Cargando...

estreno de la película 'lazos'

Estreno de la película 'Lazos' Domenico Starnone: "Me interesa la escasa coherencia de la personalidad masculina"

El escritor napolitano firma el guion de 'Lazos', adaptación al cine de su novela 'Ataduras', retrato de una convivencia tóxica, de la "incertidumbre" masculina y de las consecuencias de las falsas reconciliaciones en los hijos.

Publicidad

Película lazos.

madrid,

"Esta es la historia de dos personas que están juntas, pero sin querer estarlo". Así describe Domenico Starnone su novela Ataduras una disección de la relación de pareja y de sus grietas, de las profundas heridas que existen en la familia, y un retrato del delirio de malgastar toda una vida a cambio del placer de hacerse daño unos a otros. Ahora, el autor, "el mejor escritor vivo de Italia" para algunos, ha escrito la adaptación de su libro para el cine.

Publicidad

Dirigida por Daniele Luchetti y con Luigi Lo Cascio y Alba Rohrwacher en los papeles principales, la película –título que inauguró en 2020 la Mostra de Venecia- presenta a Aldo y Vanda, en Nápoles a finales de los años 70 y en el momento en que están a punto de separarse. Tiempo después, él regresa a vivir con su mujer y sus hijos. Estos llevarán para siempre sobre sus hombros el resentimiento inagotable que han visto siempre en sus padres y que, desgraciadamente, les ha mantenido unidos.

Click to enlarge
A fallback.

Convivencia tóxica, falsas reconciliaciones, desigualdad y discriminación hacia la mujer, deslealtades y venganzas se reproducen en este relato de pareja, desde el que Domenico Starnone aboga por nuevos modelos de familia y de parejas que destierren el odio y el resentimiento. El escritor habló desde su casa de Nápoles con Público sobre la historia y la película.

Hay quienes describen 'Lazos' como la historia de un abandono, ¿pero no es más un relato de falsa reconciliación y de convivencia tóxica?

El relato empieza con la ruptura del matrimonio. Hay arrepentimiento por parte de Aldo, pero cuando éste vuelve a su casa, su mujer había ya encontrado el equilibrio, tenía un trabajo y estaba a punto de empezar otra vida. Pero a Aldo le falta el suelo debajo de los pies, su relación con Lidia, su amante por la que abandonó a su familia, seguirá adelante hasta el final de su vida. Él vuelve porque Vanda le dice que él necesita estar en su familia. Aldo vuelve, pero sin estar convencido. Son decisiones que se toman por los lazos que están ahí, lazos que no son siempre el amor. Tan pronto como se reajustan las cosas entre los dos, él empieza a engañar a la mujer otra vez. Es la historia de dos personas que están juntas, pero sin querer estarlo. Y de todo esto pagan los platos rotos los hijos, porque no consiguen quitarse de encima su presencia. Ellos mismos dicen que sus padres han entrado en su cabeza y lo han hecho todo al revés.

Publicidad

Es corriente en sus libros que aparezcan hombres desleales, ¿cree que lo son más que las mujeres o es que le interesan especialmente?

Soy hombre y, por tanto, describo la realidad masculina. No creo que los hombres sean más o menos desleales que las mujeres, pero sí que son más frágiles y tienen más fisuras y son menos constantes que las mujeres. Lo que me interesa es la escasa coherencia de la personalidad masculina, su incapacidad de tener juntas todas las piezas para no dañar a los demás. Las mujeres, en las relaciones hombres-mujer, pierden su aspecto compacto cuando se enfrentan a lo masculino, porque masculino es sinónimo de incertidumbre. A mis ojos, la relación de pareja está basada en encuentros y desencuentros, en modelos antiguos, y eso se tiene que ir modificando. En caso contrario esas relaciones están abocadas a la muerte. Hoy hay nuevas formas de parejas que se crean gracias a estas modificaciones.

La excusa de la reconciliación muchas veces son los hijos, como en esta historia, ¿las consecuencias para ellos son siempre nocivas?

El error grandísimo de Aldo y Vanda es volver a vivir juntos sin condiciones. El error es esa reconciliación, volver a intentarlo pero sin convicción y sin analizar su relación. Es mucho mejor que una pareja se separe y encuentra formas civilizadas de convivencia con los hijos. Los hijos rechazan la forma de vivir de sus padres. Ana no tiene pareja fija, aunque sí tiene relaciones con hombres y mujeres, pero todo esto fuera del esquema de sus padres. Mientras que Aldo, el hijo, tiene distintas mujeres y ha conseguido establecer un equilibrio. Pero su comportamiento no es el fruto de su decisión, es más bien la reacción a lo vivido por sus padres.

Publicidad

¿Es posible que los lazos de odio y rencor sean más fuertes que los del amor?

Si la relación está enferma, es como la de la historia, el odio y el rencor puede ser mucho más fuerte que el amor. Ahí lo que entra en juego es un enorme placer en estar juntos y atormentarse. Cuando una sociedad y sus instituciones están enfermas, el odio y rencor forman una especie de cemento en las relaciones.

Imagen de la película 'Lazos'.

En una sociedad más igualitaria, donde las mujeres sean independientes, ¿las relaciones son más sanas?

Cuando la historia empieza Vanda es el personaje más débil, Aldo se ha ido durante cuatro años en los que ella ha seguido un proceso de independencia y de autonomía, consigue un trabajo… Lo que genera el drama es la vuelta de él y la aceptación de la situación por parte de ella solo para cobrarse venganza. En una sociedad más igualitaria, con mujeres independientes, las relaciones serían mucho mejor, pero no basta con corregir algo en el mundo socioeconómico de una pareja si en el mundo exterior hay opresión, agresión, tormento y todo esto prevalece sobre el amor, el cariño y la solidaridad.

Publicidad

En sus historias siempre está la familia, pero ésta a veces es venenosa ¿por qué nos aferramos tanto a ella?

La familia es el primer núcleo, el entorno donde aprendemos a amar a los padres y a los hermanos, pero también donde aprendemos a odiar, es fundamental para nuestro crecimiento. Es el núcleo donde se constituye el afecto primario. Pero no es algo de los países mediterráneos, aunque las familias en nuestros países tienen una especificidad, eso es verdad. Pero, por ejemplo, en las películas americanas de catástrofes suele haber un personaje que dice que hace algo por su familia, que su familia es lo primero, antes que el Estado, y ante la llegada de un asteroide, corre a su casa a rescatar a su mujer y a sus hijos, y ellos no tienen lazos religiosos. Entonces, eso de la familia es lo primero de todo no es solo nuestro, es de todo el universo, de países católicos, protestantes… es algo que mantenemos obsesivamente.

Cuando ve su historia en la pantalla, con rostros y cuerpos para sus personajes, ¿cambia esa historia para usted?

Lo cambia absolutamente todo. Cuando se escribe, se vive. Imaginamos lo que escribimos, no imaginamos necesariamente cuerpos y rostros, es algo indeterminado. Primero en el teatro ya se va determinando un poco y en el cine se avanza un poco más. Así que sí, es un choque, lo cambia todo. Además, por ejemplo, en el libro son tres monólogos y en la película es un punto de vista más objetivo. El cine necesita más corporeidad.

Publicidad