La ley de comey Jeff Daniels: "Si no tenemos gente apolítica ejerciendo en EEUU, no tendremos una democracia por mucho más tiempo"
Movistar Series estrena este martes la primera parte de ‘La ley de Comey’, miniserie de dos entregas que cuenta el enfrentamiento entre el director del FBI, James Comey, y Donald Trump.
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Madrid,
En noviembre de 2016 Donald Trump llegaba a la Casa Blanca después de una campaña electoral convulsa. En mayo de 2017, James Comey, director del FBI desde 2013, era despedido tras unos meses de encontronazos con el recién elegido presidente por, según explica Jeff Daniels en una conversación con varios medios internacionales, no jurar “lealtad” al magnate. Ese sobre el que el actor tiene la impresión que de que siempre está escondiendo algo. “Creo que todavía lo está y James Comey fue una de las primeras personas que intentó averiguar qué es o qué era. Y esa fue una de las razones por las que fue despedido”, añade. Cuatro años después llega The Comey Rule, una miniserie centrada en su historia a modo de recordatorio de cara a la llamada a las urnas del día 3.
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En Estados Unidos La ley de Comey, basada en el libro escrito por el exdirector del FBI (A Higher Loyalty), se estrenó a finales de septiembre. En Movistar Series lo hace entre este martes y el próximo. En la primera parte de capítulo doble que se emite hoy se abordan tanto la investigación de las supuestas injerencias rusas en la campaña presidencial como la filtración de los correos de Hillary Clinton. En la segunda, los enfrentamientos entre Trump (Brendan Gleeson) y Comey (Jeff Daniels) con una escena, de una cena en la Casa Blanca, que subraya lo que pretende ser y es esta miniserie creada y dirigida por Billy Ray (Capitan Phillips).
La fecha, cercana a las elecciones, no es casualidad. “Creo que ayudará a los estadounidenses a saber más y a informarlos más sobre algo que creen saber, pero en realidad no saben. Yo no lo sabía. Van a conocer por qué Jim Comey hizo lo que hizo. Y creo que si su reacción es la misma que la mía al verlo, esta será: ‘Dios mío. Lo que le sucedió a Jim Comey fue solo el comienzo de tres años más e incluso algo diario’. Y eso es lo que pensé. Cuando terminé de ver La ley de Comey, dije: ‘¡Dios mío, era solo el principio!’. Es algo que no sabía en ese momento”, advierte Daniels.
Durante un tiempo, Comey fue uno de los hombres más detestados por una parte de la opinión pública estadounidense, llegándole a acusar, incluso, de haber propiciado el desembarco del trumpismo en el Despacho Oval. El propio Daniels, quien le da vida en la ficción, reconoce que no entendía sus motivaciones. “Cuatro años después he aprendido en qué estaba pensando, por qué hizo lo que hizo. Tal vez la prisa por juzgarlo, por ser moralista y pensar que estaba ahí para beneficio personal fue prematuro o incorrecto”, valora el veterano actor, que gracias a su papel ha obtenido un conocimiento más profundo de la figura de Comey. “He descubierto”, continúa, “que tomó decisiones desde una posición apolítica. Él se guió por la ley, por lo correcto y por la integridad. Jim fue uno de los primeros y quien no es apolítico no entiende lo que es. Si no tenemos gente apolítica en este país sirviendo en nuestro Gobierno, entonces no tendremos una democracia por mucho más tiempo”.
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Un pensamiento pesimista que tiene puesta su esperanza en las próximas elecciones, algo en lo que coincide su compañero de reparto, Michael Kelly. Señala el que fuera Doug Stamper en House of Cards que este trabajo puede servir para “recordar a la gente lo que ocurrió”. Porque, argumenta, los ciudadanos consumen rápido y olvidan y esta historia viene a mostrar “como la democracia se puede ir fácilmente”. Él (lo reitera varias veces durante la conversación) tiene un profundo conocimiento de la política de Estados Unidos, “pero muchos americanos, no”. De ahí la conveniencia de volver atrás en el tiempo. “Esto es lo que pasó y, si no mantienes los ojos abiertos, no prestas atención y no votas, puedes ver como cae la democracia en América, como se va. Ese es el mensaje.
Aún así, y aunque pueda parecer lo contrario por el argumento y el punto de vista desde el que se aborda la historia, el de Comey, Billy Ray defiende que no es su objetivo “cambiar lo que piensa nadie” ni pretender “decirle a nadie a quien votar”. Lo que busca es contar lo ocurrido y mostrar que puede volver a pasar.
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La dificultad de contar algo de final conocido
Aunque la gente olvide con rapidez, la hemeroteca está ahí. Contar una historia conocida con un final ya escrito y hacer que esta capte la atención del espectador no es sencillo. La clave está en explotar el valor del material entre manos para el drama. “He contado muchas historias reales, como Capitán Philips, donde la gente cree que sabe lo que ha pasado y cree conocer el final antes de ir al cine, en este caso antes de encender la televisión, y lo que he descubierto es el hecho de que lo que la gente quiere ver es la parte que ellos creían saber y que en realidad no conocían. Qué pasa en realidad detrás de las puertas cerradas, por qué la gente toma esas decisiones…”, analiza Ray, guionista y director nominado al Oscar.
Y ahí es donde mejor funciona The Comey Rule, en colarse en esas reuniones del FBI, en los encuentros a puerta cerrada entre Comey y Trump, en la tensión que se masca entre ellos y en el duelo interpretativo que mantienen Daniels y Gleeson. El actor irlandés hace suyo al presidente y se convierte en él. De una manera casi hipnótica y, a veces, inquietante. Para Daniels, lo que ofrecen tanto su compañero como el guion es “ver a Trump de una manera que no se ve cuando está frente a la prensa o en la televisión siendo un presidente famoso. Esa oscuridad, esa amenaza privada que está allí, se podía ver a un metro de distancia y se podía ver en la actuación de Brendan”.
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En esta serie todos son personas reales. Lo cual implica una cierta responsabilidad y una preparación distinta a la hora de abordar el papel. A Daniels le ayudó mucho el audiolibro narrado por el propio Comey, pero también las innumerables entrevistas e intervenciones del exdirector del FBI. Kelly, por su parte, se puso en contacto con Andrew McCabe, subdirector del Bureau, para conocerle en persona.
Ambos actores obtuvieron colaboración, pero no fue así en todos los casos ni por parte de todas las partes implicadas. Según comenta Ray, hubo gente de la Administración Trump con la que intentó hablar para que le contasen su versión que declinó la propuesta. El porqué, “tendrás que preguntarles a ellos”, sentencia. Más allá de esas negativas, “en general la gente quiso darme su perspectiva de este periodo particular en la historia de América porque todos tienen mucho que decir de ello y todos quieren asegurarse de que se cuente bien. Y yo necesito todas las versiones, no solo la de Comey”.
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En este sentido, la productora Heather Kadin defiende que “viendo la serie no sientes que sea la historia de un solo hombre. No es un biopic de James Comey, es la historia de todos estos personajes”. Y ahí es donde, además de Daniels, Gleeson y Kelly entran otro buen número de actores que conforman un reparto realmente interesante. Holly Hunter es la ex fiscal general Sally Yates; Jonathan Banks interpreta a James Clapper, ex director de la Agencia de Inteligencia de Defensa; Oona Chaplin se convierte en Lisa Page, abogada del FBI; y Scoot McNairy da vida a Rod Rosenstein, fiscal general del Departamento de Justicia. Barack Obama, que aparece en alguna escena de la primera parte, es Kingsley Ben-Adir.