Ladj Ly propone en 'Los indeseables' una nueva revolución del pueblo
El cineasta pone el acento en los desahucios y en la corrupción política en su segundo largometraje, 'Los indeseables'. Ambientado de nuevo en su barrio, Montfermeil, un suburbio de París de clase obrera, el filme apuesta por el activismo ciudadano.
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madrid,
Montfermeil, el suburbio parisino en el que Victor Hugo escribió "París siempre enseña los dientes, cuando no ruge, ríe" (Los Miserables), es también el territorio del cineasta Ladj Ly, que devuelve otra vez al mundo esa imagen de los desfavorecidos, las clases pobres arrinconadas en barriadas sin servicios, su constante pelea, su desolación y su ira. Lo hizo con su debut, Los Miserables (Premio del Jurado en Cannes), y lo hace ahora con Los indeseables, su segundo largometraje, con el que apunta directamente al problema de la vivienda y a la corrupción política.
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Estrenada en el Festival de Toronto y presentada en San Sebastián, la película presenta a un nuevo alcalde que pretende llevar a cabo un plan de rehabilitación del barrio, para el que tiene que demoler un edificio y, con él, desalojar a cientos de vecinos que viven en él. Haby, una joven de origen maliense intentará desde el activismo impedirlo.
Haby, su protagonista, se prepara para presentarse a las elecciones, usted lo hizo también en el pasado…
Sí, correcto, pero fue hace mucho tiempo, cuando empecé a militar, al principio. Pensamos entonces que para cambiar las cosas había que montar una lista electoral, y eso hicimos, con amigos, y nos presentamos a las elecciones. Perdimos por solo 150 votos. Pero fue una lucha que libramos con mucha fuerza.
¿Hay que sustituir a los políticos tradicionales? ¿Son ellos el problema?
Lo que reprochamos a nuestros políticos es que ahora mismo ya no están al servicio del pueblo, están para servir sus propios intereses. Ahora mismo no les importa nada. Así que hay que replantearse la política y crear nuevos partidos, diferentes de los partidos tradicionales que tenemos hace más de 40 años y que no hacen nada.
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"Tenemos que organizarnos, crear partidos en cada barrio, presentarnos a las elecciones municipales..."
Así que el mensaje está claro, tenemos que organizarnos, cuidarnos nosotros, crear partidos en cada barrio, presentarnos a las elecciones municipales... Esta debe ser la base, pero ahora mismo no lo hace nadie y lo que hacemos es quejarnos, pero quejándose no se consigue nada. Hay que comprometerse y tomar el poder.
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El personaje del teniente de alcalde es un tipo que ha intentado hacer las cosas bien y al final queda atrapado por la política convencional. Es que esa política ya no tiene ningún sentido y hay demasiadas redes de corrupción. Hay que hacerlo de otra manera ya.
Haby representa en esta historia el activismo ciudadano, pero hay otro personaje, Blaz, que estalla. No es fácil salir de la espiral de violencia y de ira cuando te están echando de tu casa. ¿Usted sigue pensando que la esperanza está en el colectivo y la acción ciudadana?
Sí, el personaje de Haby, está en la historia porque creo que cambiará las cosas proponiendo ideas innovadoras. Parto de la base de que hay que tener siempre algo de esperanza, aunque la situación sea desesperante y caótica.
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El personaje de Haby tiene esperanza y sigue luchando, por oposición al personaje de Blaz, que es un personaje inteligente que ha estudiado, pero que no ha llegado a encontrar un lugar en la sociedad y ha acabado tirando la toalla y cayendo en la locura, porque en este personaje cuenta la locura.
Mucha gente en estos barrios se ha rendido y ha caído en la locura de verdad. Estas condiciones de vida son tan terribles que al final la gente se vuelve loca y el personaje de Blaz al final se vuelve loco, porque es tan terrible verse en la calle sin nada que decide vengarse.
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En España, en el caso de la vivienda y los desahucios, son las mujeres las que están peleando en primera línea. Usted ha elegido una mujer protagonista, ¿en Francia son también las mujeres las más activas?
Sí, exactamente. Quería retratar esta realidad porque son las mujeres las que están ahí, tienen un papel importante, se implican muchísimo, son muy militantes y luchan mucho, aunque desgraciadamente no se habla de ellas.
El problema es que todavía hablamos por ellas y eso me molesta mucho, les decimos cómo tienen que pensar, cómo tienen que hacer. Por eso para mí era importante que la protagonista fuera una mujer, una chica negra musulmana que lleva velo. Ella es la que va a luchar y acabará tomando el poder.
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Es importante que esta nueva generación tenga ejemplos para que pueda identificarse con estos personajes y construirse también a través de ellos. Para mí era muy importante poner a una mujer de relieve, destacar a la mujer.
En la película muchos de los personajes que aparecen son vecinos reales del barrio, esto regala autenticidad a la historia, pero ¿hay, además, una declaración de intenciones política y social?
Totalmente, esta es la idea. Nuevos rostros, nuevos talentos… entre los habitantes de su propia historia. ¿Cómo podría hacer una película sobre su historia, sobre sus territorios, sin invitarlos a trabajar conmigo? Así que sí, ese es el objetivo, hacer que trabaje mucha gente. De hecho, más de la mitad de los figurantes y los actores son vecinos de los barrios.
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En 'Los indeseables' usted denuncia la hipocresía europea y el racismo en Francia, donde hay distintas categorías para los inmigrantes.
Sí, llevo más de 40 años viviendo en esos barrios. En los años 80 llegó la migración de España y de Portugal, luego llegaron los africanos, luego los turcos... He visto todos los tipos de inmigración y ahora recientemente, los sirios, los libios…
"El trato a los inmigrantes es diferente según de dónde vengan y según su color de piel"
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El trato es diferente según de dónde vengan y según su color de piel. Lo hemos podido ver cuando ha empezado la guerra de Ucrania. Empezó la guerra en Siria antes, pero no se trataba igual a los sirios, por su religión y su cultura. A los ucranianos se les ha recibido muy bien en Francia, a diferencia de a los sirios que no han tenido ayudas de viviendas. Y ¿por qué estas diferencias? ¿No es Francia el país de los Derechos Humanos, de la Ilustración, que da lecciones a todo el mundo? Si este país se comporta así con los refugiados, pues es una grandísima vergüenza.
¿Sigue viviendo en el barrio y sigue trabajando en su escuela de cine?
Sí. Mi escuela está en el centro de mi barrio, así que sigo desarrollando proyectos y sigo implicándome mucho.
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¿Tiene esa escuela porque piensa que la cultura y la educación son las herramientas para conquistar la igualdad y todos los derechos?
Sí, por supuesto, la educación es una de las mejores herramientas, es la base de la construcción de un niño. Ahora mismo nos estamos dando cuenta de que los gobiernos han tirado la toalla y la educación es terrible. Hoy las escuelas públicas son terribles, es un drama. Hay que reclamar las cosas desde la base.
De ahí la idea de crear estas escuelas, como la nuestra, en las que formamos a las nuevas generaciones en el cine, y es una escuela gratuita en la que cualquiera se puede apuntar, da igual su religión, su color de piel… Si uno tiene ganas de hacer cine, la puerta de la escuela está abierta. Que haya que pagar una fortuna para formarse no es normal. Tenemos un verdadero problema de educación en Francia y tendremos que replantear las cosas desde la base para cambiarlas, porque cuando la escuela falla, es el final.
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En Francia, el cine lo hacen mayoritariamente hombres blancos de buenas familias, ahora con la incorporación de las mujeres, ¿hace falta un cine con mirada de clase trabajadora?
"Estamos hartos de que nos gobiernen criminales y hay gente que está dispuesta a matar para conseguir sus objetivos"
Es lo que nosotros intentamos hacer a nuestro nivel y en nuestra escuela, que es muy pequeña, pero claro que hay que dejar espacio para las minorías. No puede ser que siempre sean los mismos los que cuentan historias y hagan sus películas…
En el cine francés siempre son las mismas historias, los mismos actores, son un núcleo que lo maneja todo. Hay un momento en que hay que dejar sitio para los demás.
¿Usted qué siente o qué piensa de un mundo en el que la codicia del capitalismo lleva a quitarle la casa a la gente, a separar a las familias, a categorizar a los individuos según la religión o el color de piel?
Lo único que puedo decir es que ojalá haya una revolución para hacer cambiar este sistema injusto. Somos nosotros, el pueblo, los que tenemos que actuar, porque estamos hartos de que nos gobiernen criminales y hay gente que está dispuesta a matar para conseguir sus objetivos. Las cosas tienen que cambiar porque ya es demasiado.
'Los indeseables' comienza con unos vecinos bajando un ataúd por las escaleras. Una mujer dice: "¿Cómo se puede vivir y morir en un sitio así?".
Esa frase lo dice todo, viven y mueren en condiciones difíciles y describen las condiciones de vida de los habitantes de estos barrios. Creo que en una secuencia se cuentan todas las problemáticas que estas personas tienen.
¿Saldrá del barrio para la siguiente película?
Para la próxima película tal vez iré a otro sitio, pero solo para volver mejor en la siguiente. En mi barrio tengo tantas historias que contar…