feliz, de pedradas en descampados y rodillas ensangrentadas, pero también triste, con una madre enferma y un padre que terminó en el Opus de rebote, porque quien había puesto el primer ladrillo de la obra fue aquel chaval rebelde criado en la rebotica de una farmacia del barrio de Prosperidad.
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"Entre la crianza de la prole y las noches de insomnio entró en una profunda depresión", contaba en el libro ¡De rodillas, Monzón! "La ausencia de mi madre marcó la vida de la familia. La situación era extraña porque no había muerto, ni se había marchado, estaba ausente sin haberse ido, tenía una presencia fantasmal", rememoraba Wyoming.
Aquel libro, publicado después de relatar su particular historia de España en No estamos locos, tuvo una continuación adulta en La furia y los colores, donde habla de Franco y la transición, del Ateneo de la Prospe y el bar La Aurora, del Rastro y su "periplo castrense insomne", donde pone un punto y aparte a su biografía, que pide una tercera entrega.
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Kike Babas y Kike Turrón han bebido de esos libros, editados por Planeta, y se han sumergido en centenares de entrevistas y en la ingente documentación del archivo de RTVE para escribir un cómic que ensalza a uno de los rostros más populares de la televisión y a un rara avis de la canción, cuya última banda fueron Los Insolventes.
Con ellos cantó Johnny B. Goode un invitado de excepción, Miguel Ríos, quien no escatima elogios. "Su desarrollo musical es sorprendente, porque empezó a tocar casi de broma y terminó interpretando un repertorio muy difícil, aunque se defendía con la guitarra fantásticamente. Siempre ha sido un fiel enamorado del rock and roll", explica a Público el eterno roquero, cuya definición hace justicia a su prolífica carrera: "Es un renacentista".
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También lo califica como "el rey de comedia en España", "un tipo que nos cuenta verdades como puños, caiga quien caiga, desde la perspectiva del bufón del rey". Quien sabe si la medicina perdió a un gran doctor, pero en ese caso fue "porque no le gustaba tanto como esa filosofía personal que lo lleva a decir que no hace nada cuando está haciendo de todo, en todo momento y a toda hostia". Su valor, subraya Miguel Ríos, es "incalculable". La evolución de su pensamiento, "brutal".
El Gran Wyoming, azote de la Iglesia y los poderosos
Para no destripar el cómic, cuyos textos —aun en boca del Gran Wyoming— corren a cargo de Kike Babas y Kike Turrón, vayamos a los escritos originales de La furia y los colores, donde hay de todo, como en botica.
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Crítica social: "Se da la paradoja de que aquellos que proclaman los peligros de seguridad, y la competencia desleal en el mercado laboral que introducen estos inmigrantes, son sus primeros empleadores".
Reflexiones etílicas: "El mundo se divide en dos: el que componen los países productores de vino y los demás [...]. Afirmo rotundamente que en los países donde no hacen vino beben a lo bestia".
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Discriminaciones capilares: "El pelo largo me cerraba muchas puertas [y] me facilitaba las coordenadas del rumbo que debía seguir, me desbrozaba el camino [...]. Por culpa de mi pelo me condenaron a una marginación gloriosa donde podía acceder a todo lo que merecía la pena vivir. Entré a formar parte de una tribu. Vivía en un espacio donde podía ser yo al cien por cien".
El "negocio" de la Iglesia, como "monopolio de lo sobrenatural". Y una retahíla de reflexiones lúcidas e hilarantes que no vienen al caso, aunque el cómic también pisa ese terreno para narrar sus tropiezos con los curas y el vano intento del Opus Dei por captarlo. A partir de un arduo trabajo de documentación, los autores bordan el tono del protagonista y recurren a terceros para perfilar su figura.
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Lo hace también, en su línea, Pablo Carbonell, amigo, socio de la discográfica 18 Chulos y cantante de Los Toreros Muertos: "Wyoming es la persona que hace reír a los huérfanos en los sanatorios, es la persona que consuela a los enfermos, es la persona que siempre está a tu lado cuando lo necesitas… Es un maestro y es un amigo, y nunca te va a defraudar".
Junto a Pepín Tre, Moncho Alpuente y el propio Monzón, revolotea en el raro aviario de la canción de autor, aunque Wyoming siempre ha sentido predilección por las versiones y, con Los Insolventes, cantaba por Chuck Berry, Buddy Holly, Los Bravos o Siniestro Total. "De él aprendí que no importa si cantas bien o mal, lo fundamental es que tengas algo que decir", reflexiona Pablo Carbonell. "Y Wyoming tenía tanto que decir que pudo fabricar un discurso que superó incluso sus cualidades musicales".
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La misión del Gran Wyoming en 'El Intermedio'
Del cómic ha hablado el propio Wyoming en esta entrevista, donde analiza la actualidad política y social: "Hay una clase trabajadora que vota al PP y a Vox porque su referente es el amo, no los compañeros". Durante la presentación en la sede de la SGAE, el pasado 16 de mayo, defendió la libertad de expresión —"Nunca he visto perseguir a un periodista de derechas por decir cosas cabales"— y describió el objetivo de su programa, El Intermedio (La Sexta): "Mi misión es decirle a la gente [que está harta de la corrupción]: No estáis locos, tenéis toda la puta razón".
Kike Turrón recuerda que se crio con la estrella televisiva, quien ejerció de "una especie de hermano mayor que siempre ha estado ahí". Ahora, recién cumplidos los 69, se pregunta qué persona podrá tomar su testigo: "No sabemos quién va a ser el relevo cuando se retire, pero estamos preocupados porque algún día se jubilará y no hay ningún sustituto que diga las cosas tan claras y que nos dé tanto consuelo".
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Kike Babas y él, curtidos periodistas musicales, fundadores de King Putreak y con varias bandas a sus espaldas, retoman con el Gran Wyoming una fórmula que se reveló exitosa con Fito Cabrales: contar su vida con viñetas y bocadillos. En el caso del presentador, además de rastrear en su biografía, lo entrevistaron varias veces para tomarle la medida y el resultado tiene buena percha.
"Conocer en profundidad al Wyoming ha sido una clase de la historia de España, de la dictadura a la democracia, pasando por la transición. Recorrer su vida ha sido como repasar, de algún modo, la vida de este país, aunque él es irrepetible y necesario", cree Kike Turrón, cuyo socio agradece las facilidades para que colaborase con el proyecto. "Le mandamos unas pruebas y, a las tres semanas, de pronto respondió: ¡Chicos, estáis locos! ¿Quién hostias va a invertir en publicar un cómic sobre mí? Luego, nos lo puso muy fácil".
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Kike Babas añade que "Wyoming es la voz de Pepito Grillo en la conciencia de España, una faceta que empezó en CQC y que ha terminado desarrollándola en El Intermedio, donde ofrece la noticia incómoda y esa visión que no siempre se quiere tener, sobre todo en los círculos del poder". Por ello, "es muy necesario que exista".
El autor de Corazonada, el nuevo disco de Kike Babas y La Desbandá, va más allá de su faceta humorística y crítica. "Lo valoro como a una persona que sueña con hacer cosas y las hace. Admiro a la gente creativa como él", concluye el coautor del cómic, con prólogo de Fito Cabrales y viñetas de Pedro J. Colombo, Alex Orbe, Kepa de Orbe, Alejandro Merino, Alberto Peral, Toni Solanes, Alberto Muriel, Tomás Ondarra y Iosu Berriobeña, algunos de ellos ya presentes en Fito. Y por supuesto la luna (Bao Komikiak).
Diego Manrique no puede evitar referirse a su hermano Seju Monzón, fundador de Paracelso, antes de bocetar al protagonista de la novela gráfica. "Es un personaje que ha nacido con la flor en el culo y que encontró la habilidad para nadar en todas las aguas. Una cosa impresionante, porque no era un gran cantante ni un compositor, pero iba a cualquier antro y se defendía maravillosamente. Este tipo de personajes no son muy habituales en el mundo de la música española, donde lo que cotiza es convertirte en estrella y desaparecer de la circulación, por lo que el caso de Wyoming da esperanza".
"Lo bueno es que en la música española hay pocos largones", continúa el periodista musical e histórico locutor radiofónico. "Normalmente, los artistas se quedan callados entre canción y canción, algo que siempre me ha chocado. Sin embargo, Wyoming era exactamente todo lo contrario. Tenía unas facultades nada habituales en el negocio de la música nacional y eso lo ha hecho destacar, aunque haya terminado haciendo algo que no es exactamente musical", concluye Diego Manrique.
La portada de El Gran Wyoming. Mil palos y ninguno al agua muestra esas y otras caras del personaje, como el detractor de la guerra de Irak o el melenudo que viajó a Amsterdam con diecisiete años cuando "salir al extranjero era una meta". Allí, lejos de los rigores de una encorsetada dictadura, el joven Chechu se quedó "alucinado" cuando miró alrededor, observó las pintas y sintió que se encontraba retozando en "el Doñana de los hippies".