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Laia Fábregas: "Soy un caso aparte en Holanda"

Se fue de Erasmus a Holanda, se quedó y ahora triunfa allí con su libro ‘La niña de los nueve dedos'

PAULA CORROTO

Todo empezó con una beca Erasmus. Era el año 1997. El destino: la universidad de Rotterdam, en Holanda. Hasta allí se desplazó la barcelonesa Laia Fábregas (1973) para estudiar Gestión del Arte y la Cultura. Y se quedó. Tanto se enamoró del país que cuando comenzó a escribir su primera novela, La niña de los nueve dedos (El Aleph), decidió hacerlo en holandés. El resultado: unas críticas excelentes y el saberse una rara avis. Algo que ella misma constata: 'Sé que soy un caso aparte en Holanda'. Y en España.

¿Por qué escribió la novela en holandés?
Realmente lo que me pasó es que me di cuenta del holandés cuando ya la estaba escribiendo. Hace cinco años me apunté a una Escuela de Arte en Amsterdam. Yo había estudiado Bellas Artes y siempre había relacionado las asignaturas con la literatura. La palabra había sido importante. Entonces salió una especialización en arte y literatura. Me inscribí y me pidieron relatos en holandés. Así que esta novela comenzó como un relato en holandés.

Pero cuando el idioma no es el materno, uno siempre pierde matices...
Durante el proceso de escritura sí que llegué a pensar dónde me había metido... Sin embargo, cuando llevaba 20 páginas se las pasé a un agente literario que me dijo que eso se tenía que convertir en una novela en holandés, y que me buscaría una editorial holandesa... Así que no me lo pensé y seguí adelante. Y bueno, es posible que haya perdido algún matiz, pero creo que me ha hecho un estilo más conciso... diferente. Posiblemente en castellano o catalán sería otra novela.

Lo más curioso es que la traducción no es suya.
Cuando la editorial me dijo que la quería publicar en mayo, yo les comenté que no tenía tiempo. De todas maneras, lo prefiero porque si la hubiera hecho yo sería también otra novela.

¿Por qué ambientó la novela en la Barcelona de los 70 y en una familia antifranquista?
Yo no me he planteado nunca hacer una novela política. Lo que tuve desde el principio fue la historia de una niña de nueve dedos que había tenido una educación singular. Al ambientarla me decidí por la Barcelona de aquellos años porque es la que conozco. Además, es una novela que escribí para los holandeses. Quería darles a conocer una parte de la historia europea que desconocían.

¿Y qué han dicho los holandeses al respecto?
Algunos ya conocían algunas anécdotas, como la de los nombres prohibidos en catalán. Otros todavía se sorprenden de que España no estuviera en la II Guerra Mundial, aunque luego se dan cuenta de que aquí hubo otra guerra. Pero bueno, ahora es distinto, ya que casi todo holandés ha estado alguna vez en España.

¿Y los catalanes? ¿Qué críticas ha recibido sobre esta historia?
Un chico me contó que a su novia le había pasado lo mismo que al personaje de Moira, es decir, que la tuvieron que inscribir como María porque estaban prohibidos los nombres catalanes. Yo creo que hay mucho reconocimiento, mucha identificación.

Ha triunfado en Holanda con una novela en holandés. ¿Es un mercado editorial abierto para los escritores extranjeros?
Hay autores extranjeros pero son de segunda generación, así que en realidad son holandeses. Yo sé que soy un caso aparte.

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