Este artículo se publicó hace 11 años.
José Corbacho: "¡Eh, que los del cine somos gente honrada"
Coproduce la ópera prima de Alejandro Marzoa, una comedia dramática que se pregunta hasta dónde es lícito llegar cuando se está económicamente desesperado
Aprovechando el título de la película que acaba de producir, Somos gente honrada, José Corbacho reconoce que transmitir precisamente esa sensación a los espectadores españoles es fundamental. "Hay que decírselo a todo el mundo: ¡eh!, que los del cine somos gente honrada". En opinión del actor, director y productor, el esfuerzo de los sectores más conservadores del país por crear una imagen negativa de los profesionales del cine está haciendo mucho daño a éste y, por tanto, ese es uno de los problemas a los que enfrentarse para seguir adelante.
"Hay que seguir haciendo cosas y nunca hay que dar la espalda al espectador", sentencia Corbacho, que, dispuesto a avanzar, ahora ha coproducido la ópera prima de Alejandro Marzoa, una comedia dramática que presenta personajes absolutamente reconocibles en la España de la crisis de hoy.
Dos amigos y diez kilos de cocaínaSomos gente honrada, coproducida por El Terrat y Vaca Films, cuenta una historia donde la amistad y la familia son vencedoras en tiempos de crisis. Con Paco Tous, Miguel de Lira y Unax Ugalde en los papeles principales, la película presenta una premisa narrativamente simple que, a la vez, es éticamente complicada. Dos amigos cincuentones, que están en el paro y empiezan a sentirse desesperados, se encuentran un paquete con diez kilos de cocaína. Deciden vender la droga para sacar pasta y recuperar la autoestima perdida. "En esa situación, la cuestión es la de qué valores se podrían dejar atrás y cuáles, no", explica el director, quien añade: "La gente de a pie no creo que se pusiera al nivel de ciertos personajes de hoy, personas que deberían velar por nuestros intereses y que nos están defraudando. La gente de hoy, a pesar de todo, conserva valores como el de la amistad".
Alejandro Marzoa: "No creo que la gente de a pie se pueda poner al nivel de ciertos personajes corruptos""¿Hasta dónde llegaríamos? Yo no me la jugaría tanto -insiste Alejandro Marzoa-. Hay valores que siguen siendo importantes en tiempos de crisis, nadie se quiere igualar a personajes corruptos de hoy". No por ello sus personajes están construidos sobre un esquema de buenos y malos. Suso y Manuel caen muy pronto en la tentación de hacer dinero rápido, aunque sea por métodos ilegales, pero el director, que ha apostado por ellos, les da la oportunidad de comprender que eso les va a llevar a la verdadera ruina y que sus familias no lo merecen.
Una declaración de intenciones"La honradez es más fácil cuanto más alejado está el precio que pagas por una decisión errónea", agrega Corbacho, que pregunta: "¿Qué harías en esa situación si en vez de encontrar cocaína encontraras un paquete de dinero?" En realidad, como dice el director, Alejandro Marzoa, "lo que molesta de verdad hoy no es que se cometan ciertas ilegalidades, lo que molesta es que pillan al que las comete, pero no tiene consecuencias. Si a dos tipos como Suso y Manuel les pillan vendiendo droga, les meten en la cárcel. El problema hoy es que hay gente a la que pillan y no pasa nada".
"El problema es que cuando pillan a alguien que comete ilegalidades no le pasa nada", critica el directorSomos gente honrada no llega a esa situación, su intención es contar una historia de amistad, aunque la crisis, el desempleo y las posibilidades de futuro para dos trabajadores de cincuenta años sean cuestiones que aparecen en primer plano. Se trata de una comedia dramática, una película que busca la complicidad con el espectador a través de los personajes y con la que, además, los productores han hecho una auténtica declaración de intenciones, de amor por el cine y de compromiso con su profesión.
Producir hoy una película en España se acerca bastante al deporte de riesgo, aunque, como aclara Corbacho productor, no más que otras acciones de diferentes sectores del país. "A nosotros nos gusta el cine y tenemos que seguir pensando en el cine y en que la gente que se dedica a ello pueda trabajar, y por eso tenemos que seguir haciendo cosas. Pero como en todos los oficios, cada uno en su sector capea el temporal como puede. La realidad del cine es demoledora, con el cierre de cientos de salas, pero el que hace pan pensará lo mismo de lo suyo".
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