Este artículo se publicó hace 6 años.
Una historia de Star WarsHan Solo no se merecía esto
La codicia de Hollywood no respeta a los héroes legendarios de su cine y en menos de dos horas se carga al fugitivo más famoso y encantador de la galaxia. ‘Han Solo: una historia de Star Wars’ es, en realidad, la historia de una traición.
Madrid-Actualizado a
“Llevo mucho tiempo esperando este momento”. “Yo también”. Y Han Solo, recostado en la pared y con una pierna encima de la mesa, le soltaba un tiro a un cazarrecompensas de Jabba the Hutt y lo dejaba frito. Se levantaba más chulo que un ocho y lanzaba unas monedas al otro lado de la barra —“perdón por el paquete que le dejo”—. Así apareció el fugitivo más famoso de la galaxia en la legendaria trilogía de Star Wars, en la Cantina de Mos Eisley, acompañado de su inseparable Chewbacca y negociando con Luke Skywalker y Obi-Wan Kenobi. Una banda de vientos tocaba imperturbable una animada música.
“Siempre quise saber la historia del tipo que entra en la Cantina de Mos Eisley”. Es la confesión de Lawrence Kasdan, que se unió a la saga en la segunda película, El imperio contraataca, y que es uno de los guionistas responsables —el otro es su hijo Jonathan— de Han Solo: una historia de Star Wars, en realidad historia de una traición, la de Lucasfilm a los más antiguos seguidores de la trilogía original.
El codicioso Hollywood
De dónde viene Han Solo —la pregunta que la familia Kasdan y el veterano director Ron Howard han querido contestar a los millones de fans de Star Wars— no es en realidad la pregunta buena. La verdadera incógnita es la de ¿cómo es posible que la avaricia de la industria de Hollywood sea tan cínica o tan desmesurada que no dude en cargarse sin pestañear a unos de los mejores personajes del cine de aventuras?
Todos los esfuerzos del joven actor Alden Ehrenreich por salvar la papeleta de sustituir a Harrison Ford son completamente inútiles y tiene menos que ver con la capacidad del intérprete que con el genuino talento de su antecesor. Desde luego no es él el culpable del dislocamiento que sufre Star Wars después de episodios y episodios, precuelas y secuelas. El causante, ya está dicho, es el codicioso Hollywood.
La traición al acecho
Han Solo: una historia de Star Wars tiene algunos méritos, pocos, pero sin duda entretendrá a muchos jóvenes espectadores con su ritmo y sus secuencias de acción. A los otros, a los fans de corazón, se les saltarán las lágrimas al ver cómo tumban a uno de sus héroes en un par de horas. Woody Harrelson, una de esas escasas virtudes de la película, por boca de su personaje, el rebelde contrabandista Beckett, lo anuncia en la misma ficción: las personas suelen ser todas predecibles y, por si no quedara claro, advierte a Han Solo que no se fíe de nadie, la traición está al acecho.
"A los fans de corazón se les saltarán las lágrimas al ver cómo tumban a sus héroes en un par de horas"
Y así es. Verdaderamente predecible era esta jugada de Lucasfilm / Walt Disney Pictures. En su ansia por exprimir hasta lo indecible esta saga no les ha sonrojado nada obligar al leal y entrañable Chewbacca a cortar jamón con Alberto Chicote en una terraza de Madrid, a posar delante de la Puerta de Alcalá, pasearse por el Senado o el Palacio Real, o hacerse fotos con los visitantes de Cannes. Chewbacca, anzuelo de la ambiciosa maquinaria del marketing. Lo peor, claro, no es eso. Lo lamentable es que las fantasías de cómo se había conocido esta singular pareja quedan completamente arrasadas con la historia que nos cuentan en Han Solo, un episodio muy pobre para el tamaño de la leyenda.
Una droide hecha a sí misma
La película, para que no quede puntada sin hilo, explica cómo Han Solo se hace con el Halcón Milenario y cómo fue su primer amor (Emilia Clarke) —besos y besos, demasiados besos—. Alrededor, el universo de los contrabandistas y mafiosos de la galaxia. Y las excepciones, el mencionado Woody Harrelson que, en realidad, muy a menudo es una feliz excepción, y la pareja que forman Landon Calrissian, estupendo Donald Glover, y su droide ‘hecha a sí misma’, L3-37, un personaje animado con la voz de la actriz y escritora inglesa Phoebe Waller-Bridge, que es una luchadora por la igualdad de derechos y que llama en cuanto ve una oportunidad a la rebelión. Por cierto, que para rebelión la del afroamericano Glover que hace poco preguntó públicamente por qué no podía ser él el próximo Spider-Man.
Seguramente, si los directores Christopher Miller y Phil Lord hubieran conservado el trabajo y finalmente hubieran hecho la película, ésta hubiera tenido un poquito del sentido del humor de la trilogía original, que aquí brilla por su ausencia. En fin, que esta conjunción de las estrellas de la galaxia se ha cargado sin compasión al inconformista, granuja, audaz y farolero Han Solo y no ha dejado nada de su media sonrisa.
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