Este artículo se publicó hace 2 años.
'Rapa' no trata de quién es el culpable, sino de "por qué alguien normal mata"
La temporada completa de esta serie ambientada en Galicia, de seis episodios, se estrena este jueves en Movistar Plus+
María José Arias
Madrid--Actualizado a
De los creadores de Hierro. Esa es la muletilla que acompaña a Rapa en su estreno hoy en Movistar Plus+. Es decir, de Pepe Coira y Fran Araújo con la dirección de Jorge Coira y Elena Trapé. Una frase comercial que sirve de puerta de entrada a un thriller que comparte con el anterior del mismo equipo una extraña pareja de aliados, un lugar pequeño como escenario para el misterio y el thriller como género. Por lo demás, el juego que plantea Rapa es otro. Aquí lo importante no es el quién, porque eso se desvela pronto, sino el porqué.
Si en la aplaudida y premiada Hierro se acababa creando una sinergia extraña y magnética entre la jueza Candela (Candela Peña) y el sospechoso de todo Díaz (Darío Grandinetti), en esta la pareja protagonista la forman una agente de la Guardia Civil y un profesor de instituto. A Maite la interpreta Mónica López. A Tomás, Javier Cámara. Dos personajes totalmente opuestos que, como explica López en una conversación con Público, "se ayudan mutuamente". Al principio es posible que "por motivos más egoístas y al final porque se divierten juntos, se lo pasan bien". Y, en cierta medida, porque se necesitan. Para resolver el misterio que les quita el sueño, pero también para olvidarse un poco de sus problemas personales.
Ese misterio que les ocupa es saber quién ha matado a Amparo Seoane, la alcaldesa de Cedeira. Tomás estuvo allí, vio a quien lo hizo y escuchó sus últimas palabras, pero la niebla, la confusión del momento y su tendencia al protagonismo y a inmiscuirse no le convierten en un testigo 100% fiable. Hasta que Maite se da cuenta de que no se le da mal del todo investigar y de que en el fondo es su mejor fuente porque parece ir un paso por delante de ella en la búsqueda de pistas. Y si Tomás va un paso por delante, el espectador, que ya en el primer capítulo sabe quién fue, va un par.
Un "riesgo", en palabras de Javier Cámara, que, como explica Fran Araújo, "te coloca en un lugar". Sobre por qué decidieron apostar por un planteamiento así, comenta el cocreador de Rapa junto a Pepe Coira que "nuestra intención siempre fue '¿y ahora qué va a pasar?' Esto no debería estar pasando. A nivel de serie, las cosas no pasan donde deberían pasar…". Con eso lo que buscaban es que quien está viendo capítulo tras capítulo de los seis que componen la temporada no deje de preguntarse "cómo van a ser capaces de seguir esto. Incluso en el cinco (…) Está hecha desde ese sitio, no desde los giros".
Al final, de lo que trata Rapa no es de quién ha matado a la alcaldesa. "Más que quién es el asesino, es por qué alguien normal mata. Cómo alguien se convierte en un asesino, y cómo alguien se convierte en un investigador, y cómo alguien se convierte en… Todos los personajes se cambian por completo en la serie", resume uno de sus creadores. Añade que lo suyo es hacer "personajes". Y eso es lo que han hecho en Rapa, como hicieron en Hierro.
En este caso gran parte del peso recae en Maite y Tomás, pero también es todos esos secundarios que pueblan Cedeira, un lugar pequeño donde, supuestamente, todo el mundo conoce a todo el mundo. Supuestamente porque, como apunta Javier Cámara, sucede una cosa "interesante" y es que "se conocen mucho, pero no se conocen tanto". A él esa paradoja le recordaba "a series que nos han gustado recientemente como Mare of Easttown, que veías la implicación de esa policía y era casi familia de todos. Es una cuestión muy familiar. Hay un serie de condicionantes que él se pregunta y en el fondo dices, bueno, es que los principales sospechosos de todos los crímenes que hay en los últimos años siempre al final es un amigo que la vio por última vez, un familiar, un tío… Gente normal que durante seis meses ha disimulado cada día, ha llorado mucho y, de repente, descubres que es el asesino. Es decir, que todo está más cerca de lo que pensamos".
Una visión de Galicia alejada del tópico
Tras el éxito de Hierro, Rapa ha sido una vuelta a casa para sus creadores. A su tierra, a un terreno que conocen bien y con un reparto muy de allí. Una de las cosas que llama la atención es que los personajes son gente normal a la que le pasan cosas terribles que, por otro lado, son demasiado comunes. "Lo más difícil fue encontrar el tono porque es un tono que parece muy luminoso y vas con ellos dos que son pura luz, pero la serie es muy negra. Lo que cuenta es muy negro, pero nunca es denso y nunca es oscuro. De hecho es una serie que puedes ver con una sonrisa en la cara. Sin embargo, si te paras a pensar, es como 'hostias, es que todo es muy negro'. Hay como algo de intentar conseguir un retrato ligero de algo muy profundo, muy denso y muy complejo. Ser ligeros en eso y encontrar ese tono fue lo más complicado", resume Araújo.
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Todo escrito para un lugar, Cedeira, que los responsables de la serie conocen de primera mano y que, al ser un pueblo pequeño, le sienta muy bien al thriller. Es algo que suele funcionar cuando se trata de un caso como el que se plantea aquí. Eso se debe, para quien está habituado a escribir este tipo de tramas, a que elegir un pueblo o una isla "te permite una serie de cosas que no te puedes permitir quizá en otro tipo de historia. En este caso hay algo muy guay de poder diseccionar un espacio. Si es muy grande, no lo puedes diseccionar. Hay un nivel político, un nivel familiar, un nivel de la Guardia Civil… y, sobre todo, cómo un crimen puede hacer que confluyan todos esos espacios solo sucede en un sitio pequeño".
No es lo mismo la muerte de un alcalde o una alcaldesa en una gran ciudad que en un pueblo, porque, añade, "en un sitio pequeño te permite relacionar con el crimen a mucha gente (…) En un sitio pequeño te puedes permitir que esas casualidades sean verosímiles, porque es normal que estas cosas estén conectadas. Y eso nos permite construir como un universo muy complejo".
Por otro lado, sobre su vuelta a Galicia, con actores de allí que Pepe Coira conoce desde hace años, aclara Araújo que su intención siempre fue alejarse del retrato habitual. "El retrato que hay de Galicia no es el del sitio oscuro, porque nos parece un tópico ese retrato de Galicia: sitio pequeño, opresivo, con la niebla, las meigas… Justo hicimos la serie en Galicia para hacer lo contrario. Porque sí hay una representación muy tópica de Galicia, que no es la que hemos vividos". Cambiaron el retrato de Galicia en la ficción, pero también quisieron hacer lo mismo con el del género yéndose hacia lo "normal". Es decir, sin lluvia, sin niebla y con un protagonista que "tiene gracia, mucha vitalidad" y no es el típico "detective alcohólico".
Ese reparto de actores que encabezan Mónica López y Javier Cámara lo completan, entre otros, Lucía Veiga, Eva Fernández, Toni Salgado, Ricardo Barreiro, Berta Ojea, Jorge Bosch, Santi Prego, Paula Morado, Adrian Ríos, Iria Sobrado, Tito Asorey, Mabel Rivera, Víctor Mosqueira, Nacho Castaño y Lara Boedo. De interpretar a gente normal y que funcione en pantalla Cámara dice que "cuando llegan al rodaje los actores es donde se ve que todo crece si tienes buen material. Es como la levadura, siempre lo digo, estás haciendo una tarta, la has metido en el horno y echas la levadura. La levadura son los actores rodando en ese momento. La tarta se eleva. Entonces empiezas a entender las motivaciones de cada personaje, cómo se defiende cada uno, cómo entra cada uno en la historia y luego el director está ahí para decir: 'Cuidado, no cruces esa línea, no hagas esto…' La comedia siempre me ha parecido muy matemática, pero el thriller también lo es. La estructura es muy exacta".
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