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Héroes a su pesar

Eastwood, héroe por un día

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Un instante de 'Sully'

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MADRID.- “Cuando las cosas se tuercen hay que actuar rápido”, sentenciaba con cara de pocos amigos Walt Kowalski (Clint Eastwood), uno de los mejores héroes del cine reciente (Gran Torino). Un tipo normal, republicano retirado, veterano de la guerra de Corea, un viudo cascarrabias que, a pesar de ese carácter hosco y de su conocida intransigencia, sacrificaba su vida para proteger la de unos jóvenes vecinos de la comunidad hmong. No era la primera vez que Eastwood retrataba la hazaña heroica de un hombre normal, ni tampoco la última. Ha vuelto a hacerlo ahora con Sully, historia de Chesley Burnett ‘Sully’ Sullenberger, el piloto del vuelo 1549 de US Airways que amerizó en el Hudson poco después de despegar y salvó la vida de los 155 pasajeros y de todos los tripulantes que iban a bordo.

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Eastwood, héroe por un día

El mismísimo Eastwood fue héroe por un día. En una cena de honor en su pueblo, Carmel, vio la cara de pánico de Steve John, que estaba ahogándose con un trozo de queso. Se lanzó desde su mesa hacia aquel hombre, le abrazó desde atrás y presionó, salvándole la vida. Naturalmente, este episodio no es suficiente para el cine, sobre todo para el de EE.UU. que está plagado de personajes heroicos ‘a su pesar’, protagonistas de impresionantes proezas ‘accidentales’.

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'Héroe por accidente'

Realidad e impostura

Matthew McConaughey, con otro personaje inspirado en un caso real, relacionado con el VIH y reflejo también de los héroes modernos, el de Ron Woodroof en Dallas Buyers Club, ganó el Oscar en 2013. Se convirtió en paladín de los enfermos por su lucha contra las farmacéuticas y sus intereses. Curiosamente, aquel año Tom Hanks volvía a meterse en la piel de un héroe, en Capitán Phillips (Paul Greengrass), historia real de Richard Phillips, capitán del carguero Maersk Alabama, que fue secuestrado por piratas somalíes. El marino se jugó la vida para salvar la de sus compañeros.

De Schlinder a Vera Drake

La nómina es larga. El cine, no solo el de Hollywood, ha sabido siempre sacar tajada a estos personajes, reales o no. Ahí están Oskar Schlinder (La lista de Schlinder, 1993), el empresario alemán que salvó la vida de más de mil judíos y que fue inmortalizado en el cine por Steven Spielberg; Harvey Milk (Mi nombre es Harvey Milk, Gus van Sant, 2008), que decidió luchar contra la homofobia en San Francisco y murió por ello; Erin Brockovich (Steven Soderbergh, 2000), la mujer que se enfrentó a una gran compañía eléctrica que, con la técnica de la fractura hidráulica, estaba provocando enfermedades a decenas de personas; la sindicalista Norma Rae (Martin Ritt, 1979) o los héroes del periodismo moderno, Bob Woodward y Carl Bernstein (Todos los hombres del presidente, Alan J. Pakula, 1976), que con su trabajo serio y meticuloso y a pesar del riesgo que sabían que corrían destaparon el caso Watergate. Todos nacieron de la realidad.

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'Matar un ruiseñor'

Y Atticcus Finch

Y, para rematar, uno de los mejores héroes ‘a su pesar’ de la historia de la literatura y del cine: Atticus Finch (Matar un ruiseñor, Robert Mulligan, 1962, sobre la novela de Harper Lee). Es la mejor imagen del héroe de la justicia en la Alabama ultra racista de la Gran Depresión. “Es el retrato de ficción más duradero del heroísmo racial”, han dicho de él. “Quería que vieras lo que es realmente el valor, en lugar de tener la idea de que el valor es un hombre con un arma en su mano. El verdadero valor es cuando sabes que tienes todas las de perder, pero emprendes la acción y la llevas a cabo a pesar de todo. Raramente ganas, pero algunas veces lo logras”. Entonces, te conviertes en héroe.

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