Este artículo se publicó hace 13 años.
Jobs, Bush y la venta neoliberal de humo
Franck Frommer analiza las claves de su ensayo contra el PowerPoint, "un programa que nos vuelve estúpidos"
El PowerPoint sería a la economía financiarizada lo que la máquina de vapor a la revolución industrial. Que el ascenso de la herramienta de presentaciones audiovisuales creada por Microsoft coincidiera con el de la doctrina económica triunfante, no tendría por qué significar nada. A menos que se llame usted Franck Frommer y acabe de publicar El pensamiento PowerPoint. Ensayo sobre un programa que nos vuelve estúpidos (Península), uno de los libros más agudos de 2011. O cómo una sucesión de diapositivas se convirtió en una máquina de producir ideología.
Años ochenta. El neoliberalismo se acelera. La financiarización del mundo impone tomar decisiones a toda castaña. Las empresas cambian su modo de organizarse. Adiós al rígido y vertical taylorismo empresarial. Hola a la flexibilidad, a la conexión y a la comunicación entre departamentos. Larga vida al PowerPoint. Una herramienta que habla el mismo lenguaje, "entre publicitario e impositivo", de la vulgata neoliberal. "Los consultores y sus PowerPoints eran figuras en alza. El problema es que la misma presentación audiovisual valía para una empresa y para un ministerio público. El lenguaje neoliberal de los PowerPoints comenzó a utilizarse para gestionar servicios públicos", cuenta Frommer a su pasó por Madrid.
El lenguaje del PowerPoint no es inocente. La herramienta ayudó a poner de moda la eufemística jerga de la economía financiarizada. "Cuando un PowerPoint dice optimizar los recursos humanos' se refiere a despedir. Las empresas recurren a la herramienta para presentar sus balances manipulados. Lo importante no es tanto ya el valor patrimonial como la comunicación y la gestión de la emociones. Cuando un Secretario de Estado de EEUU realiza una gira vendiendo una guerra con diapositivas es que todo se ha convertido ya en show business", recuerda Frommer sobre el teatrillo montado por Colin Powell en la ONU en 2003, cuando justificó la invasión de Irak con un PowerPoint amañado.
Más madera, es la guerraDonald Rumsfeld usó la herramienta para explicar la guerra de Irak a Bush y dar órdenes sobre el terreno. Todo el plan para la posguerra cabía en una diapositiva. Así les fue. "Los generales se rebelaron contra el PowerPoint porque decían que con unas diapositivas incomprensibles no se podía ganar la guerra", razona el periodista francés. "Se utilizaron presentaciones para preparar ataques. Hasta que alguien entendió que una herramienta de marketing para vender productos quizás no era la más adecuada para la guerra de Irak".
Pero el título de vendedor de crecepelos del año es para Steve Jobs. El fundador de Apple ha convertido las presentaciones audiovisuales en un espectáculo planetario delirantemente lucrativo. "Citas, eslóganes incesantes, discurso sobre las cifras hiperbólico y cargado de fuerza. Con Jobs llegamos a la quintaesencia de la presentación oral. La apariencia se convierte en el contenido", se lee en el libro sobre la presentación del iPhone en 2007, caracterizada por la "exuberancia de artificios". "Jobs es un vendedor de mercadillo capaz de colarte lo que sea. Hasta tres peines y una aspiradora, si te descuidas. Pero el medio devora al discurso. Lo importante ya no es el discurso, sino el genio que ha hecho la performance", zanja. Y cuando el trilero se retira, tiembla el turbocapitalismo.
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