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Los festivales de cine se plantan contra la censura

Los directores de los principales certámenes del país firman y emiten un comunicado en el que dejan constancia de su apoyo a Ángel Sala ante la denuncia de la Fiscalía de Barcelona al director de Sitges, por la proyecci&oacu

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La alarma se ha sembrado entre los directores de los principales festivales de cine de España. La preocupación se debe al anuncio de que la Fiscalía de Barcelona ha iniciado el trámite de una denuncia contra Ángel Sala, al frente del Festival de Cine Fantástico de Sitges, por la proyección de la polémica película A Serbian Film en la última edición del certamen, el pasado octubre. La Fiscalía acusa a Sala de un delito de exhibición de pornografía infantil por permitir el pase de un filme en el que aparece la representación de varias violaciones a menores.

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"Cuando ocurren cosas así hay que reaccionar con rapidez", decía a este periódico ayer un beligerante José Luis Cienfuegos, máximo responsable del Festival de Gijón. En efecto, los teléfonos de los programadores de los certámenes cinematográficos nacionales no pararon de sonar el fin de semana. De la perplejidad, se pasó a la reflexión y de ahí a la acción, que ha acabado tomando la forma de un comunicado firmado por el propio Cienfuegos, por José Luis Rebordinos, del Festival de San Sebastián; por Mirito Torreito, del Festival Cines del Sur de Granada; Javier Angulo, de la Seminci; Josetxo Cerdán, del Punto de Vista de Pamplona, y Carmelo Romero, del Festival de Málaga, entre otros.

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"Inauguramos un precedente peligroso", asume Rebordinos

"Queremos recordar, además de nuestro apoyo a Ángel Sala, que el filme se ha visto, desde el pasado año, en certámenes de ciudades como Bruselas, Londres, Oporto [donde acaba de ser premiado], Austin, Toronto, Sofía o Puchon (Corea del Sur), además del estreno comercial en cines serbios o su pase en el multitudinario Mercado del Festival de Cannes, sin que nadie haya elevado, hasta la fecha, denuncia judicial alguna contra el filme, sus responsables o sus programadores", mantiene el comunicado.

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Antonio José Navarro, programador del Festival de Sitges y uno de los responsables de haber asesorado a Ángel Sala sobre la proyección de la película, manifestó a Público la perplejidad del equipo del certamen ante la situación. Navarro aseguró que la película fue programada en la sesión de medianoche, bajo la advertencia de que el contenido podía herir sensibilidades. Asimismo se pidió el DNI a los espectadores para evitar que entraran menores de 18 años. "La gente que va a Sitges sabe lo que va a ver. Es un festival especializado y nuestro público también lo es", apuntó Navarro, para quien lo inquietante es que "haya asociaciones cívicas que se dedican a coartar la libertad de lo que podemos ver apuntó. Es parte del viejo tópico reaccionario de que si ves una película violenta te vas a volver violento".

"Los festivales deben programar filmes que abran debates", dice Bozzo

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Coincide con Navarro José Luis Rebordinos, ahora director del Festival de San Sebastián, y hasta hace unos meses responsable de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de la misma ciudad, en cuya última edición se produjo la suspensión cautelar de la proyección de A Serbian Film, después de que la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos y Padres de Familia (Concapa) presentara una denuncia.

"Es grave porque se plantea si alguien tiene derecho a prohibir una película que no es apología de un hecho delictivo e impedir a unos ciudadanos adultos verla", afirmó a Público José Luis Rebordinos en una entrevista reciente. "Me preocupa también ahora que soy el director de San Sebastián, porque la pregunta es si a partir de ahora cada vez que haya un festival, una asociación puede denunciar tres o cuatro películas por su excesiva violencia y que esto dé pie a una suspensión cautelar, aunque luego se demuestre que no había delito. Inauguramos un precedente peligroso, propio de unos tiempos en que lo políticamente correcto empieza a ser grave. Entre adultos hay otro debate sobre si la película es buena o no, pero debe hacerse desde la libertad".

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Rebordinos asume que "si la película fuera un delito", él mismo la habría denunciado, una afirmación que secunda el propio Antonio José Navarro, de Sitges. "No somos ningunos pervertidos, tenemos hijos. No vamos a programar ningún contenido que suponga un delito, pero hay que distinguir lo que es ficción de lo que no lo es", reflexiona. "¿O vamos a quemar todos los ejemplares de Lolita, de Nabokov?", se pregunta.

Cienfuegos: "Tendremos que descolgar el Saturno' de Goya"

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La Fiscalía, sin embargo, se apoya en el artículo 189.7 del Código Penal, que castiga con penas de tres meses a un año de cárcel a quien "produjere, vendiere, distribuyere, exhibiere o facilitare por cualquier medio material pornográfico en el que no habiendo sido utilizados directamente menores o incapaces, se emplee su voz o imagen alterada o modificada". Desde Sitges se afirma que no se ha recibido notificación alguna, aunque los abogados del certamen están ya estudiando el caso.

Freddy Bozzo, una de las directoras del Festival de Cine Fantástico de Bruselas, uno de los primeros certámenes en haber programado la película, en abril de 2010, defiende que se trata de "una denuncia contra los abusos de poder en Serbia". "Nosotros programamos la película con la presencia del director para que explicase su postura. Los festivales están para proyectar filmes con difícil distribución y que sean capaces de abrir debates", dijo.

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De hecho, el director de A Serbian Film, Srdjan Spasojevic, ha afirmado que su película "pretende ser la descripción de las turbulencias políticas y emocionales de la vida en Serbia". El director se ha defendido afirmando que en el rodaje se usaron muñecos para las secuencias más controvertidas.

Lo fundamental para buena parte de los programadores de festivales españoles es que esta denuncia pueda influir en la forma de programar cultura no sólo de los certámenes de cine, sino de las obras de teatro y centros culturales. "Nosotros hemos programado exposiciones y ciclos de Larry Clark [director de Kids], por ejemplo, así que sí nos preocupa particularmente. Si esto se saca de quicio, llegará un momento en que tengamos que descolgar de El Prado Saturno devorando a su hijo, de Goya", reflexionó un hiperbólico Cienfuegos.

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Josetxo Cerdán, director del Festival Punto de Vista, se muestra esperanzado con que la causa no vaya más allá. "No creo que esto dé lugar a la autocensura entre los programadores, pero sí que me preocupa porque dice mucho de en qué país estamos viviendo", opina.

La movilización se ha extendido también a internet. Anoche, cerca de 2.500 personas se habían adherido a la página de Facebook que apoya al director de Sitges. En Twitter el tag "#apoyoangelsala" fue durante el día uno de los más comentados de la red social en España.

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En el comunicado de los directores de los festivales, se asoma el fantasma de la censura: "Queremos denunciar que comportamientos como el de la Fiscalía de Barcelona parecen retrotraernos a épocas de cortapisas censoras contra la libertad de expresión y programación culturales que creíamos que pertenecían a la historia", concluye.

‘El último tango...' (1972) 

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Los tiempos han cambiado. En los setenta no hacía falta mucho para que una película fuera censurada. El franquismo prohibió el célebre título de Bernardo Bertolucci, ‘El último tango en París', protagonizado por Marlon Brando y Maria Schneider. La película pudo verse en 1978, un año después del fin de la censura franquista. Esta historia de sexualidad autodestructiva no escandalizaría a nadie hoy día. O sí. 

‘Fóllame' (2001) 

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‘Saw VI' no fue la primera película condenada al ostracismo de los cines porno. La ‘road movie' sexual de la directora francesa Virginie Despentes también fue clasificada X. El filme incluía varias escenas de alto voltaje sexual, además de no pocos asesinatos de varones en celo. La decisión de Cultura fue recurrida por la distribuidora española. ‘Fóllame' se estrenó finalmente en salas convencionales. Sin cortes. 

‘Saw VI' (2009) 

El 22 de octubre de 2009 debía haberse estrenado ‘Saw VI', pero la Comisión de Calificación del Ministerio de Cultura decidió que se trataba de un filme X por su extrema violencia. Condenado a las salas porno, el filme no se estrenó entonces. La película llegó a los cines un año después. Con un montaje que eliminaba entre tres y cuatro minutos de las imágenes más bestias. Una versión censurada.  

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