desescalada cultural
La limitación de aforos enturbia la desescalada en cines, teatros y salas
El regreso a la normalidad en la cultura genera inquietud en el sector por el modo en que se ha proyectado. Muchos recintos culturales verán mermados sus ingresos por unas restricciones en su capacidad que podrían alcanzar finales de junio.
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madrid,
La desescalada ya está aquí. Este martes, tras un Consejo de Ministros de cinco horas, Pedro Sánchez apuntaba de forma somera las medidas que van a integrar "el plan para la transición hacia una nueva normalidad". Se trata de una desescalada por tramos, dividida en cuatro fases, cuya aplicación no será homogénea, sino que dependerá de que el territorio en cuestión cumpla con las condiciones de Sanidad y de que no haya repuntes en los contagios. El paquete de medidas ha sido acogido por el sector cultural con una mezcla de alivio e incerteza.
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Alivio porque los cines, teatros, auditorios y recintos culturales podrán por fin retomar su actividad en la segunda de las cuatro fases que ha estipulado el Gobierno; incerteza porque se abre un periodo en el que los aforos se limitarán progresivamente desde un tercio a la mitad, lo que conlleva una notable merma en sus ingresos. Por no hablar de la necesaria inversión en cuestiones como la higienización de los espacios. Queda por ver hasta qué punto estas medidas afectarán a la siempre frágil economía de estos espacios culturales vitales para un sector instalado en la precariedad.
Tras una fase 0 que comenzará el próximo 4 de mayo y que contará con librerías y archivos como avanzadilla en la reapertura, pasaríamos a la fase 1, prevista para el 11 de mayo. En este tramo, se incorporarán las bibliotecas de préstamos así como la posibilidad de celebrar actos culturales que reúnan a menos de 30 personas en espacio cerrados y a menos de 200 si estas se encuentran en un espacio abierto. Siempre, claro está, que se mantenga la distancia interpersonal de 2 metros que marca el Ministerio de Sanidad. También en la fase 1 se prevé que abran los museos a un tercio de su aforo y que las producciones audiovisuales puedan retomar sus rodajes.
Llega el esperado momento de la fase 2, prevista para el 25 de mayo. Será en este tramo cuando podamos por fin volver a los cines y teatros, también a las salas de exposiciones y de conferencias. Recordemos que no todas las provincias alcanzarán este tramo al mismo tiempo, dependerá de su evolución frente a la pandemia. La limitación aquí será de un tercio del aforo −siempre con preasignación de butaca− y, en el caso de que el evento tenga lugar al aire libre, no podrán superarse los 400 asistentes, siempre que estén sentados. De ahí pasaremos a la fase 3 −a partir del 18 de junio−, momento en el cual las actividades podrán llevarse a cabo en espacios con menos de 80 personas cuyo aforo no supere la mitad.
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"Al menos tenemos un horizonte cercano"
Desde la Federación de Cines de España (FECE), apuntan que en un escenario de estas características "las ayudas son fundamentales para la supervivencia del sector". No en vano, según sus cálculos, las pérdidas acumuladas desde la declaración del estado de alarma superan ya los 100 millones de euros, a lo que habría que añadir los costes que tendrá "la implantación del protocolo y la reducción de ingresos por la limitación de aforo a un tercio estimada en 43,5 millones de euros mensuales".
Así las cosas, la FEDE entiende "fundamentales" las ayudas a las salas de cine para garantizar la supervivencia del sector durante la transición hasta que alcancen unos ingresos similares a antes del parón. Un paquete de ayudas que van de la adaptación de los ERTEs a las particularidades del sector, "teniendo en cuenta que en esta etapa de transición no será posible la reincorporación plena de todos los trabajadores en situación de ERTE"; al pago de unos alquileres proporcionales al aforo disponible en los cines durante dicho periodo.
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También, cómo no, reclaman la creación de un "fondo específico y finalista" que se ajuste al coste soportado por mantener los cines cerrados permitiendo la reparación del impacto económico, así como ayudas directas que compensen en la medida de lo posible los costes derivados de la implantación del protocolo de higiene a seguir.
Se abre, por tanto, un horizonte de reclamaciones en el que pesa, y mucho, la indefinición de los tramos debido a que hay un margen que depende de la evolución de la pandemia. "Al menos tenemos un horizonte cercano", apunta resignado Octavio Alzola, responsable de programación y marketing de los Cines Renoir. "Lo ideal sería que la reapertura se produzca a nivel nacional, porque es la forma más lógica de estrenar películas y así recuperar la normalidad, no podemos abrir sólo con reestrenos".
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Alzola asume que va a ser complicado, pero no imposible. "El dramatismo no sirve de mucho, prefiero un optimismo realista". Con todo, no oculta que la bola está en el tejado de los distribuidores: "Son ellos los que decidirán las fechas de estreno, de momento todas las conversaciones que mantengo con ellos hablan de apostar por películas nuevas de cara a la reapertura, que calculamos será de cara a junio, aunque nos es imposible ser más precisos". Una buena sintonía entre distribuidores y exhibidores que, según Alzola, responde a la singularidad del momento y a la necesidad de "salir más unidos de esta".
"La medida es absolutamente inviable"
En la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (FAETEDE), encuentran que la medida de limitación de aforo a un tercio es "absolutamente inviable, ya que casi ninguna actividad es sostenible manteniendo la estructura previa al inicio de la crisis y reduciendo sus ingresos a un tercio".
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A través de un comunicado, esta federación que representa a más de 300 compañías y empresas productoras de artes escénicas ha querido subrayar que la decisión llevaría a muchos teatros a una situación complicada, "a no ser que haya una reducción drástica de los gastos, entre ellos los de personal, y un incremento de los precios que compense esa disminución de ingresos, algo que creemos que, como sociedad, no deberíamos estar dispuestos a asumir".
Desde la Asociación Estatal de Salas Privadas de Música en Directo (ACCES), su director, Armando Ruah, hace hincapié en esa especificidad que tienen los espectáculos en directo cuya razón de ser radica en la cercanía con el otro: "Nos preocupa y mucho esa 'nueva normalidad' de la que hablan, nos da miedo y nos genera intranquilidad porque todo va a cambiar y porque tanto en la danza, como en el teatro o la música, la comunión entre el público y los artistas es fundamental".
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Ruah lamenta el hecho de que en ningún momento se haya contado con los profesionales del sector, y que la desescalada haya sido proyectada por personas que "apenas conocen las particularidades de este sector". "Nos sentimos decepcionados porque habíamos pedido diálogo y colaboración a la hora de tomar estas medidas que tanto nos afectan".
Armando pide al Gobierno que aborde con "extremo cuidado" los alquileres de estos recintos: "Es un tema peliagudo que nos asfixia sobremanera, hablamos de contratos privados que afectan a espacios que si no tienen la capacidad de llenar su aforo al completo dejan de ser sostenibles". Por último, el director ACCES exige que se mantenga "la causa de fuerza mayor hasta que volvamos a la normalidad", pese a que −asume− esa normalidad tardará un tiempo en llegar.