Este artículo se publicó hace 11 años.
Max ilustra 'El Fogonero' de Kafka
Además de Nórdica Libros, la editorial Cálamo también se sumó al centenario de la obra del escritor checo con una edición a cargo de Toño Benavides
El fogonero, el relato de Kafka que se publicó como libro independiente en 1913, celebra su centenario con una edición ilustrada en blanco y negro, por el ya emblemático dibujante Max, que inició su andadura en los años 80 en la revista El víbora.
Publicado por Nórdica, El fogonero, a pesar de su publicación como libro independiente, terminó siendo un capítulo de América, la novela inacabada del autor checo que dejó al morir y se publicó en 1927, aunque estudios posteriores determinaron que el verdadero nombre que Kafka (Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) tenía designado para este libro era El desaparecido. En este intenso y breve libro se encuentra toda la preocupación que encerraba la narrativa del autor de La metamorfosis o El proceso.
Esto es, la certeza de que todos estamos en manos de un incontrolado destino, la opresión, la actuación de seres humanos con buena voluntad o la lucha contra el poder y las férreas estructuras. El relato comienza con la llegada de Karl Romann al puerto de Nueva York a bordo de un barco. Se trata de un joven al que sus padres le han obligado a marchase de Europa rumbo a América por haber dejado embarazada a una criada. Cuando el joven desembarca, conoce por casualidad a uno de los fogoneros, que le narra su estado de desolación y, gracias au buena disposición, decide ayudarle ante el capitán del barco porque considera que ha sido tratado injustamente.
La edición de Nórdica se completa con las ilustraciones de Max (Barcelona, 1956), Premio Nacional de Cómic por su libro Bardin el Superrealista, quien reproduce en distintos tonos blancos, grises y negros a estos personajes de los primeros decenios del siglo XX, con toda la carga expresiva de unos rostros ingenuos y bonachones frente a la argucia de los poderosos. Recientemente, la editorial Cálamo también publicó otra edición de El fogonero ilustrada por el leonés Toño Benavides.
La obra de Kafka nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, ya que ordenó a su íntimo amigo y consejero literario, Max Brod, que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, y hoy constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.
En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su diario personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso.
Sin embargo, el libro pasó desapercibido. Los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales.
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