MADRID
Actualizado:Juan Carrasco es “un tipo simple que ha conseguido muchas prebendas por saberse mover bien, por ser callejero, muy populista y decir las frases de Paulo Coelho más básicas del mundo”. Así describe a su personaje Javier Cámara, quien da vida a este ministro de Agricultura con aspiraciones de ascender en la escala política que protagoniza Vota Juan. Una serie que esta noche estrena TNT con un episodio doble (a las 22:00 horas) y que está producida por 100 Balas (Grupo MEDIAPRO) y Turner.
Y así, con esa habilidad para moverse entre votantes y colegas de profesión, este político que dio el salto de Logroño a Madrid intenta hacer carrera tirando de una ambición que a veces le nubla el juicio y aniquila su ética. Él tiene un sueño, quiere que le quieran. Es algo que no se termina de ver en el arranque pero que pasará.
Lo avanzan en su entrevista con Público tanto el protagonista de Vota Juan como uno de sus creadores, Diego San José, quien explica que en “los dos primeros capítulos el personaje es espantoso en lo moral. Éticamente insiste en hacer el daño, pero en los dos o tres últimos te diría que la cosa cambia bastante”. Eso sí, que nadie espere redención porque no va a haber nada de eso, lo que ocurre es más bien “un cambio, un viraje, que diría que tiene que ver más con que el espectador entienda y justifique por qué se comporta así”.
¿Cómo se comporta Carrasco para que se le tache de mala persona? Pues de manera algo mezquina a veces, usando información privilegiada que tiene a su alcance para poder abrirse el hueco que está deseando conseguir. Eso por no hablar de la relación más que distante y fría que mantiene con su mujer y su hija, interpretadas por Yaël Belicha y Esty Quesada. Las pocas escenas juntos en estos dos primeros capítulos son una mina de información sobre el personaje del ministro.
Carrasco es él y su entorno. Porque si algo han enseñado títulos como El ala oeste de la Casa Blanca es que un político no es nada sin el equipo que lo rodea. “Nunca pensamos en la serie de un ministro, siempre veíamos en la foto que había más gente alrededor”, aclara su creador. Ellos son la jefa de prensa Macarena Lombardo (María Pujalte), la jefa de gabinete Carmen Müller (Nuria Mencía) y Víctor Sanz (Adam Jezierski), que es, en palabras de San José y como salta a la vista viendo la serie, “el que le hace la pelota”. Porque, según el guionista de comedias como Fe de etarras y Ocho apellidos vascos, “en política viven mucho en una burbuja. Están rodeados de gente de su mismo partido, con lo cual están rodeados de gente que les dice que lo que piensan es cojunudo”. Y así, en ese contexto, “dibujábamos una especie de resumen de lo que pensamos que es la política”.
La visión que da Vota Juan de este ambiente es nefasta. La de alguien dispuesto a todo -menos a comerse un pimiento- para ascender. Al menos es lo que parece de entrada. Eso sí, contado con ese humor que caracteriza tanto a San José como a Juan Cavestany, el otro cerebro artífice de la historia y responsable también de Vergüenza. De hecho, resulta imposible no comparar al personaje de Cámara con el de Javier Gutiérrez, aunque el primero es más peligroso porque, aunque sea el de Agricultura, tiene un puesto de poder.
Lo de elegir una de las carteras con menos glamour del Gobierno fue algo totalmente intencionado. “Nos parecía un contraste bonito que alguien sea ministro, que es una cosa absolutamente respetada socialmente y una de las cosas a la que más alto puedes llegar en España, pero que estando ahí sea de lo peor, de los más patéticos, de los más pequeñitos. Es muy difícil recordar el nombre de algún ministro de agricultura si no te dedicas al gremio (…) Ser ministro pero de Agricultura le añadía una pátina de patetismo a algo que sino es de un ganador nato”, aclara San José. Así es, porque esa posición de privilegio de segundo plano provoca que en su afán por destacar y sacar la cabeza Carrasco se enfangue aún más.
En lugar de quedarse solo en eso, en la esfera pública, el guion se adentra en lo que hay detrás, en lo que pasa fuera de las cámaras y de los actos que cubren los medios de comunicación. Desde el punto de vista de Javier Cámara, “lo que sale en los periódicos es el conflicto. Me encantaba que la serie hablara de la parte de detrás de la cortina de la política. De la cosa esta de cómo un político se maneja en su casa cuando llega agotado o cuando tiene que decir algo que va en contra de su discurso porque como el del partido de enfrente ha dicho lo que ha dicho ahora él tiene que decir otra cosa más radical”. Es algo que pasa en la ficción de TNT y 100 Balas, que intenta abordar un punto de vista diferente, pero que también “lo vemos diariamente en la política”.
La comedia como necesidad
Vota Juan es una serie sobre política con un ministro como protagonista, una rara avis dentro del panorama seriéfilo español que la hace más auténtica y disfrutable. Sobre todo por los nombres de quienes están detrás y delante de la cámara. Diego San José ha demostrado en más de una ocasión su capacidad para hacer humor de las situaciones que, en principio, menos humorísticas pueden parecer. Ahí esta Fe de etarras y a eso viene esta serie.
Porque la política de hoy en día no es como para tomársela a broma, dirán muchos, pero él está curtido en estos lares y sabe cómo hacerlo. Además, esa es su “manera de escribir”. Dice que él siempre lleva “las cosas hacia la comedia porque es lo que más me atrae, lo que más trabajo y es donde yo, personalmente, no solo como guionista sino a nivel de ciudadano, empatizo inmediatamente. Te diría que de toda cosa que es importante y de toda cosa que puede ser preocupante es necesario que haya una versión cómica. No lo arregla, no lo soluciona, sigue siendo igual de ruin todo, pero nos permite convivir mejor con ese aspecto de nuestra vida”.
La actualidad, mejor lejos
En un contexto como el actual, en el que los escándalos y los enredos políticos se suceden a una velocidad vertiginosa, intentar haber hecho una serie sobre políticos pegada al hilo de la actualidad no habría tenido sentido. Como explican protagonista y creador, se habrían quedado “obsoletos antes del estreno”. Y es que, como cuenta Cámara, cuando rodaban en junio España era un país con un panorama distinto al de ahora. “Me da miedo hacia donde van girando las cosas, no me gusta nada, me parece que están girando hacia un lugar muy oscuro y muy negro. Hemos hecho algo muy mal”, se lamenta un Javier Cámara, quien comenta también que “cuando se levanta la alfombra” solo sale lo malo de la política porque “la gente que lo hace bien, esa gente no está debajo de la alfombra (…) Los servidores públicos no sabes quiénes son”. Ellos no acaparan titulares.
En referencia a la ausencia de referencias a la realidad en Vota Juan, Diego San José argumenta que si hubiesen caído en la tentación de pegarse a la actualidad, el caso de las cremas de Cristina Cifuentes era muy jugoso, se habrían encontrado con varios problemas. “Primero, iba a envejecer muy rápido. Segundo, creo que la hacíamos más pequeña porque hay programas de actualidad semanal que ya responden a eso. Tercero, estábamos convencidos de que la política real iba a seguir goteando situaciones tan esperpénticas que nos iba a ganar”.
Por eso, hay una cosa que quiere dejar clara, “todo lo que pasa en la serie es invención nuestra”. Eso sí, añade que, partiendo de que Vota Juan es ficción, no cree “que se diferencie mucho de la realidad. Incluso, pensaría que muchas veces la realidad es tremendamente más grotesca que lo que nosotros hemos hecho”.
La política como un “ambiente hostil”
¿Se puede triunfar en la política siendo buena persona? Ni Javier Cámara ni Diego San José creen que sea posible. Para el primero no está claro si su personaje es mala persona porque es político o es político porque es mala persona. “Es un poco lo mismo”, responde. Para el segundo, Carrasco es “un poco de las dos porque siendo únicamente buena persona y si tu moral es absolutamente justa y correcta creo que no vas a sobrevivir mucho tiempo en el mundo de la política”.
El nominado este año al Goya por el guion de Superlópez, añade que sin ser político ni haber vivido la política en primera persona “se intuye que es una selva en la que si tu tienes unos ideales, que obviamente tienen que ser, espero, moralmente correctos, no vale con ser un tipo majo y simpático. Te van a intentar poner tantas veces la zancadilla que o entras al trapo o vas a caer como han ido cayendo muchos posiblemente por no tener esa maldad que creo que es necesaria. Ahora, siempre hablo de una maldad que sea por justificar un fin, que sea que tus ideales, en los que crees para el común de la sociedad, sean positivos”.
Esta explicación se ajusta a la perfección a lo que le ocurría al personaje de Carcetti (Aidan Gillen) en la aclamada The Wire. Él llegaba a la alcaldía de Baltimore con unas ideas muy claras y grandes planes sociales para la ciudad, pero una vez dentro era devorado por un sistema que trituraba ideales y buenas intenciones. San José lo compara más con Michael Corleone (Al Pacino) en El Padrino, que “no quiere saber nada de la violencia, no quiere ser mafioso”. Sin embargo, al final ocurre que existen ambientes en los que cuando uno entra solo hay una forma de actuar. “Creo que ninguno de nosotros individualmente puede cambiar todo un ecosistema y creo que la política es un ecosistema que se intuye bastante hostil, no solo por la competencia de los otros partidos, sino que te diría que se intuye que es bastante hostil incluso dentro del propio partido”, añade.
Eso sí, dentro de ese panorama oscuro, un mensaje positivo, una esperanza. “Quiero confiar que haya políticos con la suficiente capacidad de entrar al trapo a pulsos y zancadillas siempre y cuando sea para que puedan hacer mejor nuestras vidas”.
Con todo esto, de lo que trata Vota Juan es de la historia de un tipo que quiere triunfar, que se deja llevar por la ambición a sitios muy turbios moralmente, con una historia detrás que le hizo ser cómo es olvidando la importancia de cuidar a los suyos (su familia) y cuya vida personal es un desastre. Y alguien así, en un contexto como la política, es una bomba de relojería. Al final, como explica Javier Cámara, “lo que vienen a demostrar Juan Carrasco y Vota Juan es que detrás están los intereses personales y esos cambian cada momento, en una reunión, en un despacho. Pero es que eso lo hemos visto. Van saliendo y saliendo cosas y es que las cloacas son muy interesantes y en este caso lo queremos demostrar”.
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