"Es indecente hablar de sufrimiento si tu oficio es el cine"
El tunecino Abdellatif Kechiché habla de La vida de Adèle, Palma de Oro en Cannes. Historia de amor entre dos mujeres, con sexo explícito y profunda emoción, en manos de dos actrices impresionantes, Adèle E
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El tunecino Abdellatif Kechiche conquistó la Palma de Oro en Cannes, uno de los premios más preciados del cine, con La vida de Adèle, una hermosa historia de amor entre dos mujeres. Lejos de la militancia, la belleza y naturalidad de la película son sus mejores bazas reivindicativas y de compromiso con los derechos de los homosexuales. Sin embargo, esas virtudes comenzaron a mancharse con los primeros atisbos de polémica en torno a ella, que hoy se han convertido en pequeños escándalos. A esto, además, hay que sumar la reciente censura del filme en Túnez e Idaho (EEUU). Unas cuantas escenas de sexo explícito y la dureza del rodaje son supuestamente los motivos de todo ello, aunque según el cineasta todo es una especie de campaña de las mentes reaccionarias del cine.
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Seydoux asegura que el rodaje fue un infierno y tacha a Kechiche de "sádico y tiránico"Para empezar, Julie Maroh, la autora del cómic El azul es un color cálido, en el que se basa la película, ha acusado al director de incluir escenas de sexo lésbico expresamente pensadas para alimentar el morbo de los espectadores varones heterosexuales. Pero este reproche, que comercialmente beneficiaría a la película (el gancho del morbo), se ha quedado prácticamente en nada al lado de las recriminaciones que le ha hecho una de las dos actrices protagonistas, Léa Seydoux, la nueva estrella del cine francés. Mientras la otra intérprete, Adèle Exarchopoulos, el gran descubrimiento del filme, admite que el rodaje no fue fácil, Seydoux asegura que fue un infierno y tacha a Kechiché de "sádico y tiránico". Así, después de recoger la Palma de Oro, Abdellatif Kechiché no parece haber tenido ningún otro momento de felicidad gracias a su mejor película.
"Tengo la sensación de estar delante de un tribunal", dice el director refiriéndose a la entrevista, donde añade: "Aunque, a veces, es necesario para explicarse". Kechiché no deja títere con cabeza. Después de un rodaje de casi seis meses para terminar una película, una gran película, de tres horas, el cineasta asegura que se siente agredido. Según su versión, antes de Cannes, la autora del cómic vio la película y le envió una carta diciéndole cuánto se había emocionado. El cambio posterior es "para llevarse la atención mediática. Se trataba de hacerse la estrella".
"Pretendía que yo no tenía legitimidad para rodar escenas de amor entre dos mujeres porque no había lesbianas en el plató. Pero eso ella no lo sabe, no tiene el monopolio del amor femenino. Y, además, ese es un discurso peligroso porque va a decir que hay un colectivo incompatible con una manera de amar. Es peligroso para el compromiso con la igualdad y contra la discriminación", añade Abdllatif Kechiché.
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Y si la autora es ambiciosa e interesada, la actriz es, para el director, algo así como una burguesa consentida a la que manipulan poderes del cine a los que no les gusta lo que él hace. "Es extraño que después de besarnos en Cannes te metamorfosees así, hay algo un poco esquizofrénico en ello -asegura-. Si hubiera vivido el rodaje como una pesadilla ¿por qué fue a Cannes? Fue un rodaje difícil porque los personajes eran difíciles, pero a mí me resulta indecente hablar de sufrimiento cuando estás en este oficio"
Kechiché contra Seydoux: "Gana millones de euros por rodar un anuncio, es vergonzoso que hable de sufrimiento"Lo cierto es que repetir hasta cien veces una escena o dedicar a una escena de sexo diez días de rodaje no son plato de gusto, menos para dos actrices jovencísimas como ellas. Aún así, Kechiché arremete sin piedad contra Léa Seydoux. "Gana millones de euros por rodar un anuncio, es vergonzoso que hable de sufrimiento. Es la pura expresión del egoísmo frente al sufrimiento real que nos rodea. Y también hay algo de utilizar la promoción que pago yo. Hacerse las mujeres víctimas cuando menos es perverso".
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"Alrededor de ella hay gente a la que le molesta el cine que yo hago", continúa el cineasta, que califica de reaccionario a ese supuesto círculo de manipuladores, del que salva al abuelo de la actriz, un hombre poderoso del cine francés, fundador de los estudios Pathé. "Yo quería contar una historia de amor que llenara de emoción al público y, gracias a ellos, ahora nos emociona lo que le pasa a una especie de estrellita fragilizada por su director. Vomito sobre la gente que la ha empujado a hacer esto".
La polémica, a pesar de que Kechiché ha llegado a decir que ya no debería estrenarse la película porque "se ha ensuciado demasiado", ayudará seguramente a promocionarla y, desde luego, no contamina, diga lo que él diga, la profundidad de la obra. La vida de Adèle es un maravilloso retrato del descubrimiento del amor y de la pasión amorosa, al que tal vez le sobren momentos de sexo, pero que alcanza una gran belleza estética.
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"La pasión amorosa es maravillosa y merece la pena vivirla a pesar de las rupturas. Después de una ruptura, cuando te caes, tienes que levantarte. Yo quería construir ese personaje, una mujer con mucha sed de vivir", dice Abdetallif Kechiché, que explica que contó la historia de amor apartándose de las reivindicaciones de los homosexuales -aunque no las obvia completamente-. "Quería demostrar que el amor es algo mucho más libre. Quería que el espectador pudiera identificarse con estas mujeres independientemente de que fueran hombres o mujeres. No quería una película militante y, sin embargo, la película en sí ya es comprometida. A veces un discurso demasiado aparente, visible, es contraproducente".