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El macabro misterio de Goya decapitado

Samuel Alarcón convierte en un policiaco con tintes góticos el misterio de la cabeza desaparecida de Francisco de Goya, en su película documental ‘Oscuro y Lucientes’.

Cráneo de Goya pintado por Fierros

El 3 de abril de 1828, Francisco de Goya, viejo, torpe, sordo como una tapia y diagnosticado de un tumor, rodó por las escaleras de su casa de Burdeos y quedó medio muerto. Esa noche los sudores y los gritos del pintor invadieron aquellas habitaciones. Trece días después murió. Eran las dos de la madrugada del 16 de abril. Ahí empezó la macabra historia de la cabeza de Goya. Un relato que el periodista y documentalista Samuel Alarcón convierte en crónica lúgubre y gótica en la película Oscuro y lucientes.

Una música sombría, valiosas imágenes de archivo, interesantes referencias a la época y todo el misterio que encierran aún hoy muchas de las obras del genial artista envuelven la investigación que sigue Alarcón tras la pista de la calavera perdida de Goya en este thriller policiaco documental. Una película que, en palabras del director, es “un thriller con postales, un puzzle de fotografías, lugares, testimonios, informes policiales y pinturas, un documental de creación teñido por el género policiaco”.

Las decapitaciones públicas

Una voz va contando al propio Francisco de Goya lo que aconteció en su vida tras huir de la represión a los liberales desatada con el regreso del absolutista Fernando VII a España. En 1824 el pintor, que tenía 78 años, pidió permiso para viajar al balneario de Plombières. Concedido éste, dejó a su familia y escapó a Burdeos con su amante, Leocadia, y sus dos hijos. Atrás dejó a su heredero, Javier, indignado y obsesionado por perder su herencia.

Oscuro y lucientes va presentando a sus personajes —sobre algunos de ellos comienza ya a dibujar ciertas sombras de sospecha— que aparecen en esta historia mientras Goya visita en Burdeos a su amigo Leandro Fernández de Moratín, acude a las atracciones de la plaza o asiste a las decapitaciones públicas que luego ilustraría con su arte. Ello hasta el momento de su muerte, de los funerales en la Iglesia de Nuestra Señora y del entierro en el cementerio de La Chartreuse, en el mausoleo de su consuegro Miguel Martín de Goicoechea.

¿Enterrado sin cabeza?

Como en la mejor novela policiaca, Samuel Alarcón va siguiendo las pistas del cráneo desaparecido de Francisco de Goya desde el momento, medio siglo después de su muerte, en que el cónsul español en Burdeos, Joaquín Pereira, se empeñó en devolver los restos del artista a España. El día de la exhumación del cadáver, con una linterna de gas, bajó a la sepultura. Dos muertos, en dos cajas, y en una de ellas “estaban todos los huesos a excepción de la cabeza”, escribió más tarde. El tejido de seda de la capa del pintor y su rosario, indujeron a creer “que a Goya le enterraron decapitado”.

Se vivía entones la fiebre de la Frenología y los científicos y estudiantes se peleaban por conseguir calaveras. ¿Sería este el motivo de la misteriosa desaparición? ¿Alguien había aserrado la cabeza del pintor la noche del velatorio en su casa? Si hubiera sido así, ¿cómo la sacaron? ¿En un maletín? ¿la lanzaron por una ventana y un cómplice la recogió en la calle? Pero, ¿no hubieran quedado restos de sangre? Tal vez, cortaron el cuello de Goya muerto tras la misa del funeral o durante el sepelio o ¿quizás fue ya en el cementerio?

"Los restos de un coloso"

La valiosa pérdida atrasó la vuelta de los restos del pintor a España diez años y cuando por fin se consiguió, en 1899, uno de los testigos de la exhumación ofreció nuevas pistas sobre el suceso en una crónica que publicó en el boletín de la Academia de Ciencias de Burdeos. “Casi no había rastro de los féretros y los restos estaban esparcidos por el suelo. Cerca de la entrada los restos de un coloso, no se podía dudar un instante que era lo que quedaba de Goya. Pero nuestra emoción fue grande su cabeza había desaparecido. La había sustraído una mano sacrílega, ¿dónde, cómo y cuándo?”

Paso a paso, el director de Oscuro y Lucientes sigue el rastro de los huesos y llega a la pintura de Dionisio Fierros ‘Cráneo de Goya pintado por Fierros’. La conexión de éste con el Marqués de San Adrián, amigo de Goya, abre una nueva vía de investigación que le conduce a Dionisio Gamallo, nieto de Fierros, que en un ensayo publicado en 1943 se preguntaba: “¿Robó mi abuelo la calavera de Goya?”
Las indagaciones no parecen conducir sino a más confusión sobre el paradero posible de la cabeza de Goya. Enterrados ya sus restos en San Antonio de la Florida, ermita que fue desacralizada para convertirse en su mausoleo, el misterio sigue abierto y con él una serie de extrañas circunstancias. El director de la película juega con las burlas del destino y enumera coincidencias más o menos siniestras.

El director Samuel Alarcón

El director Samuel Alarcón

Los parches de la Transición

Además de las cabezas cortadas, motivo recurrente en muchos bocetos de Goya de los últimos años, Alarcón se refiere a los tobillos aserrados de la Duquesa de Alba, uno de los grandes amores del artista, que al parecer no cabía en el ataúd que dispusieron para ella y que estaba al lado del de Goya en el cementerio de San Isidro. También hace alusión a la escultura que se levantó en Madrid, una estatua de Francisco de Goya que terminó descabezada. Un accidente de tranvía desvió un cable de corriente y seccionó la cabeza. “Goya decapitado”, tituló ABC en su edición de aquel día de 1946. Y hay más, una bala en la Guerra Civil que perforó la cabeza de otra escultura de Goya o la cabeza de piedra colocada sobre los huesos de San Isidro que también en la guerra terminó fragmentada.

Con la Transición, aquella cabeza de piedra fue parcheada, una medida provisional que dura hasta hoy, pero en la que no se confía demasiado. ¿Se encontrará alguna vez la cabeza de uno de los mejores pintores de toda la Historia? o ¿el misterio de su desaparición se habrá confabulado con el destino para que lleguemos a este punto de suspicacia hacia la tan elogiada Transición española, en la que se apostó por aquel ‘apaño’ con la cabeza del artista?

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