Este artículo se publicó hace 17 años.
Éxodo homologado
Marta Soul desmonta el periodismo en 'Wellhome', retratos de mujeres emigrantes en paraísos domésticos a estrenar.
A la verdad se llega por la ficción. Por la mentira. A la denuncia también le sirve el truco y el montaje. Al fotoperiodismo le hace falta una revisión. Una parte de la nueva generación de fotógrafos está preparada para hacerlo. Lo están haciendo. Dispuestos a defender la coartada para acabar con una discusión que arrastramos desde que Robert Capa hizo trampas hace 71 años. La posición tradicional de la fotografía de denuncia advierte que si no es real, no sirve. Que si el miliciano no tiene un tiro esa foto no sirve. La nueva posición se sirve de lo aparente.
Marta Soul (Madrid, 1973) es una de las exponentes de los nuevos procedimientos del fotoperiodismo. Las intenciones siguen siendo las mismas: denunciar lo que no se ve. Wellhome reúne retratos de mujeres desplazadas, aunque a primera vista no lo parezca. Lo dicho, las apariencias engañan, pero ayudan a montar el discurso. La nueva propuesta huye de la ilustración fiel de los acontecimientos. El trabajo de Marta Soul incluye todo lo que a la fotografía de impacto se le escapa al tratar las crisis migratorias.
Sueños dorados
"Creo que las igualo a mis sueños. Somos iguales porque tenemos los mismos deseos de clase media. Da lo mismo de dónde vengas y la cultura que tengas, al final a todos nos iguala el consumo", explica Marta. En las fotos ha borrado la condición victimista del inmigrante y la precariedad se ha esfumado a base de rodearlas de radiadores, ventanas aislantes, recursos para una vida digna a la que todos aspiramos.
Wellhome es la continuación de los trabajos que empezó hace 6 años sobre cuestiones de sexos e imágenes de piezas sobre estética doméstica con la que convivimos. Pero fue con Chance of Love, en 2005, cuando se encontró con la realidad. En aquellas fotografías Marta retrataba a las mujeres en su casa de origen y en su residencia adoptada. Y enfrentaba las dos fotos, dos modos de vida, dos costumbres, dos contextos, la misma persona. "No busco los temas. Se presentan tal cual. En un año asistí a 4 bodas mixtas con extranjeros y entendí la cercanía del fenómeno. A mi alrededor había otras culturas y razas". La actitud sigue siendo la misma: la necesidad de contar.
Impermeables a lo crudo
Los grandes reportajes no han muerto. Sólo se han acercado. "El frente está muy bien y es muy respetable, pero la televisión superó a la foto hace tiempo. Y ahora el vídeo lo ha vuelto a hacer. Hoy no hace falta estar a pie de trinchera para reflejar lo que está pasando", apunta Marta, que se muestra crítica con el uso de las fotos dramáticas.
Lo cierto es que la saturación de las imágenes nos ha hecho impermeables al dolor retransmitido. "No creo en la fotografía a nivel formal, porque creo que ya está todo hecho y necesito hacerlo de otra manera". Todo vale para superar la indiferencia, siempre y cuando no sea el discurso que hicieron los grandes fotógrafos de los años cincuenta, sesenta y setenta.
¿Qué es esto?
No es moda, ni publicidad. Pero podría serlo. Por qué no. Cada foto de Wellhome está cuidada al detalle y ello obliga a eliminar la espontaneidad. Pura pose. Sin embargo, en el proceso está la salsa. Marta conoce a la protagonista sin reclamos ni anuncios. Son nuestros vecinos. Las viste pop en Pepita is Dead, las peina en la peluquería. Y las coloca ahí, en esos recitos paradisíacos, en casas nuevas que al principio eran las que estrenaban sus amigos y ahora son las le cede la constructora Hercesa y el IVIMA (porque les ha gustado el reportaje).
"Estas fotos gustan porque es un reportaje propio de un editorial de moda o de un anuncio. Sí, formalmente cuido mucho la estética, la composición, pero es lo menos importante. Utilizo un escaparate muy superficial para hacer el análisis". Parece claro, Marta Soul no propone una crítica. Más bien es una mirada sobre la sumisión de nuestros valores a las salvajes leyes del consumo.
No a lo explícito
Otra nueva cualidad del fotoperiodismo que viene: la ilustración no interesa. Lo explícito y evidente molesta. Se prefiere una mirada más pausada que no sea arrastrada por la inmediatez del acontecimiento. Estos fotógrafos no retratan lo que está pasando, sino lo que les rodea. Lo que están pensando. "Me interesa hacerle preguntas al que mira, no responderlas de inmediato".
Lo hacen más lento, se dan más tiempo para enriquecer la propuesta y terminan por montar una trampa formal: todo parece muy sencillo, una mujer que nos enseña amablemente su casa; todo es muy bonito, qué vestidos más coloridos; todo es engañoso, no son quienes aparentan ser pero quieren llegar a serlo.
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