Este artículo se publicó hace 9 años.
“La gente vive la pobreza con vergüenza, en silencio y con tristeza”
Juan Miguel del Castillo hace una crónica de la vergüenza en ‘Techo y comida’, retrato del día a día de una mujer y su hijo de ocho años poco antes de ser desahuciados
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MADRID.- Juan Miguel del Castillo se metió al público del Festival de Málaga Cine Español en el bolsillo con su ópera prima, Techo y comida, una película que detalla la rutina de la pobreza, el día a día de una mujer y su hijo de ocho años poco antes de ser desahuciados.
Sin trabajo, sin dinero, sin familia ni amigos, Rocío soporta como puede la angustia de la miseria, pero no es capaz de superar la vergüenza que esta situación le produce. Protagonizada por Natalia de Molina (Mejor Actriz en Málaga), la película es, de una forma mucho más precisa, una crónica de la vergüenza.
Rodada en Jerez, tierra del director y guionista, Techo y comida nació de la realidad de hace unos años, la misma que, desgraciadamente, se sigue viviendo hoy. En nuestro país, uno de cada cinco españoles vive por debajo del umbral de la pobreza. El número de desahucios no ha dejado de crecer desde 2007 (19.000 en los primeros seis meses de 2015/ desde 2013 hasta marzo de este año, los juzgados ordenaron 154.000 desalojos por orden judicial). Son los números de la miseria, trágicos, pero insuficientes para revelar la situación emocional de las personas que la padecen.
Uno de cada cinco españoles vive por debajo del umbral de la pobreza
Hace una semanas, la escritora Almudena Grandes, a propósito de su nuevo libro Los besos en el pan, decía que los españoles hemos perdido una batalla esencial, la de la dignidad. “La pobreza antes no era una realidad humillante. Había que luchar contra ella, sí, pero… éramos pobres dignos. Eso es lo que hemos perdido”.
Y esa nueva forma de vivir nuestra pobreza es justamente la que retrata Juan Miguel del Castillo en Techo y comida, una película honesta, tal vez demasiado evidente —es una obra que no trasciende—, pero, a la vista del Premio del Público en Málaga, sin duda es eficaz y por ello valiosa.
Su película muestra la vergüenza que siente esta mujer por no tener trabajo, ni dinero…
Es que es así. La gente vive la pobreza con vergüenza, en silencio y con tristeza. Yo tenía una vecina, una mujer que vivía con dos crías, en el piso de arriba y alguna vez me pedía leche y otras cosas. No imaginé que estaba en una situación tan mal y poco después me enteré por la televisión de que la habían desahuciado. Cuando estás tan mal, no lo puedes contar, no eres capaz.
¿Por qué ha querido hacer usted esta película?
Quería despertar conciencias dormidas. Con ‘Techo y comida’ quiero aportar mi granito para que la sociedad cambie.
Pero, ¿lo que cuenta en la película, no lo sabe ya todo el mundo?
Sí, la gente sabe que esto ocurre, pero al verlo… Pocos se imaginan que para ducharte tengas que robar el champú y muchas otras cosas. Todos, al final, nos quedamos con lo que vemos en televisión, las manifestaciones, la policía, pero de puertas adentro nadie sabe nada. Y eso que en la película se muestra lo mínimo, porque los dramas que la gente vive de verdad son mayores.
Antes de rodar ¿conoció a mucha gente en esta situación?
Me puse en contacto con asociaciones y fui a los comedores sociales. He visto muchas cosas. Y, de verdad, los dramas de la realidad son mayores que los de la película.
¿Pensó que para sus propósitos la contención sería más poderosa que lo contrario?
Así es. La intención era contar lo mínimo y no caer en la lágrima fácil, porque el objetivo es que la historia llegue. El público que ha visto la película dice que es muy contundente, que funciona. También me agradecen la dignidad del personaje.
Eligió que el personaje fuera una mujer joven, madre soltera, ¿por qué?
Que fuera mujer me parecía más interesante, porque las mujeres lo tienen más difícil para salir adelante hoy en España. Así sensibiliza más y es más contundente el mensaje.
Ha dejado el final abierto, ¿qué cree usted que va a pasar con esta mujer?
Está claro que ella va a salir adelante, yo la veo con carácter y con valentía para salir adelante. Ese final es una manera de invitar al espectador a sentirse como ella.
Techo y comida es una película de la crisis, también de la crisis del cine, ¿ha sido difícil?
Me ha costado mucho. Es muy complicado sacar adelante una película en España. Nos encontramos con muchos intereses en contra porque no quieren que se de visibilidad al tema. Nos hemos encontrado barreras por todas partes. Nosotros hemos podido hacerla gracias a la productora Diversia Audiovisual. Espero que esto cambie, porque el cine es necesario. El arte es una herramienta muy buena para la crítica, muy potente para sensibilizar y concienciar a la gente y al estado. El cine puede aportar siempre algo, por pequeño que sea.
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